La teoría del suicidio en jaque

Las huellas de Hitler en Argentina

Según la investigación de Abel Basti, el dictador alemán dejo signos de su paso por nuestra país cuando concluyó la II Guerra Mundial. Foto: Agencia EFE.. 

Después de una minuciosa investigación, el periodista Abel Basti afirma en un libro de su autoría que el suicidio del führer en Berlín al finalizar la II Guerra Mundial fue una farsa y que el realidad vivió muchos años más en nuestro país, al que llegó en un submarino que lo trajo hasta la Patagonia

El periodista Abel Basti ha plasmado en un libro que Adolf Hitler vivió en la Argentina una vez concluida la II Guerra Mundial, y considera "una farsa" la versión oficial de que el führer se suicidó en Berlín.

El líder nazi y su mujer, Eva Braun, habrían llegado a las costas patagónicas en un convoy de submarinos que desembarcaron entre julio y agosto de 1945, y a partir de allí emprendieron un derrotero que se reconstruye en "Hitler en Argentina", de reciente aparición.

Si bien el periodista argentino no puede precisar la cantidad exacta de desembarcos, tiene acreditados al menos tres en Caleta de los Loros, una pequeña ensenada situada en la provincia sureña de Río Negro.

"Con un magnetómetro determinamos que tres sumergibles alemanes están a unos 30 metros de profundidad en esa zona, cubiertos por una capa de arena. Este hallazgo, que denuncié a las autoridades navales, es una de las muchas pruebas que existen sobre desembarcos de submarinos nazis en Argentina", aseguró a EFE.

Para Basti, que trabaja con investigadores europeos para establecer el itinerario de Hitler tras la II Guerra Mundial (1939-1945), el líder del Tercer Reich vivió primero en una estancia cercana a Bariloche y luego en una mansión en Villa La Angostura.

Esa finca, situada en medio de un frondoso pinar a orillas del lago Nahuel Huapi, pertenecía al empresario argentino Jorge Antonio, uno de los hombres de confianza del tres veces presidente del país Juan Domingo Perón.

Las fotos de esa residencia aparecen en el primer libro de Basti, "Bariloche nazi", una suerte de guía turística sobre los lugares que sirvieron de refugio a Hitler y otros jerarcas como Martin Borman, Joseph Mengele y Adolf Eichmann.

En esta segunda obra, el periodista presenta lo que considera numerosas pruebas de "movimientos" posteriores del dictador alemán en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y La Rioja.

El capítulo Córdoba

Al capítulo de Córdoba lo considera vital en el armazón de un rompecabezas que todavía no tiene resuelto por completo.

"En la localidad cordobesa de La Falda vivió la familia de Walter e Ida Eicchorn, los principales financieros de Hitler en Sudamérica. Hay innumerables cartas cruzadas que prueban que tenían un vínculo muy fluido", cuenta Basti.

"El matrimonio tenía una criada, Catalina Gamero, que aún vive y me ha relatado que ella misma atendió en 1949 a Hitler, a quien llamabanel primo, en el hotel que tenía la familia. El führer estuvo allí unos días y luego se trasladó a una casa cercana que los Eicchorn habían construido en el cerro Pan de Azúcar", comenta.

Basti dice que esta versión de Catalina Gamero fue confirmada por un periodista de La Falda que, aún adolescente, ingresó en la casa de los Eicchorn y pudo ver fotos de Hitler con Walter e Ida, además de cartas anteriores y posteriores a la guerra.

"También está corroborada por un documento del FBI que reproduzco en el libro y que señala que ya en 1945 estaba todo preparado en La Falda para recibir a Hitler. El informante era el jardinero de la familia Eicchorn", destaca.

"Hitler en Argentina" incluye además pruebas sobre un encuentro del dictador con Ante Pavelic, líder pro-nazi croata de la II Guerra Mundial, quien vino a vivir "bajo protección" a Argentina junto a sus más estrechos colaboradores y estableció casi como un gobierno en el exilio.

"Fue en Mar del Plata e incluso participaron Eva Braun y la esposa de Pavelic", subraya Basti.

Según Catalina Gamero, quien se enteraba del paradero del líder nazi cuando la operadora telefónica le anunciaba las llamadas de el primo, Hitler se comunicó con los Eicchorn hasta 1964, cuando murió Ida.

"También existen versiones de que Hitler cruzó la frontera y se reunió con caudillos paraguayos, en épocas del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989)", sostiene el periodista.

Carlos Werd (EFE)