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Sol Lauría/ Mónica Ritacca. Fotos: Amancio Alem
Encontrar un vecino que conozca la historia de un barrio y que tenga sentido de pertenencia hacia él ya es un privilegio. Pero, más aún, si se trata de alguien que es capaz de trasladarnos a la época y describirnos, con tanta claridad, un paisaje que bien podría ser plasmado en sus pinturas y dibujos en tinta china.
Sobre Juan de Garay al 3800, el equipo de Voces encontró a este hombre de 75 años que es conocido por todos los santafesinos: Juan Arancio. Y llegar hasta él no fue tarea difícil porque todos saben dónde vive y quién es.>
Con toda amabilidad y predisposición, el artista nos recibió en su casa, desde donde emprendió un viaje al pasado y rememoró el tiempo de las chirolas, de las lagunas que rodeaban la zona, y de cuando pasaban por las calles del barrio, entre otros personajes y amigos, el lechero, el verdulero y el vendedor de pescados.>
"Nací en esta casa, así que, por mi edad, imagínese los recuerdos que guardo", dijo Juan Arancio. Y agregó: "El barrio era otra cosa... otra imagen. En la puerta de casa, por ejemplo, había un zanjón donde, cada vez que llovía, aprendíamos a nadar".>
Para los chicos de entonces, cuenta, la lluvia era lo más esperado. Es que no sólo les llenaba los zanjones, que usaban como piletones para divertirse, sino que también les permitía jugar al tesoro escondido.>
"Antes, casa por casa, pasaban el verdulero, el palanquero, el carnicero, el panadero, el turronero, el manicero... En aquella época se usaban mucho las chirolas; las que, como en cantidad pesaban, les rompían los bolsillos a los comerciantes", dijo. Y agregó: "Y después de cada lluvia venía lo mejor porque esas monedas que habían sido tapadas por la tierra salían a flote y los chicos teníamos que buscarlas. La cuestión es que un peso siempre te hacías".>
En los orígenes del barrio, varias lagunas rodeaban el límite oeste. Entre ellas, "la del Yacaré". Sin embargo, lejos de llevar ese nombre por la presencia de peligrosos reptiles, dicha laguna no tenía más de cien metros de largo.
"Había un muchachito que se la cruzaba de costa a costa, a quien todos les decían `Yacaré'. De ahí el nombre de la laguna", contó Arancio. Y añadió que el paso del tiempo, entre otros factores, incidió en que desaparecieran y fueran víctimas de los efectos de la urbanización.>
"Cuando tenía 12 años, me acuerdo que esperaba El Litoral ansioso porque traía un suplemento de historietas. Las que más me gustaban eran Búfalo Bill y una sobre dos marineros que, con una lanchita, recorrían la costa y la cuidaban".
Para Juan Arancio esa edad es precisa, ya que, recuerda, por entonces el diario La Crítica había sacado un suplemento que también coleccionaba. Aunque fue a los seis años que comenzó a dibujar.>
"Cuando iba a la escuela, las maestras ya me engrupían: ímirá qué lindo que dibuja! Y con el tiempo... el dibujar se acrecentó en mí y se convirtió en una pasión que no pude dejar más".>
Entrado en la adolescencia, y en tiempos de carnavales, Arancio prefería quedarse en su casa dibujando. Y en una de esas noches encontró los libros "Martín Fierro", de José Hernández, y "Pescadores de Ballenas", de Emilio Salgari, y comenzó a dibujar sus mejores partes.>
"A los veinte años, me fui a Buenos Aires con una historieta de mi autoría sobre las cosas que pasaban en el barrio. Y, como ya había terminado de dibujar `Pescadores de Ballenas' y `Martín Fierro', llevé los dibujos a El Tony -primera revista argentina dedicada a las historietas-, donde, cuando los vieron, me preguntaron cuánto pretendía ganar. Ese día casi me morí", contó. Y añadió que, como respuesta, les preguntó cuánto pagaban. Y fue en esa revista donde empezó a trabajar sin imaginarse el camino que comenzaría a transitar.>
En 1960 reemplazó al artista y pintor Carlos Roume en la revista de historietas Patria Vieja y, más tarde, trabajó para los estudios Walt Disney, que por entonces editaba revistas de historietas, dibujando a tres camarógrafos que hacían documentales.>
Cuatro años son el tiempo que Arancio vivió en Buenos Aires. El motivo de su viaje, cuenta, se debió a que su mujer quería estudiar periodismo y, por entonces, el único lugar para poder hacerlo era en el Instituto Mariano Moreno.>
La costa y todo lo que ella encierra -tales como sus paisajes, personajes, elementos y anécdotas- son lo que más llama la atención de Juan Arancio y, de hecho, la temática que predomina en sus pinturas al óleo y dibujos en acuarela y tinta china, técnica que experimentó primero.
"Yo iba siempre a la isla con mi hermano. Y la isla te atrapa. Es que, cuando uno la conoce..., se quiere quedar a vivir allí. Y las escenas que veía y me causaban emoción, eso es, inspiración, me ponían a dibujar", dijo. Agregó que, "al observar a los chiquitos pescar con mojarreritos hechos con ramitas, o al hombre que arreglaba su canoa o recorría el espinel", todo quedaba grabado en su mente y lo inspiraba para trabajar.>
Las crecientes en Roque Sáenz Peña ocurrieron esporádicamente hasta que se construyó el terraplén Irigoyen y la gente logró tranquilidad. Aunque el 29 de abril de 2003 modificó por completo esa conducta.
Para Arancio, al igual que sus vecinos, la inundación fue terrible. Es que en ella perdió "mucha documentación, historietas de épocas, colecciones enteras de libros y de revistas, y láminas y dibujos originales en tinta china".>
En la actualidad, y a sus 75 años, el artista plástico continúa pintando. Y siempre con la misma premisa: colocarle lo mejor de sí mismo a cada obra que realiza porque es el oficio que ama.>
Si bien los vecinos de Roque Sáenz Peña se mostraron bastante conformes con los servicios municipales, hicieron hincapié en los siguientes requerimientos:
-mayor iluminación en el barrio,>
-mejorado de algunas calles, y>
-desmalezamiento en las inmediaciones del Ferrocarril Mitre.>
El nombre
Roque Sáenz Peña fue presidente de nuestro país en 1910. Entre sus iniciativas se destaca la ley que lleva su nombre, mediante la cual garantizó la paz, prosperidad y cultura cívica del país, devolviéndole al pueblo, mediante el voto, el uso de su soberanía.