ANOCHE PRESENTÓ "AHÍ VAMOS" EN UNIÓN
Los dos regresos de Gustavo Cerati
Retornó a la ciudad después de quince años de ausencia. Y volvió al rock de guitarras, su sello característico.

NATALIA PANDOLFO

Líneas negras y blancas huyendo hacia el punto de fuga. En el centro, un reflector delimitando un círculo blanco. Y en el medio, una sombra: sólo un hombre y su guitarra.

Ésa fue quizás la mejor síntesis del espectáculo que anoche brindó Gustavo Cerati en Unión.

Quince años demoró en volver a Santa Fe, después del legendario álbum de Soda Stéreo "Canción Animal". Quince minutos tardó en saludar a su público. "Hola, Santa Fe, finalmente por aquí... Bueno, me tengo que ir, adiós", sonrió, como pasaporte para introducir "Adiós", de "Ahí Vamos", su último disco.

Con un estadio casi repleto Cerati demostró, a lo largo de dos horas y veinte, que este trabajo es una especie de síntesis de todas sus etapas, desde Soda hasta sus placas más vinculadas con la música electrónica. "Bomba de tiempo", por ejemplo, fue una fusión permanente entre el sintetizador y los sonidos más acústicos.

"Cómo están, hermosos. Al tema que viene ahora lo hicimos hace muchos años", adelantó. Y la gente ovacionó. Con luz roja de fondo interpretó "Ecos", del disco "Nada personal" (1985). "Lo desempolvamos gracias a esta compañía magnífica que tengo", explicó. Se refería a Richard Coleman y Fernando Samalea, que formaban la banda Fricción junto con el cantante, allá por 1984, y que ahora lo acompañan nuevamente en guitarra y batería, respectivamente. Fernando Nalé en bajo y Leandro Fresco en teclados y coros completan el grupo, que sonó como un bloque compacto y sin fisuras a lo largo de los más de veinte temas que tocaron.

Por el escenario y acompañados de un excelente dispositivo de iluminación pasaron "Tu medicina", de Colores Santos (1992), "Toma la ruta", de Dynamo (1992), "Otra piel", "Medium" y "Me quedo aquí" de Ahí Vamos (2006). La gente cantó a coro "Engaña", de Bocanada (1999).

Después, llegó una versión magistral de "Té para tres", de Canción Animal (1990), que Cerati presentó como el "blues de Santa Fe". Le siguieron "Avenida Alcorta", de Amor Amarillo (1993) y "Dios nos libre", de Ahí Vamos.

El músico se dio el lujo de introducir un sonido que recordaba a una cajita de música, en medio del rock más pesado. Jugó con un malambo que, en pocos segundos, se convirtió en "Cosas imposibles", de "Siempre es hoy" (2002). Le robó el palo al baterista y retrasó por unos segundos el remate de un tema. "�Qué le pusieron a la bebida?", se rió.

Después, tocó "Vivo" y "Lago en el cielo". Jugó todo el tiempo con su voz, fue del agudo casi imposible al grave más sensual en cuestión de segundos y sacudió el cuerpo como si sus más de 40 hubieran quedado perdidos en algún rincón, debajo del escenario.

Después de una hora y media, la banda saludó y se fue. Las luces suspendieron el juego enloquecido que habían estado practicando y el estadio quedó a oscuras. Todavía faltaba lo mejor.

ADORABLE PUENTE

"La espera me agotó...", dice la letra de "Crimen", el tema con el que la banda volvió a pisar el escenario. No fue la sensación de la gente: fueron sólo diez minutos, necesarios para recuperar el aliento.

Los temas que siguieron formaron parte de un repaso por la historia del artista: "Paseo inmoral" de Bocanada (1999), el clásico "Prófugos", de Signos (1986) y "Planta", de Sueño Stéreo" (1995).

Para el final la banda eligió "Puente". De repente, el sonido se interrumpió y el público y su artista corearon a capella la frase "gracias por venir", de ese tema. El mensaje quedó flotando en el aire. "Ojalá no vuelvan a pasar quince años... No tienen por qué", sugirió el músico. Antes de bajarse, dejó un bello regalo: "Jugo de luna".

Básico

"Ahí vamos" marca la reaparición de Cerati en el mercado, después de "Siempre es hoy", de 2002.

Es un éxito de ventas: sólo en Argentina lleva vendidas más de 40 mil placas.

El artista viene de presentarse en México y realizará presentaciones en España, Inglaterra y Bélgica.