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Mientras la novia elige su vestido cumpliendo un sueño y la madrina lo hace para acompañar y deslumbrar sin opacarla, a menudo parece difícil establecer parámetros para vestir a los niños para una fiesta de casamiento. En especial si éstos forman un cortejo que antecede a los homenajeados en su camino al altar, siendo el centro de las primeras miradas.
Carmen Bergaña tiene tiene dieciséis años de experiencia en vestir cortejos de niños para bodas y opina que "tanto el vestido de la niña como el traje de nene deben ser confeccionados para este momento en especial, y no improvisados, con prendas elaboradas para otro fin".
Siguiendo esta impronta, la moda clásica propone reproducir en el vestido de la nena y en la faja o el pastrón, moño o corbata del varón, algún detalle que la novia tenga en su vestido. Esta combinación debe ser armoniosa, debe distinguirse sin sobresalir demasiado, y combinar los colores del vestido de la nena con el traje del pequeño galán.
Por lo general, los cortejos de bodas están formados por niños de entre cuatro y ocho años. La moda infantil sigue eligiendo para las nenas vestidos clásicos de cuello, punto smok y mangas farolito o sin mangas. El abrigo se compone de camperitas que deben coincidir con el vestido en algún bordado.
Dado que el clima de nuestra región no presenta temperaturas extremadamente bajas, se utilizan telas livianas o rústicas, en colores clásicos como el azul, el rosado y el blanco. Otras opciones son el verde manzana, los colores secos o la gama de los pasteles. También en celeste y rosado.
Al igual que en otros ámbitos de la moda, aquí también se puede combinar texturas y motivos: los más elegidos son los moños y lunares, vestidos pintados y el siempre vigente punto smok, hoy en hilos de seda o macramé para lograr un efecto más rústico.
El cortejo goza de un protagonismo especial en la ceremonia de casamiento, por eso se debe procurar un vestido que se distinga pero que pueda volver a usarse para cumpleaños y otros eventos de elegancia.
Vestir a los varoncitos suele ser más difícil que a las nenas, ya que deben combinar elegancia y comodidad con prendas que puedan volver a usarse en otra ocasión.
En este sentido, los más elegidos son los pantalones largos o bermudas -según la estación del año-, de gabardina liviana que se pueden volver a usar para cumpleaños.
La camisa suele ser de ratier u otra tela fina, con corte clásico, ya sea de mangas largas o cortas. Se usan con botones escondidos y se acompañan con pastrón, corbata, moño o pañuelo al cuello. Para sumar elegancia, se utiliza una faja del mismo color que el vestido de la nena y que repita un motivo del que lleva la novia.
Para erradicar prejuicios, es necesario comentar que los costos van desde los $ 100 a los $ 130 para la confección de vestidos y también para el conjunto completo de niño, que incluye pantalón, camisa y el juego de corbata y faja.