La vida de un pueblo, de una localidad o de una ciudad depende, en gran medida, del esfuerzo y de las ganas que cada habitante pone en el día a día. Sin embargo, esta fortaleza debe ser acompañada por una decisión política acertada para que los resultados se potencien y realmente den sus frutos.
Cayastá podría ser un ejemplo si logran hacer lo que se proponen. Desde hace dos años, esta localidad logró crecer de la mano del turismo. Poco a poco, empresarios locales, nacionales y extranjeros desembarcaron en este lugar para desarrollar sus proyectos. Hoy, los complejos de cabaña y estancias están a la vista e intentan ubicarse a la altura de las circunstancias para responder a la demanda actual.
Todo esto generó movimiento en la región y los lugareños se acostumbraron a ver caras nuevas y a compartir sus costumbres con los visitantes. Con el correr del tiempo, tanto los de afuera como los de adentro, empezaron a cumplir un rol muy importante. Es que la llegada de turistas es tan alentadora como la buena receptividad que ofrecen los actores locales.
Valorar "lo nuestro" es fundamental para que los réditos de este desarrollo regional se queden aquí. Integrar a los pobladores en los distintos puestos de trabajo que surjan a raíz de esta mayor actividad es indispensable para que los que siempre mantuvieron vivo a Cayastá se sientan más cerca de la inclusión y mucho más lejos de la exclusión. Porque, de una vez por toda, sería bueno que todos se den cuenta que lo de acá puede ser tan o más valioso que lo que viene de afuera. Esta es la propuesta que esbozan desde la Comuna de Cayastá con el firme propósito de mejorar las condiciones socioeconómicas de sus habitantes. Un buen ejemplo para que más de uno -empresarios, funcionarios, políticos, entre otros- se anime a imitarlo.