Escalando el Fitz Roy

"`Cita en la cumbre' relata una aventura. Una aventura que dura dos décadas, que comienza y termina en la Patagonia y que en gran parte se desarrolla allí. La aventura en cuestión es una vida que transcurre bajo el influjo de las montañas. Algunas veces en sus laderas, otras mirándolas desde lejos, pero siempre pensando en ellas", nos introduce en su nuevo libro Sebastián Letemendía, autor argentino de libros y antologías de viajes.

Letemendía empezó a escribir "Cita en la cumbre" cuando, próximo a cumplir 40 años, decidió emprender otro de sus intentos por escalar el cerro Fitz Roy, "esa maravillosa escultura de los Andes patagónicos". >

La expedición, tal como se presenta en el libro, es al mismo tiempo un diario de viaje, un libro de aventuras, confesiones de experiencias personales, reflexiones, despliegue de informaciones geográficas e históricas, elementos todos presentados de una forma amena y capaz de seducir al lector, con gráficos, mapas y fotos que ilustran los textos.>

A menudo, la descripción de paisajes alcanza valor poético, como si los cerros poseyeran "una estética propia: luz, roca, hielo, ángulos, aire. Todo es extremo y puro".>

Y también abundan en el libro momentos de reflexión, incentivados por el aislamiento y el paisaje, quizás porque subir montañas sea de alguna manera una alegoría de la vida, "un proceso de esfuerzo y recompensa. Las pendientes son las dificultades; la cumbre, tan elusiva, la meta. Las montañas fueron y son un ambiente propicio para buscar respuestas a preguntas complejas".>

Es verdad que actualmente el montañismo se ha transformado también en un entretenimiento deportivo, cargándolo de competiciones y equipamientos sofisticados. Letemendía opina que "quien va a la montaña en busca de esparcimiento encontrará alivio, pero sólo temporal. Estar entretenido no equivale a estar bien. Quien lo necesita ha perdido la libertad y la libertad es esencial en la montaña. Subir montañas es una experiencia emocional -tiene que serlo, pues no responde a ninguna lógica-, y una cumbre no es un cuadro que se adquiere en un remate".>

Dice también: "Rico es aquel que tiene lo necesario para hacer lo que quiere, que accede a lo que desea. Es rico materialmente aquel a quien el dinero no limita su accionar. El dinero permite optar y proporciona tiempo (otro elemento que generalmente escasea) aunque la relación no es directa. En un trabajo, muchos factores restringen la libertad; no sólo los jefes que supervisan jerárquicamente sino también los acreedores, los accionistas o la competencia.>

"La libertad también es coartada por los afectos. ¿Qué diferencia hay, a los efectos de la libertad, si lo que nos impide hacer una cosa es un jefe, cónyuge, o la obligación de cuidar a un hijo?>

"De un modo particular, los ermitaños son las personas más ricas del mundo pues no desean nada. Son también las más libres, pues nada los ata. Pero aunque la libertad contribuye a la felicidad, los afectos, que sacan libertad, también. ¿A partir de `cuánta' libertad ésta deja de ser importante para la felicidad? Es otra pregunta compleja.>

"La riqueza contribuye a la libertad y esta última a la felicidad. Yo tengo muy presente esas palabras, ordenan mi accionar. Estaba con suficiente libertad como para ir al Fitz Roy. ¿Cómo contribuiría eso a mi felicidad?". En gran medida su libro será la respuesta a este interrogante.>

El autor confiesa haber tenido algunos conflictos con el idioma respecto del uso de algunos términos técnicos específicos. "¿Qué hacer con trekking, outdoors y big wall? No encontré una buena traducción que expresara todo el contenido de esas palabras en inglés y opté por mantenerlas en su idioma original sin usar itálicas. Una situación similar tuve con el vocabulario técnico del montañismo: jumar, rapel (y los exóticos verbos jumarear y rapelar), `ir en solitario' y otras tantas. Nuevamente opté por usar la expresión original con una breve introducción del término. A veces usé `la Patagonia' y a veces `Patagonia' para adecuarlo al uso coloquial entre montañistas).>