Ignacio Andreychuk - [email protected]
¿Caras de bronca?, no; ¿de desilusión?, tampoco. El peor síntoma pospartido que existe dentro de la reguera de sensaciones que presenta nuestro fútbol es el de la resignación. Se hace muy complicado encontrar una palabra exacta que revitalice el alma. Que reanime. Y ayer, a la salida de los vestuarios de Colón, las caras exponían un cuadro crítico.
Lógicamente, la situación empuja hacia una fuente de preocupación casi total. A ver... vino Nueva Chicago, "la mejor medida" (dijo un plateísta) para detonar un nuevo envión anímico. Aquí no se trata de medir a qué altura está Colón con respecto a los otros equipos, si no, habría que recordar que en la primera fecha, en Avellaneda, lo sabaleros dejaron "sentado" a Independiente. ¿Y ahora qué?, ¿acaso hay que sentenciar en futuro oscuro por haber perdido con un rival directo?>
No es así. Porque las rarezas y vaivenes que se presentan en esta dura realidad sabalera también hacen pensar que Colón, en forma sorpresiva, podría traerse algo de Vélez, luego sorprender a River y, así, salir a flote y controlar el incendio.>
Colón tiene esas cosas inexplicables. Inentendibles, se podría decir. ¿O alguien comprende cómo se le puede ganar cómodamente a Independiente, empatar con San Lorenzo (debió vencerlo) y conseguir un punto ante el último campeón, Estudiantes, para después mostrar el juego más intrascendente?>
Entonces, que la resignación salpique todos los rostros del Brigadier López no parece impensado. El tema pasará ahora por hacerse fuerte, sacar grandeza deportiva de donde no la haya y salir a pelearla. Mucha importancia para este momento tendrá el discurso del técnico Falcioni (en caso de que se vaya, como se comentaba, ¿será mejor o peor?), quien deberá redoblar la dosis de confianza para la próxima presentación.>
Cuando los medios se congregaron en la salida de los vestuarios, allí en el gimnasio Roque Otrino del estadio de barrio Centenario, las versiones comenzaron una carrera contra el tiempo. "Se va"... "No creo, es muy pronto"... "Pero si dijo que se iba...". Las charlas secretas y los comentarios a "boca torcida" daban cuenta de que el técnico Julio César Falcioni estaba en la mira.
Y el presidente, Germán Lerche, también estaba allí: su cara tenía la luz apagada. Varios dirigentes aguardaron afuera del vestuario la salida de los jugadores y del cuerpo técnico. En un momento, Luis Hilbert salió de adentro del camarín sabalero y se quedó con Claudio Enría en pleno diálogo.>
La mayoría de los protagonistas salió con el mismo rostro. Era una frase hecha que se repetía en cada caminata "pesada" hasta la salida del estadio. Sin más, Colón perdió no sólo un partido sino, además, una porción de alma.>
Carlos Ramacciotti fue claro, a la salida de los vestuarios visitantes: "El empate habría estado bien". El técnico de Nueva Chicago reconoció que todo el segundo tiempo fue para Colón y, por tanto, una igualdad en el resultado le habría puesto algo más de justeza al desarrollo general del partido.
"Un empate habría sido el resultado más justo. Nosotros vinimos a hacer nuestro negocio, pero, ante todo, teníamos que ganar, al igual que Colón. Primero, corregimos lo defensivo, porque era un equipo que tenía nueve goles en contra en pocos partidos; después, apuntamos a la parte ofensiva. Por suerte, hicimos dos goles que nos sirvieron para llevarnos los tres puntos", agregó el DT del "Torito".
"A los muchachos les venía diciendo que lo más importante era sacar las cargas, las tensiones y empezar a jugar como nos gusta y sabemos. Chicago aprovechó un poco la desesperación del rival porque, a veces, se hace complicado cuando te mandan y te mandan al ataque para buscar un resultado. Sobre todo, en el primer tiempo. Ya en el segundo, fue todo de Colón y nosotros nos dedicamos a defender, a ver si ligábamos algún contraataque", finalizó.