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La decoración del lugar donde se realizará la fiesta es regida por un concepto inicial, definido por los novios, que logrará una armónica cohesión entre los diferentes elementos. Dado que las bodas tienen una marca especial que gira alrededor del blanco, la especialista en ambientación de eventos Carla Gagneten opina que "la combinación del blanco con colores que se destaquen en los detalles es una buena opción. Estos toques de color pueden estar en los centros de mesa, los almohadones de los livings, las flores o las velas".
Tanto en lugares cerrados como en espacios abiertos, el espacio ideal para celebrar una boda debe incluir pequeños detalles de vegetación. La inclusión de plantas en los centros de mesas o rincones, generan armonía y calidez. Pueden combinarse con flores y velas, para lograr espacios luminosos e íntimos.
En cuanto a la distribución de los invitados, las últimas tendencias proponen una nueva opción: su reemplazo por livings compuestos por sillones, mesas amplias y puffs. Estos pueden utilizarse en reemplazo de las mesas en un estilo distinto, para descontracturar la formalidad de los eventos en fiestas de gente joven, o para generar distintos rincones de descanso o conversación.
María Teresa Guala de Elli propone estos espacios "para todo tipo de fiestas. En aquellas que elijan un estilo tradicional de distribución en mesas, los livings se destinan a sectores cercanos a la pista de baile, para que los invitados descansen sin quedar excluidos. También son una buena opción para recibir a los invitados al trasnoche y para el momento de las fotos".
Por su parte, las decoradoras Corina Passadore y Soledad Vicentín, proponen los livings como "algo nuevo y desestructurado. Si la fiesta se realiza íntegramente con livings, éstos se componen de mesas amplias donde entran los platos, y sillones con respaldo que brindan más comodidad que las sillas tradicionales". Esta tendencia es la más elegida en Europa, ya que brinda la posibilidad de distribuir a los invitados en grupos más amplios y favorecer, así, la interacción de las personas que pueden sentarse en grupos de amigos, fuera de la distribución tradicional que asigna lugares en las mesas.
En las bodas, el color de los livings debe estar a tono con la decoración del ambiente. Así, las mesas pueden ser de madera o en tonos de blanco, que también imperará en los sillones. El toque de color estará en los almohadones o en una cinta o faja en otro tono que combine con el resto de la decoración.
Estos livings compuestos por mesas bajas y sillones permiten jugar con el espacio y las capacidades. Así, se pueden agrupar mesas y sillones para albergar de una a tres decenas de personas, o para componer una reunión de apenas cuatro. Además, la distribución de puffs en diversos lugares permite que la libre movilidad entre los grupos y su integración.
En las fiestas de ambientación tradicional, los livings pueden recrear ambientes temáticos. En lugares abiertos -y especialmente para celebraciones al mediodía-, se le pueden anexar "gacegos": columnas que circundan el living y lo recubren de telas a modo de techo. También se pueden crear rincones rústicos, o a modo de jardín de invierno.
En todos los casos, la ambientación se adapta al gusto y necesidad de cada uno. Lo importante es contar con un asesoramiento integral que permita elaborar una fiesta original. En este sentido, el wedding planner Matías Fernández propone "que la fiesta hable de los novios, de sus gustos y características personales. Que no se repitan estándares, que sea un evento especial y único".