Los estudiantes de secundaria de Chile iniciaron hoy una paralización nacional a la que se sumaron un centenar de otras organizaciones sociales, con incidentes en algunos sectores de Santiago tras la instalación de barricadas en las calles.

Los escolares paralizaron las actividades en todos los colegios públicos de Chile y mantienen tomados más de un centenar de establecimientos educacionales de Santiago y las principales ciudades del país.

Aunque el llamado de los dirigentes estudiantiles era a realizar una "movilización pacífica", algunos incidentes estallaron temprano en el poniente de Santiago, cuando un grupo de jóvenes encapuchados instaló barricadas en una de las calzadas de la Alameda, la principal avenida de Santiago.

La policía cercó el lugar pero no se enfrentó con los manifestantes.

Estudiantes instalaron también barricadas en el sector de Quilín, en el sur oriente de Santiago, y la comuna de La Florida, en el sur.

Fuentes policiales indicaron que piquetes de entre 20 y 25 manifestantes incendiaron neumáticos en algunas esquinas de denso tráfico de vehículos y peatones, pero escaparon antes de la llegada de las fuerzas del orden, por lo que las vías fueron despejadas rápidamente.

Los dirigentes estudiantiles reiteraron a primera hora de hoy que su convocatoria no incluye marchas ni movilizaciones callejeras, sino jornadas de reflexión y asambleas en los colegios, pero otros sectores que se han plegado al movimiento, como estudiantes universitarios y grupos políticos, han llamado a salir a las calles.

Los secundarios luchan por la reforma de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (Loce), impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet, y de la jornada escolar completa, así como por la gratuidad de las pruebas de selección universitaria y del transporte público.

El paro nacional de actividades lograría una adhesión de más de un millón de estudiantes y profesores, de acuerdo con estimaciones de los estudiantes.

La movilización convocada por la Asamblea de Estudiantes de Secundaria cuenta con el apoyo del gremio de los profesores y de la Federación de Estudiantes Universitarios, además de otro centenar de organizaciones sociales.

El llamado a paro es el segundo que se realiza en menos de una semana, después de la paralización nacional del martes pasado, que culminó en violentos incidentes con la policía y dejó un saldo de más de 700 detenidos y una decena de heridos, en su mayoría periodistas y reporteros gráficos.

Los estudiantes llamaron al paro después de rechazar una propuesta del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, que acogió en parte el petitorio de los escolares sobre la gratuidad de la tarifa del transporte público y de una prueba nacional de selección para las universidades.

El gobierno anunció la semana pasada una serie de medidas que acceden a la mayoría de las demandas, pero dijo que no era posible solventar el transporte gratis por su alto costo, de 166.000 millones de pesos (unos 313 millones de dólares) al año.

Los escolares, que iniciaron hace más de un mes su movilización, exigen también una profunda reforma a la educación pública chilena, que muestra magros indicadores de calidad.

Las autoridades dijeron hoy que esperan que la jornada sea tranquila, pero advirtieron que la policía reprimirá cualquier intento de alterar el orden.

Los dirigentes estudiantiles, junto con reiterar sus demandas y carácter pacífico de la movilización, llamaron a los automovilistas a respaldarlos con un "bocinazo" a las 19.

Dirigentes de Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), los dos partidos de oposición de derecha, atacaron la gestión educacional de Bachelet y apoyaron también las demandas de los estudiantes.