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Mariana Rivera
Estudiar y trabajar lejos de la ciudad natal no debe ser algo fácil de sobrellevar en la vida de una persona, debiendo poner en la balanza el desempeño profesional por sobre la familia, los amigos y todo lo que arraiga a las propias raíces.
Ésta fue la decisión que debió tomar el santafesino Fermín Lupotti, bioingeniero, quien partió de su Guadalupe natal hace nueve años para desarrollar su carrera profesional, decepcionado por la falta de oportunidades claras en el país cuando terminó sus estudios. Actualmente, vive en California, Estados Unidos, pero su periplo por el exterior también incluyó Rotterdam, Holanda, donde realizó un doctorado.>
Se especializó en el procesamiento de señales enfocado al área de ultrasonido, particularmente en la parte cardíaca (imágenes cardíacas). La empresa para la que trabaja -Volcano Corporation, pública- produce catéteres intravasculares de ultrasonido, para ver las arterias coronarias desde adentro, además de los equipos necesarios para hacer estos estudios. Forma parte del grupo de investigación y desarrollo de esa empresa (I+D), que cuenta con alrededor de 70 ingenieros dentro de ese equipo. Es el único argentino y no hay otros sudamericanos.>
Estudió Bioingeniería en Paraná (Oro Verde) y se recibió a principios de 1997. No encontraba trabajo en Buenos Aires pero tuvo la posibilidad de asistir a una conferencia mundial de ultrasonido. Admitió que "fui con la idea de conocer a alguien del exterior que me permitiera tener una posibilidad para salir y ver qué pasaba fuera de la Argentina. Conocí un argentino que trabajaba en la Universidad Erasmus, en Rotterdam, Holanda, con quien mantuve contactos vía e-mail. Posteriormente, en enero de 1998, salió la posibilidad de que vaya por seis meses".>
La idea era permanecer ese tiempo pero a los tres meses les preguntó si podía quedarse y aceptaron. Incluso le ofrecieron hacer un doctorado de 5 años de estudio. Fue ahí cuando volvió a Santa Fe para casarse con María, su novia de Paraná, profesora de Educación Física. Juntos partieron para Holanda en mayo de 1998, adonde tuvieron dos hijas, y se radicaron hasta fines de 2002. Luego se mudaron a Estados Unidos para trabajar -un año- en la Universidad de California y luego en la empresa donde está actualmente. En Estados Unidos, tuvieron a su tercera hija.>
Su tesis de doctorado versó sobre la medición del flujo sanguíneo en las arterias coronarias utilizando catéter y ultrasonido. Aseguró que "hice el doctorado sobre la base de un contrato de investigación para la empresa con la que trabajo ahora, en la Universidad Erasmus de Holanda".
En este sentido, Fermín Lupotti aseguró que "el método es distinto al convencional que se utiliza con ultrasonido externo, el Doppler, que sirve para controlar el normal funcionamiento del corazón. Pero éste tiene algunos problemas porque la persona que está usando el equipo debe saber utilizarlo correctamente. El método que originamos en Erasmus es más independiente y no tiene tantos errores de medición; se requiere un buen aparato y una persona idónea para su uso".>
Lupotti adelantó que está en los planes de la empresa en la cual se desempeña implementar este método de estudio, pero a largo plazo, aclaró. Sería la única en el mercado en ofrecerlo ya que "otras empresas no podrían hacer lo mismo porque ésta tiene todos los derechos de propiedad de la técnica, que es muy novedosa", dijo con orgullo.>
Agregó que la tendencia de este tipo de equipos es a disminuir su tamaño, de manera de hacerlos más prácticos y de fácil desplazamiento. Aseguró que a la empresa en la que trabaja el proyecto para cambiar los equipos a otros más modernos le demandó casi ocho años entre la investigación, el desarrollo de los prototipos, su prueba y que fueran puestos en funcionamiento, además de gestionar la aprobación por parte de la FDA (organismo de control de Estados Unidos de los equipos médicos) antes de ser puestos en el mercado.>
"Estar tanto tiempo afuera y lejos de la familia es algo que siempre se pone en la balanza, para ver qué vale la pena: vivir afuera y dejar la familia a un lado o poner más peso en la ella y volver. Por ahora, se inclina más por quedarnos afuera porque no hay posibilidades en lo que hago específicamente, ya que hay trabajo en la parte de ventas, marketing o gerenciamiento, pero no en el área de desarrollo", reconoció el bioingeniero.
Pero aclaró que "en Argentina -como fue siempre- todo pasa por Buenos Aires y me tendría que ir a vivir a una ciudad donde no me hallo porque tiene un ritmo de vida que no sé si aguantaría".>
Por eso, con justa razón confesó que "siempre hay ganas de volver, incluso ahora las cosas están mejor en el país. La última vez que vine fue en 2002, después que se armó todo el conflicto institucional de De la Rúa. No consideraba la posibilidad de venir porque no era una buena opción. Ahora las cosas están cambiando y por eso estoy viendo si hay posibilidades".>
Sin embargo, Lupotti contó que "pienso seguir trabajando en esta empresa y no tengo planes de mudarme porque hemos hecho un grupo grande de amigos y decidimos quedarnos. Los amigos pasan a ser parientes y tíos de mis hijas; somos una gran familia al no haber familiares directos".>
Durante su estadía en Santa Fe, el profesional fue invitado a dar una charla en la Facultad de Bioingeniería (Uner) donde estudió, cuyas autoridades insistieron para que vuelva a mediados de año para participar en el Congreso de Bioingeniería, que se hará en San Juan, donde funciona la segunda facultad de Bioingeniería en la Argentina.>
El bioingeniero santafesino que trabaja actualmente en Estados Unidos advirtió que "uno de los grandes problemas que hay, por ejemplo, en los países del Este de Europa es la reutilización de los catéteres, elementos que son descartables".
Consultado en relación con las consecuencias para la salud del paciente si estos elementos son reutilizados, el profesional planteó que "se degrada la imagen del estudio, lo que puede llevar a un diagnóstico erróneo, y está siempre el riesgo de que se rompa o se pierda una parte en el interior del paciente".
Aclaró que un catéter debe ser esterilizado y usado sólo una vez, incluso planteó que "la empresa donde trabajo lo hace una vez y efectúa todos los estudios para probar que después de este proceso no pasará nada, no se va a perder una parte del catéter adentro del corazón. Si esto ocurre, el paciente tiene que ir a cirugía de corazón abierto, cuando la idea del cateterismo es que el paciente no pase por esa instancia. La mala utilización haría que se deba gastar más dinero, además del riesgo que conlleva para el paciente una operación a corazón abierto para buscar dónde quedó el catéter".