Antes de que el juez federal de San Rafael (Mendoza), Héctor Raúl Acosta, hubiera dispuesto la orden de captura internacional contra la ex presidenta María Estela Martínez de Perón, ingresó al Consejo de la Magistratura una solicitud contra el mencionado magistrado. Fue en agosto del año pasado, a raíz de la investigación del mismo caso -la desaparición de Aldo Fagetti-, que hasta entonces sólo tenía como acusados a Italo Lúder, Antonio Cafiero y Carlos Ruckauf.

A través de un escrito, cuya copia fue enviada a El Diario de San Rafael, un abogado de Capital Federal solicitó el enjuiciamiento de Acosta acusándolo de "buscar fama" y "notoriedad" a nivel nacional.

El denunciante es un abogado de 70 años, de nombre José Bibiano Cedrun Gutiérrez, que también desarrolla su labor en La Pampa.

El Diario de San Rafael publicó en agosto un reportaje al doctor Cedrun Gutiérrez, quien argumentó que este tipo de medidas "suele terminar en nada", lo que se constituye "en una mancha para la República, ya que en el mundo se ve que tarde o temprano todos los presidentes argentinos son llevados a la cárcel".

El profesional aseguró al diario mendocino que no tiene ningún tipo de afiliación partidaria ni representa a los involucrados en la causa. Aclara que es "una persona que está atenta a las noticias que tanto daño nos dan, pero no otra cosa me mueve".

Además, acusó a Acosta de hacer trascender el tema: "Si la noticia se ha sabido, es porque él ha querido que se sepa. Si no, no se hubiera conocido", afirmó.

En la edición de hoy de Clarín se destaca la crónica que el corresponsal de ese diario, Juan Carlos Algañaraz, realiza desde la capital española. A continuación, algunos de sus párrafos.

"Señora, le comunicamos que está detenida con fines de extradición por un pedido de la Justicia argentina. Debe acompañarnos hasta el Juzgado de turno en la Audiencia Nacional, a cargo del magistrado Juan del Olmo para realizar los trámites correspondientes...'. María Isabel Martínez de Perón asintió con la cabeza sin pronunciar palabra. Se abrigó bien contra el frío cortante que atormentaba la calle Valle Ulsama 16, en la localidad residencial de Villanueva de la Cañada", dice el diario de tirada nacional.

"Isabel Perón salió por la puerta principal de su chalet y subió en la parte trasera de un poderoso automóvil Audi, de color negro, junto a uno de los tres policías que la arrestaron. Mientras avanzaban raudo hacia Madrid por una moderna autopista, la detenida quizá pensó que, en ese momento, todos los medios de prensa lanzaban la noticia de que, por primera vez en la historia, un ex presidente de la Argentina era arrestado en España".

"La ex jefa del Estado mantuvo su silencio mientras el vehículo avanzaba ya hacia la calle Génova, en la madrileña zona de los bulevares a una cuadra del Paseo de la Castellana, donde se encuentra el edificio de la Audiencia Nacional. El auto ingresó por una puerta trasera blanca y descendió por una rampa hasta una zona vecina a los calabozos".

También es muy rica en aspectos descriptivos la crónica de la corresponsal de La Nación, Silvia Pisani, que en parte se transcribe a renglón seguido.

"Estaba sola. En la oscuridad de la noche la despidió la mucama y la tomaron del brazo dos policías españoles que habían estacionado frente a su casa, en las afueras de esta ciudad. El refugio donde, en vano, intentó ser olvidada".

"sí fue detenida ayer la ex presidenta María Estela Martínez de Perón -conocida como Isabel Perón-, requerida por la justicia argentina por hechos de represión ilegal durante su gobierno".

"Pero no estuvo esposada ni quedó presa, y anoche ya había regresado a su hogar, aunque con un cambio radical en su vida: ahora no tiene autonomía de movimientos y depende de la madrileña Audiencia Nacional".

"Se la vio cruzar la puerta con paso vacilante, visiblemente afectada tras cinco horas de trámite judicial, a cuyo término se le concedió un régimen de libertad provisional que la obliga a presentarse quincenalmente ante la justicia española".

"(...)La ex presidenta, que guarda silencio desde hace años, no alteró la norma: no hizo declaración pública alguna. Se la vio prolija y bien peinada, pero con aire apagado, sin el brillo que dejó traslucir la última vez que fue vista por La Nación, hace pocos meses. Se la vio tranquila, pero con algunas dificultades a la hora de exponer ante el juez, como si le costara hilar argumentos, según comentarios coincidentes entre quienes estuvieron con ella".

De la redacción de El Litoral.