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Después de sortear las rondas eliminatorias, quedó primero en la Olimpíada Matemática Rioplatense, donde compitió con chicos de distintos países de Latinoamérica. Acaba de egresar de 7° año de la escuela Paso y le gustan la aritmética y las ecuaciones.
De la redacción de El Litoral
Franco Assenza, de 13 años, se trajo para Santa Fe el primer puesto de la 15° Olimpíada Matemática Rioplatense, que se llevó a cabo en Buenos Aires del 7 al 11 de este mes y que reunió para la competencia a estudiantes de Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, entre otros países latinoamericanos.
Con un dejo de timidez, Franco dijo que los problemas presentados en la competencia fueron "bastante difíciles", pero -por otro lado- aseguró haber disfrutado de su estadía en una casa de retiro de San Isidro con delegaciones procedentes de otras latitudes.>
La Olimpíada Rioplatense es una de las competencias a las que se accede luego de haber triunfado en la Olimpíada Matemática Argentina (OMA), para alumnos de secundaria, y en la Ñandú, para chicos de EGB. En esta última, Franco consiguió una mención por su buena performance en el examen, y se ubicó cuarto en la escala de méritos nacional, luego del campeón y los dos subcampeones.>
"Uno de los subcampeones no podía asistir a la Olimpíada Rioplatense y entonces me dijeron si quería ir yo", comentó Franco, que acaba de egresar de 7° año de la escuela Juan José Paso.>
Lejos de pasar desapercibida, su participación fue la más destacada del Nivel A, en la que obtuvo la medalla de oro y un diploma dorado que exhibe con orgullo.>
"Para llegar hasta acá, tuvo que sortear varias competencias anteriores -interescolar, zonal, provincial y nacional- por lo que quizá lo más meritorio, además de su inteligencia y creatividad, sea su esfuerzo y perseverancia", destacó Delia Di Cósimo, directora de la escuela J.J. Paso, que acompañó al alumno durante todo su desarrollo olímpico.>
El certamen Rioplatense consta de dos pruebas de tres problemas cada una, que deben ser resueltos y justificados por los competidores. "Me gusta la parte de aritmética, de ecuaciones; geometría más o menos", confesó el estudiante, que pretende convertirse en ingeniero en sistema.>
Durante la semana previa a la olimpíada, debió prepararse en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Pero durante todo el año, fuera del horario escolar, también se ejercitó, bajando problemas de Internet. "No conseguí en Santa Fe ningún profesor particular que se anime a prepararlo para las olimpíadas de matemática. Sí hay en Rosario y Buenos Aires, pero acá nadie quiere tomar ese desafío", contó María Rosa, mamá del alumno, quien aseguró que Franco siempre desarrolló habilidades tempranas. "A los 3 años se pegó a la computadora y no la soltó más y a los 4 ya sabía leer y escribir", recordó.>
La cenicienta
La profesora Di Cósimo indicó que la matemática siempre es la materia "odiada" de la escuela. Y adjudicó esa mala fama a un déficit del propio sistema educativo y de los docentes.
"La matemática tiene mucho de creatividad, y una vez que el chico aprende a quererla, seguro que se engancha. Lo que pasa es que es una deuda pendiente de la educación; los maestros no hacemos autocrítica sobre lo que enseñamos y cómo enseñamos para que a los chicos les guste la materia", reflexionó.>
"Yo siempre digo que matemática es la cenicienta de todas las asignaturas, porque es linda pero la dejan descuidada. Hay que aprender a encontrar la forma de que a los chicos les guste", cerró.>
Una actividad sin respaldo
Los estudiantes que van sorteando las distintas etapas de las olimpíadas de matemática y logran llegar a instancias superiores, se encuentran con que deben costearse los pasajes y estadías en hoteles, que nadie solventa a nivel organizativo.
Delia Di Cósimo, directora de la escuela J.J. Paso, se quejó porque "normalmente son los padres de los concursantes en la olimpíada o las cooperadoras escolares las que deben hacerse cargo de los gastos, porque no existe en el Ministerio de Educación un programa de apoyo para este tipo de competencias".
Según dijo, ni siquiera se permite nombrar un reemplazante para el profesor que debe acompañar a un alumno a la olimpíada. "No se facilita en nada, ni en lo económico ni en lo académico, este tipo de actividad, que para los chicos es muy importante e implica esfuerzo, ya que deben dedicarle horas extracurriculares", criticó.
