El planeta fútbol consume la espera con la expectativa y ansiedad que precede a los grandes acontecimientos deportivos. Seis años después de haber sido designada por la FIFA como sede, Alemania se convertirá a partir de mañana, y durante un mes, en el centro de atención de quienes aman este deporte y también de quienes sólo le prestan atención cada cuatro años.
Mañana, entonces, será el gran día: en Munich, una de las doce sedes, Alemania y Costa Rica animarán el partido inaugural a las 13 de la Argentina, con el arbitraje del argentino Horacio Elizondo, quien tendrá como asistentes a otros dos compatriotas: Rodolfo Otero y Darío García.
Y en Gelsenkirchen, la ciudad donde la Argentina disputará su segundo partido, el viernes 16, ante Serbia y Montenegro, la selección de Polonia y Ecuador también harán su estreno en la Copa del Mundo, desde las 16 de la Argentina.
Ambos encuentros corresponden al Grupo A, en el que los locales y Polonia aparecen como los favoritos para avanzar a los octavos de final.
Alemania afrontará el Mundial con la fuerte ventaja que supone la localía, pero habrá que ver si logra sobreponerse a las críticas que persiguieron a su entrenador, Klinsmann, durante toda la etapa previa.
Al margen del escepticismo de buena parte del pueblo alemán, y también de buena parte de la prensa mundial, parece temerario excluir a Alemania del listado de candidatos al título.
Un listado que también incluye a la Argentina, Inglaterra e Italia, aunque los "azzurros" llegan condicionados por el escándalo que sacude al "calcio" por sospechas de corrupción que involucran a la Juventus y llegaron a rozar al técnico del seleccionado, Marcelo Lippi.
La omisión de Brasil entre los candidatos obedece a que los pentacampeones mundiales son aún más que simples aspirantes: a priori, aparecen como los favoritos excluyentes para alzar la copa en la final del 9 de julio, en Berlín.
Claro que esto es fútbol y los pergaminos, los pronósticos, en fin, todo lo relacionado con lo que vendrá, necesita ser ratificado en los campos de juego. La historia registra infinidad de casos en que equipos que se perfilaban para comerse crudos al resto terminaron derrapando de manera impensada.
Sin ir más lejos, en Corea y Japón 2002, la Argentina se volvió en la primera ronda contra todos los pronósticos que la señalaban como gran candidata gran. Además del debut argentino ante Costa de Marfil, el sábado también comenzará a rodar la pelota en el Grupo B, con los choques Inglaterra ante Paraguay, a las 10 de la Argentina en Francfurt, y Trinidad y Tobago contra Suecia, a las 13, en Dortmund.
El domingo habrá que seguir de cerca lo que ocurra con Serbia y Montenegro y Holanda, los otros dos rivales del seleccionado argentino en el Grupo C, que se enfrentarán en Leipzig, a las 10. También se pondrá en marcha el Grupo D.
Seguramente, José Pekerman y sus dirigidos seguirán de cerca los encuentros México-Irán y Angola-Portugal, ya que de esos cuatro equipos saldrá el eventual rival de la Argentina, en caso de pasar de ronda.
Es que el sorteo que se realizó en diciembre del año pasado determinó que el primero del Grupo C enfrente al segundo del D, en octavos, y el segundo del C, al primero del D.
Aunque por lo bajo, en el campamento argentino reconocen que sería bueno evitar a México, cuya evolución como fuerza colectiva en los últimos años y su juego ofensivo la transforman en una de las posibles sorpresas del Mundial.
El lunes se jugarán tres partidos: Italia-Ghana y Estados Unidos-República Checa, ambos por el Grupo E, y Australia-Japón por el F.
Para ver en acción al Brasil de Ronaldinho, Kaká, Ronaldo y Adriano, también integrante de la zona F, habrá que esperar hasta el martes, día en que se medirá con Croacia, en Berlín, a las 16.
También el martes se abrirá el Grupo G, con los choques Corea del Sur-Togo y Francia-Suiza.
Los últimos equipos en debutar serán España-Ucrania, que estarán frente a frente el miércoles en Leipzig, y Túnez-Arabia Saudita, que el mismo día jugarán en Munich, en ambos casos por la el Grupo H.
Los dos primeros de cada grupo pasarán a los octavos de final y a partir de entonces las llaves se definirán mano a mano. El nombre del campeón se conocerá después de un total de 64 partidos y un mes exacto de competencia. Estarán la mayoría de los mejores jugadores del mundo. En tiempos de rigores físicos extremos y tacticismos muchas veces desmesurados, la pelota espera que, en su máxima cita, el fútbol la trate bien.