La verdad despojada

Laura Osti

Sin destino es la adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre del autor húngaro Imre Kertész, ganador del Premio Nobel de Literatura en el año 2002. Es la opera prima de Lajos Koltai como director, quien sin embargo tiene una vasta experiencia detrás de las cámaras como estrecho colaborador del realizador István Szabó.

El relato presenta ribetes autobiográficos que refieren a la experiencia de un adolescente judío de 14 años, deportado de su Budapest natal y trasladado primero a Auschwitz y luego a Büchenwald, donde tras una temporada en el infierno, logra sobrevivir y es finalmente liberado, luego de la caída del Tercer Reich.>

Gyorgy, hijo de padres separados, reparte su vida entre la casa de su madrastra y la de su madre, mientras su padre es confinado a "trabajos forzados" en un campo de concentración. Si bien, como todos los judíos en esa época, sufre un trato discriminatorio, no lo toma como algo personal sino como una cuestión más bien abstracta. Considera que los ataques que pudiera recibir son producto del odio hacia la "idea de judío" y no hacia su persona en particular. Y trata de seguir su vida con la mayor naturalidad posible.>

Pero no pasa mucho tiempo para que caiga en una redada en la que cientos y cientos de integrantes de la misma comunidad son detenidos y reclutados de manera forzosa, para ser trasladados a alguno de los campos de concentración ubicados en Alemania, Polonia, Austria, Ucrania o algún otro sitio.>

Tras un breve paso por Auschwitz, Gyorgy va a parar a Büchenwald, donde transcurre la mayor parte del relato.>

Y bien, sí, se trata de otra versión del Holocausto, vista desde adentro, aunque presenta un enfoque que la diferencia un tanto de las ya conocidas y es precisamente el punto de vista del protagonista, que se mantiene siempre en el plano de la experiencia subjetiva individual, que registra todo en lo inmediato y fragmentariamente. Eso hace que cada situación vivida sea dimensionada por lo que implica en sí misma, en cada circunstancia, con su cuota de horror, de crueldad (como es de esperarse), pero también de humanidad. Entonces, el resultado es que no hay una línea ni muy clara ni muy precisa entre los buenos y los malos. Hay de todo, en todos lados, aun cuando las referencias históricas ponen de manifiesto ese hito vergonzante para la civilización occidental.>

La experiencia del adolescente, que tuvo que atravesar por todas las expresiones de la crueldad a muy tierna edad, lo hacen madurar rápido y distinto, y eso se pondrá de manifiesto cuando regrese a Budapest y se encuentre con sus viejos vecinos a quienes verá ahora con otros ojos. Los verá fríos, indiferentes, pusilánimes y sentirá una incómoda nostalgia por sus compañeros de Büchenwald, con quienes aprendió a sobrellevar la desdicha y a aferrarse a migajas de autoestima para no sucumbir. Enseñanzas que le servirán también para sobrevivir en un mundo que no sólo permitió que todo eso sucediera, sino que tampoco tiene mucho interés en revisarlo.>

Así, el relato adquiere una dimensión casi poética y puede ser interpretado como una metáfora de la condición humana, lo que es subrayado por el tratamiento de la imagen que hace Koltai, que sin renegar del crudo realismo, lo trasciende y va un poco más allá.>

Sin destino

"Fateless-Sorstalanság", Hungría-Alemania-Gran Bretaña/2005, color; hablada en húngaro y alemán. Dirección: Lajos Koltai. Con Marcell Nagy, Aron Dimeny, Andras M. Kecskes, Daniel Craig. Guión: Imre Kertész, sobre su novela. Fotografía: Gyula Pados. Música: Ennio Morricone. Edición: Hajnal Sellš. Presentada por Eurocine. 135 minutos. Sólo apta para mayores de 16 años.

>