Una tribuna sin funcionarios

La semana culmina con los ecos del paro agropecuario resonando en los oídos de los funcionarios del gobierno nacional. El campo fue y es el único sector que le hizo contra a un presidente que cree que no la merece.

Debería saber que en el ejercicio republicano, las voces que marcan los errores de quienes ejercen el comando no son necesariamente conspiraciones oscuras pergeñadas desde organizaciones secretas, sino el saludable juego de la democracia, gracias al cual ellos mismos accedieron al poder.

Tal vez lo que más le duela a esta gestión pasa por el fin último del reclamo y por la metodología del mismo. Se trata de la dignidad de la causa, ejercida por aquellos que hacen del trabajo un culto y que a lo largo de la historia del país han soportado de manera silenciosa tranqueras adentro el ataque y la sorna sistemática de todos los gobiernos.

Es verdad que el sector rural no corta rutas, sino que se expresa su hartazgo con banderas argentinas y pancartas que reflejan sus lugares de origen, muchos de los cuales están siendo ahogados por una política que asfixia inexorablemente a las economías regionales, sobre todo las del norte de nuestra provincia ganadera.

El paro agropecuario mostró una adhesión sin precedentes del ruralismo nacional, un Mercado de Liniers que juntó 400 cabezas entre el lunes y el martes, un Mercado de Rosario que operó al 40 % de sus movimiento habitual, y una cartelera de remates que suspendió tres subastas en nuestra zona. La medida no afectó el normal abastecimiento por las precauciones que tomaron los frigoríficos y porque los productores decidieron no ampliarla por más tiempo, pero por primera vez vimos una medida efectiva y no sólo simbólica. El campo demostró que podía instalarse en la agenda periodística del país para que ése sea uno de los temas más importantes a resolver, aunque el gobierno parece no haberlo entendido de la misma manera.

Además, el desarrollo de la tradicional muestra de Palermo evidenció en el patio del poder y frente a sus narices el éxito de todos los años de la muestra. El brillo de los animales, el lujo en la preparación de los stands, las tribunas repletas de público del campo y la ciudad, hermanados en el deseo de aprender y conocer mas sobre el trabajo rural, nuestras raíces y nuestra historia productiva y agroexportadora.

Palermo sigue siendo la vidriera de la dignidad que mencionamos, la exposición más grande, histórica, aglutinante y representativa de todo el sector.

Al escribirse estas líneas se duda seriamente de la presencia de algún funcionario del gobierno nacional en la apertura de la muestra, algo inédito en los 120 años de existencia de la misma.

La respuesta del poder fue el lanzamiento del plan ganadero nacional, anunciado con bombos y platillos. Se trata de 900 millones en 4 años, es decir 225 millones por año, dividido por 200 mil productores resulta en la "ostentosa" suma de 1.125 pesos por productor. �Será por eso que no quieren ir?