Al margen de la crónica
Feliz Navidad

Diciembre es, sin dudas, el mes que se vive con más intensidad. Termina el año, y por consiguiente, empieza otro. Y ello merece ser celebrado, aunque los contratiempos hayan superado a las alegrías. Al menos tenemos una nueva oportunidad para hacer girar la ruleta y probar suerte.

Es tiempo de despedidas, de poner el broche final a un ciclo lectivo, de actos escolares y niños disfrazados de duendes, hadas y princesas, y sobre todo, de mucha fiesta. Incluso los que no están de ánimo son arrastrados por la ola fiestera.>

Los encuentros con amigos se suceden cada fin de semana y ocupando cualquier día hábil disponible. Las copas se levantan mucho antes del último día del año para brindar con aquéllos que no podremos reunir en la mesa familiar y nunca falta un cumpleañero desubicado que nació justo en el mes más cargado de compromisos.>

La ciudad comienza a vestirse de Navidad. Los balcones -cada diciembre más abundantes en Santa Fe- se llenan de luces; los arbolitos brillan junto al pesebre en un pequeño rincón del hogar; resplandecen las estrellas del Puente Colgante; y los niños se sorprenden al ver enormes árboles de luces ubicados en distintos lugares.>

La calle cobra un ritmo vertiginoso. Pocos se organizan para elegir los regalos con tiempo, y por lo general, los días previos al 24 -es decir a hoy- se agolpan en los principales centros comerciales, donde no cabe ni un alfiler, sobran los empujones, las colas largas y las caras ansiosas. A quien no hizo antes una lista y trazó un itinerario por rubro, se lo ve perdido, está mareado de dar tantas vueltas y harto de ver gente por todos lados.>

íQué intenso es diciembre! Paz, amor, respeto, felicidad, solidaridad son palabras repetidas por estos días y que parecen estar cada vez más alejadas de la realidad. íBrindemos para que esto cambie!, aunque sea una utopía.>