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Antes de las diez de la noche del sábado 16 de septiembre, la cara de Ariel Ramseyer -santafesino de 35 años y colonista hasta los huesos- se hacía conocida en todos los canales de televisión. Era el muchacho de rojo que "a lo Baldomir" hacía justicia futbolera con manos propias: agarró al plateísta que tiró el encendedor que tumbó a Horacio Herrero, juez de línea que marcaba el ataque de un Colón que ganaba -por fin- tranquilo un partido ante un rival importante como es este Vélez.
Con su esposa Carina y sus dos hijos va siempre a la cancha "para sufrir por Colón, que es mi vida". Agustín tiene 4 años y Virginia apenas 7 meses. "Kuliqui", como es su apodo y lo conocen todos, sabía de antemano que el Colón-Vélez de anoche iba a ser inolvidable. Es que se le estaba cumpliendo "el sueño del padre", porque Agustín -de 4 años- saltaba a la cancha de la mano del "Bichi" Esteban Oscar Fuertes. "Es más, la nena iba con Tombolini, pero como tiene siete meses se largó a llorar en la manga y la dejamos con nosotros", confiesa hoy temprano en esta nota exclusiva a El Litoral. Reconoce que cuando se acomodó en la platea, Malandra estaba festejando el 1-0.
"Soy socio desde que siendo chico no me dejaron entrar por ser menor. Tengo 35 años y como le pasó a muchos, me comí con Colón la "B" entera, con IVA y aguinaldo. A los chicos, Agustín y Virginia, primero los hice socios y después los anoté con el documento: van a la cancha desde los tres meses. Cuando podemos, también vamos de visitante. Desde que tenemos la platea este, se puede ir a un lugar seguro con la familia. Hasta anoche...(se sonríe)", el titular de una empresa familiar ubicada en el corazón de Villa Dora cuyo nombre es Metalúrgica Ramseyer, donde trabajan unas 18 personas. En su misma fábrica, sobre Ruperto Godoy, atendió en exclusiva a El Litoral hoy bien temprano.
"El viernes a la noche tuve la posibilidad de hablar más de una hora con Raúl Gámez, el presidente de Vélez, en el hotel donde paraban. Aparte de Vignatti, lo admiro a Gámez. Tenemos un amigo en común que se llama Ernesto y es el director del Museo del Hincha de fútbol. Yo lo conocí en el club Villa Dora hace algunos años a Ernesto y por él llegue a Gámez, a quien quería conocer personalmente. Como yo no conocía a nadie en Colón, ellos me hicieron la gamba para que mis pibes entren a la cancha con el equipo", comenta.
"Fuimos todos con cámaras para sacar fotos de los chicos. Yo viví cinco años en Calchaquí, donde tengo familiares y amigos. Todos estaban delante del televisor viendo el partido y eso que mucha bolilla al fútbol no le dan", cuenta quien jugó en la Liga Verense y Reconquistense como delantero.
Al toque, agrega que "no se imaginan lo que fueron las llamadas y los mensajes de texto de mis amigos después de lo que pasó. Recibí, antes de acostarme, más de 60 llamadas".
Reconoce Ramseyer que "como a cualquier hincha, la racha negativa lo tenía preocupado. Yo escuché toda la semana a la gente preguntar �cómo sale Colón de este mal momento? Y yo digo que se sale cuando los jugadores jueguen, el técnico se ponga, los dirigentes que están afuera se dejen de hablar boludeces, hagan las cosas en serio los que están adentro y los hinchas hagamos lo que hay que hacer: alentar. Entonces, de golpe, me encuentro al lado con este idiota que no sé qué tiró para armar todo el kilombo...".
Ubicado en la butaca al lado de su señora y con los hijos, pero además acompañado por su padre y algunos amigos en la platea este, comenta a El Litoral que "estábamos jugando el mejor partido del año y encima ganando, con todo lo que nos cuesta. Fuimos preparados para una fiesta, con esto que los pibes salían con el equipo a la cancha. Un amigo mío de acá, del club Villa Dora, Gustavo Andrade, llevó a su madre por primera vez a ver a Colón".
Un poco más tranquilo y con pocas horas dormidas, comenta en la entrevista que "cuando volví a casa, los periodistas de TyC Sports me catalogaban como el barra brava número 1. En televisión decían "ese violento, que en vez de señalar con el dedo al agresor le responde con violencia. Yo lo que le digo es que se ponga él la camiseta de Colón y sienta lo que yo sentí en ese momento, la impotencia de parar un partido que por fin estábamos ganando y jugando bien a la pelota".
La persona del encendedor a la cual "Kuliqui" atrapó se llama Jesús Benito Tovar, de 41 años. "Es la primera vez que me pasa algo así. Es más, no creo haberlo visto nunca y a pesar de que le rompí la nariz, ya ni me acuerdo de su cara. Sin mediar palabra, cuando pasó lo que pasó, fui y lo emboqué directamente. Mi familia y yo tenemos la platea en la cuarta fila, contando del foso para arriba. Estaba a seis metros y fueron tres mujeres los que lo empezaron a señalar. "Fue él...fue él", gritaban todas. Lo que más bronca me dio es que nadie se metía, porque en esa platea a lo mejor había miles y miles de socios de Colón. Nunca tuve un problema de nada ni me cagué a trompadas con nadie en la cancha. Vos me conocés, Darío, porque más de una vez jugamos juntos al fútbol y sabés que no le puedo pegar a nadie".
En cuanto al encendedor, el nuevo "Justiciero del Centenario" responde que "yo ví que voló algo, pero como vuelan continuamente. No nos engañemos, lo de anoche fue una cuestión de puntería nada más, porque por partido en esa platea le tiran de todo, como en cada cancha. Lo que vamos a ganar ahora es que nos metan un tejido de seis metros".
Mucho más tranquilo, Ariel Ramseyer se sincera: "Cuando le estaba pegando al que tiró el encendedor, contra la butaca, empiezo a ver que bajan los hinchas. Pensé que se me venían a picotear, porque en la cancha hay gente que está a diez metros y no sabe qué pasa. Cuando me paro, porque escucho a mi esposa llorar y a mi viejo gritarme para que no le pegue más, los que venían hacia mí, pasaron de largo y lo agarraron al agresor. Al toque llegó la Policía, porque estamos a diez metros de la salida de una de las bocas y se lo llevó detenido". Recuerda que lo sacaron dos plateístas que le dijeron "ya está loco, se lo llevaron preso, esta vez lo agarraron".
"Vivo y como fútbol todo el día; enseguida me dí cuenta de que se suspendía el partido con Colón ganando y pensé en todo estando caliente: el promedio, nos sacan los puntos, nos suspenden la cancha. Ahora, en frío, me da miedo lo que hice, porque pienso que en una de las trompadas que le tiré se podría haber golpeado la cabeza con el cemento y se moría desnucado", admite con una honestidad brutal en exclusiva a El Litoral.
También Ramseyer respondió a la hipótesis acerca de si lo que hizo el agresor Jesús Benito Tovar pudo estar "preparado". Su respuesta no deja margen para la duda: "Es imposible que esté preparado. Porque si lo querés hacer, seguro que no te sale".
Finalmente, se enteró de que en la defensa que hará Colón en la AFA, un punto fundamental de la estrategia es haber detectado y detenido al agresor, algo en lo que "Kuliqui" Ramseyer tuvo mucho que ver. "Pienso que fui algo así como un robot a control remoto que manejaban el ciento por ciento de los hinchas de fútbol, los que van a la cancha y sufren por un equipo. Lo mío es Colón, gran parte de mi vida. Yo salté porque soy hincha y por la bronca de hincha...si después le sirve al club, bienvenido sea. Lo mío tampoco estuvo preparado. Insisto con algo: nunca me cagué a trompadas con nadie. Me tocó debutar anoche y encima me vio todo el país. Para colmo, en medio de la bronca, me llamó un amigo al celular y me dijo "�después de Mayweather, no te animás con Baldomir?". Encima, cuando volvimos a casa, mi mujer no habló hasta las dos y media de la mañana. Y cuando me dirigió la palabra, me cagó a pedo por lo que hice".
El sábado 25 de marzo jugaban Independiente-Banfield en la Doble Visera de Avellaneda. Ganaba 2-1 el "Taladro", hasta que a los 35 minutos del complemento un proyectil que cayó de la platea local del "Rojo" agredió al "Gato" Leeb y obligó al juez Rafael Furchi a suspender el partido. Casualmente, el técnico de Independiente era Julio César Falcioni, actualmente en Colón.
El Tribunal de Penas de la AFA decidió que los 13 minutos restantes continuaran, en dos tiempos de 7 y 6 minutos respectivamente (el resultado no se modificó para nada). El partido se completó en la misma cancha de Independiente, pero a puertas cerradas y sin gente. Para el "Rojo" no hubo quita de puntos, aunque sí sanciones para el estadio y amonestaciones. Es un caso similar al que deberá defender Colón desde mañana en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Darío Pignata[email protected]