Escuelas con nombres propios
La Victoriano Montes honra a un educador comprometido
No todos asocian la institución con el edificio del ex Colegio Nacional ni su nombre con el de un uruguayo que ejerció como docente en la Argentina, promovió la creación de una escuela y una biblioteca y escribió obras para estudiantes de primaria y secundaria.

De la redacción de El Litoral

Simón de Iriondo es el nombre que lleva impreso en su fachada el centenario edificio de calle Mendoza, entre Urquiza y 4 de Enero. Sin embargo, pocos advierten que allí funciona también otra institución educativa que formó a miles de santafesinos desde 1936.

La creación de la escuela N° 441 Dr. Victoriano Montes obedece a una realidad de la época, en donde la educación de la mujer comenzaba a tomar relevancia. En 1935, el viejo Colegio Nacional deja de ser mixto y habilita el turno tarde para la "sección femenina". Unos meses después, el 28 de diciembre de 1935, se crea el Liceo Nacional de Señoritas, y a partir de entonces, la historia se desdobla y comienza a narrarse en forma separada.>

"El objetivo era fortalecer la educación de la mujer, que fue una lucha muy grande en el país", sostuvo Teresa Lorenzi de Altinier, directora del establecimiento, quien comparó esa batalla con los espacios que fue ganando la mujer en el terreno político.>

El Liceo de Señoritas, nombre que hacía referencia a la identidad de género que tomaba relevancia pública, dejó de llamarse así. La decisión no la tomó la comunidad, sino el gobierno. Por entonces, para "bautizar" a las escuelas se buscaban "nombres de figuras de trascendencia pedagógica, intelectual y de una amplia vida pública, pero que a su vez hayan sido educadores. En Victoriano Montes se da todo. Si bien nació en Uruguay, toda su historia la hizo en la Argentina. Su labor docente tuvo grandes frutos en el interior del país, auspició la formación de una escuela y publicó muchas obras", argumentó Lorenzi.>

El educador

En 1968, el gobierno nacional otorgó al colegio el nombre de Liceo Dr. Victoriano Montes, en honor a un hombre que dedicó su vida a mejorar las condiciones educativas de su país de adopción.

Montes nació el 8 de junio de 1855 en Montevideo (Uruguay) pero a los pocos meses sus padres se trasladaron a Concepción del Uruguay, en Entre Ríos. Allí recibió su formación y al terminar el bachillerato se trasladó a Buenos Aires para estudiar la carrera de abogacía.>

Con su título de abogado y la pasión por la docencia que había heredado de sus padres y de su abuelo, el célebre educador uruguayo Emilio Duclós, Montes comenzó a ejercer la docencia en la escuela donde él había concurrido de niño y adolescente.>

Su compromiso con la formación de las futuras generaciones trascendía el ámbito de las aulas. "Junto con otros ciudadanos, Victoriano promovió la creación de la primera biblioteca popular de Concepción del Uruguay, de la que fue luego bibliotecario. Después se desempeñó como profesor en la Escuela Nacional de Profesores de Buenos Aires (hoy Mariano Acosta) y logró la fundación de la Escuela Nacional de Dolores, que lleva su nombre y de la cual fue rector entre 1888 y 1894", reseñó Lorenzi.>

Plasmado en papel

Entre Ríos y Buenos Aires conocieron la obra educativa que desplegó Victoriano Montes, pero el país entero tuvo acceso a los libros y materiales pedagógicos que publicó para aportar su granito de arena al engrandecimiento de la educación argentina. "Parónimos de la lengua castellana" obtuvo varias reediciones antes de concluir el siglo XIX. Su estudio sobre la legislación escolar en Entre Ríos fue premiado con medalla de oro en un certamen realizado en Concordia y tanto su tratado de "Instrucción Cívica", destinado a los alumnos de la escuela secundaria como "La Frase", un texto para niños de primer grado, circularon por distintas escuelas.

El doctor Victoriano Montes falleció el 31 de marzo de 1917 pero su nombre sigue resonando en algunas escuelas del país.>

El nombre en alto

Luego de 70 años de trayectoria, el Liceo Dr. Victoriano Montes no logró despegarse de su origen. "Somos conocidos porque tuvimos muchas promociones pero seguimos cobijados en el nombre de El Nacional. Ni la gente del Ministerio de Educación nos nombra: cuando nos llaman para pedirnos el salón de actos, después ponen que (el evento) se realiza en la sede del Colegio Nacional", comentó Teresa Lorenzi de Altinier.

Nombrarse

Si decimos: Ceferino Namuncurá, es más probable que relacionemos el nombre con la religión católica o, cuanto menos, con algún poblador indígena que con una escuela.

Desde hoy, en estas páginas, se publicará una serie de notas que buscarán desentrañar por qué las instituciones educativas de nuestra ciudad llevan el nombre que las referencia, algunos de los cuales no tienen que ver ni con reconocidos próceres ni con fechas patrias.

Quizá algunas denominaciones carezcan de significado para la mayoría de los santafesinos, pero tienen una explicación válida para las comunidades educativas que habitan esos establecimientos.

El nombre propio implica un acto discursivo de suma importancia. Yo digo, hablo, desde este lugar. Da un punto de apoyo necesario que hace a la legitimidad de su decir, de su hacer.

La selección de nombres para las escuelas está reglada por resolución ministerial 852, donde se deja expresamente indicado qué deben ser: de un educador de gran significación, de una persona de accionar relevante por la educación, de un lugar, hecho o fecha significativa del país o la provincia, de un benefactor de la humanidad (sabio, de las artes, la ciencia, héroe máximo de un país), de una nación extranjera con principios democráticos, o del donante o testador del edificio escolar.

Además, establece que no serán admitidas las propuestas de nombres de personas hasta después de transcurridos por lo menos 5 años desde su fallecimiento, y que se analizarán las excepciones.

En las primeras entregas, se explicará el por qué del nombre de las escuelas Victoriano Montes, Ceferino Namuncurá, Juan Beleno, Manuel Pizarro y Padre Catena.