Las Flores
El ritmo de la cumbia que contagia a todos
El ritmo tropical, como se lo denomina en estos tiempos, se expande desde los alto parlantes en la mayoría de los barrios de la ciudad. En Las Flores, además, la pasión por esta música hizo que muchos de sus vecinos se dediquen a componerla y representarla.

Desde Colombia, donde los esclavos negros trasladados hasta allí comenzaron a crear sonidos y coreografías que les permitieran expresarse libremente, hasta Las Flores hay un largo trecho. Será que la cumbia tiene ese ritmo contagioso que invita al "jolgorio", más allá de todas las distancias, que es exactamente lo que el término significa (*). Y si algo tuvieron y tienen los primeros vecinos del barrio es "fiesta".

No son pocos los que en este paraje al norte de la ciudad se iniciaron en el arte de hacer sonar los teclados, tumbadoras, guitarras, timbaletas, güiros y bajos, según la ocasión. Los pies avanzando y retrocediendo, las manos en la cintura de la pareja elegida y los colores estridentes de la vestimenta coronando la situación que, seguramente, todos los habitantes de Las Flores experimentaron; son sus elementos constitutivos.

Y algunos fueron por más. Quisieron vivir el ritmo desde arriba de un escenario, mirando el cuadro en que los espectadores se contagian con sus letras "picarescas" y personalidades histriónicas. El equipo de Voces se encontró con tres de ellos: el "Negro" Martínez, Emiliano Cáceres y Nelson Casas.

El primero, "afilador, cantante y de todo un poco", seduce con las letras de Modesto el papi, No puedo darte una flor, Prueba de amor y Obsesión. Mientras que Emiliano, que hace 47 años está en la música, se presenta en clubes de abuelos, casamientos y fiestas, con la "verdadera cumbia tropical". Busquen cómodos zapatos, algo en rojo o amarillo, y aprovechen las lecciones que dejan estos vecinos de Las Flores.

íSiga el baile!

47 de los 66 años de su vida se dedicó a la música. De manera simultánea, hasta hace cuatro, fue empleado municipal. Ahora Emiliano Cáceres, luego de integrar muchos equipos, tiene su propio "conjunto": Grupo Nostálgico.

Con éste, "tenemos presentaciones en los clubes de abuelos, en casamientos, cumpleaños... Y cantamos de todo". La amplitud de repertorio lo es siempre dentro de ciertos límites. Es que para Emiliano "el estilo de antes ya no es el de ahora. La cumbia santafesina cambió. La cumbia es un ritmo tropical, no una movida. Es un ritmo colombiano".

Por eso hicieron de la nostalgia una identificación que le llegó luego de integrar "muchos conjuntos tropicales donde tocaba la guitarra, como ser Salamanca y Los Reales".

Nelson Casas comparte con él la profesión que no llega a serlo por inconstante, en lo económico, claro. Digamos que es una vocación bien definida que alimentó en este barrio en que "las casas se adquirieron por sorteo del Fondo Nacional de Vivienda".

Cuando él llegó a la torre 4, gracias a que el sorteo le resultó favorable, había 1.300 familias. Después, "el barrio fue creciendo increíblemente y hoy por hoy hay un exceso de habitantes".

Filo día y noche

Cuando le preguntamos con quién le iba mejor en eso de afilar, si con las mujeres o los cuchillos, su risa reconoció que fue "50 y 50". En realidad -siguió con tono bromista-, "me tuve que dedicar a la música para zafar" -con las chicas, claro.

El "Negro" Martínez, que se autodefine "afilador, cantante, autor y de todo un poco", durante el día atiende a peluqueros, cocineros, amas de casa, costureras y demás vecinos, en el local donde tiene los elementos para hacer que todo tipo de tijeras y cuchillos corten como deben. A la noche, con los floreados asomando en sus camisas y la guitarra en mano, entona las letras que él mismo escribe.

Está en ambas actividades desde hace 30 años. A las dos se las enseñó el mismo maestro. Para afilar atiende en Regimiento 12 de infantería al 4400, para cantar en el 154 211717. También es jubilado, aunque no se le notan sus 70 años por lo que se le cree la afirmación de que el show de su disco "El Negro Martínez y la morrudita" es "para la joda, joda, eh... Terminás transpirando".

Y esa es la sensación que reina en el ambiente cuando canta "La Cupecita", una creación suya que considera como "picaresca". El relato gira entorno de una chica que trabajaba mucho y "juntaba guita. Trabajó, trabajó y se compró el auto. Cuando salió a pasear con la hermana, se lo chocaron de atrás". El "Negro", con un poco de timidez, tararea delante del grabador: "íPobre Carmencita! Laburó, laburó... Pobre de mi cú, pobre de mi cú, pobre de mi cú- pecita...".

(*) El origen del nombre "cumbia" proviene de la expresión cumbé, que significa "jolgorio" o "fiesta".