La planta de celulosa que se construye en Uruguay sobre el río homónimo será relocalizada a instancias de un acuerdo con el presidente venezolano Hugo Chávez, dijo hoy un diario uruguayo en broma por el día de los inocentes.
"Acuerdo secreto con Chávez: (la planta de celulosa de la empresa) Botnia será relocalizada", tituló en portada el matutino La República, en una clásica broma del día de los inocentes, en la que destacó la supuesta intervención del presidente venezolano para unir a Argentina y Uruguay.>
A cambio, agrega la crónica, Venezuela instalaría tres bases en la zona de la planta, al tiempo que el ministro de Turismo y Deporte uruguayo trataría de convencer a Chávez de instalar un estadio de Béisbol con capacidad para 100.000 espectadores.>
Argentina y Uruguay están enfrentados por la instalación de una planta de celulosa de la finlandesa Botnia en la ciudad uruguaya de Fray Bentos (300 km al noroeste de Montevideo), en la ribera de un río de soberanía compartida, emprendimiento que Argentina considera contaminante.>
Ambientalistas argentinos de la ciudad de Gualeguaychú informaron el miércoles a la AFP que pedirán al presidente Chávez que intervenga en la controversia.>
Una compañía telefónica japonesa comercializa un teléfono móvil que analiza el aliento de los choferes de autobús o de taxi y comunica automáticamente a su jefe si han bebido antes de conducir.
El teléfono-etilómetro, bautizado como "Alc-Mobile", ha sido desarrollado por Tokai Electric y la compañía telefónica KDDI.>
Al igual que los aparatos utilizados por la policía, determina la tasa de alcoholemia de la persona que sopla dentro. Pero tiene de particular que envía inmediatamente el resultado de la prueba a los ordenadores de la compañía de autobuses o taxis. Si el conductor ha bebido demasiado, suena una señal de alarma.>
Y a menos que se deshagan del teléfono móvil, los choferes no tienen donde esconderse: el aparato saca fotos del usuario y proporciona en todo momento su localización exacta, con ayuda de un sistema GPS integrado.>
Según KDDI, unas 30 compañías de autobuses y taxis japonesas han adoptado el sistema pese a su elevado precio: cada equipo cuesta 89.000 yenes (575 euros), a lo que hay que añadir 58.000 yenes (375 euros) por el programa informático que se debe instalar en la sede de la empresa.>
En 2005, 707 personas murieron en Japón en unos 14.000 accidentes de carretera relacionados con el alcohol, según la policía.>