Javier Mendiondo (*)
Entre el 28 de marzo y el 3 de abril un sistema de lluvias concentradas descargó más de 500 milímetros sobre Santa Fe ocasionando 28.000 evacuados y explicitando el fracaso del modelo de ocupación del cordón oeste de la ciudad.
Una ciudad es una construcción colectiva en la cual una sociedad al alcanzar cierto umbral de identidad, intenta en su época imprimir su visión de tiempo y espacio, estampando en el territorio con obras y transformaciones un proyecto colectivo para destinarlo a las próximas generaciones. Este proyecto será sustentable en tanto las trasformaciones que se produzcan en tiempo presente estén dirigidas a facilitar las condiciones de vida de las generaciones futuras. La reconstrucción a la que asistirá Santa Fe, su segunda reconstrucción, deberá estar orientada en esta dirección, no puede desperdiciarse otra oportunidad.>
Con posterioridad a las inundaciones de 2003 una fuerte expectativa se generó en torno al futuro de Santa Fe: la relocalización de áreas críticas residenciales, la implementación de políticas activas sobre el borde oeste, la conveniencia de una nueva normativa de uso de suelo y la necesidad de obras hidráulicas que garanticen la defensa del río Salado y la adecuada evacuación del sistema de desagües pluviales. A cuatro años de aquel acontecimiento poco se ha conseguido, apenas el completamiento de la Circunvalación Oeste (parcialmente ejecutada) y la ampliación del puente sobre el río Salado.>
Lo que estas convulsiones urbanas exponen es la preexistencia de algo que las antecede, el devenir de una ciudad quebrada por sus circunstancias sociales y fragmentada por la incompatibilidad de intereses. En este escenario, las consecuencias de la inundación son más graves porque manifiestan un deterioro del tejido social y explicitan las carencias del escenario físico que les da soporte, esto revela que se viene profundizando en un paradigma de "ciudad dual". La mayoría de las obras públicas de calificación estético-morfológica se distribuyen en el sector más instituido de la ciudad y en detrimento se evidencia una escasa inversión en la mejora del cordón oeste.>
Es imperativo, por tanto, el reequilibrio de la ciudad en su doble dimensión, la social y la construida. El municipio local ha concebido un proyecto para la reconstrucción del cordón occidental. El Plan Integral para la Recuperación del Borde Oeste no sólo dispone aumentar la capacidad de embalse y reserva del sistema pluvial sino además plantea la reubicación de familias en zonas de alto riesgo y la recalificación de la red de espacios públicos. Este proyecto tan primordial para el reequilibrio de la ciudad no ha conseguido financiamiento hasta la fecha.
Cuando en 2003 se requirieron soluciones a las cuestiones deficitarias que reveló la inundación del Salado, se identificaron aspectos a remediar a corto plazo como ser la pertinencia de lo metropolitano como escala adecuada para la gestión de los accesos, las cuencas hídricas, los residuos urbanos y el transporte público. Se evidenció en aquella oportunidad la necesidad de elaborar un mapa de riesgo y de implementar un Plan de Contingencia que toda la sociedad adopte como propio mediante un proceso activo de participación. A cuatro años, por diversas razones, estos temas siguen pendientes.>
En la primera reconstrucción de Santa Fe, la demanda de soluciones apuntó hacia el Estado, que como actor social gravitante dispuso la creación del Ente de la Reconstrucción, organismo provincial que tuvo como meta promover el replanteo de las causas del problema y la proyección de una ciudad diferente. Los fondos utilizados fueron destinados a indemnizaciones y nada hubo de una "nueva Santa Fe". Por el contrario, se invirtieron significativos recursos del Estado para perfeccionar aún más el modelo preexistente de configuración urbana en territorio vulnerable.>
�Se volverá a implementar el modelo asistencialista del Ente de la Reconstrucción? �O es hora de practicar una verdadera política de equilibrio territorial?>
La segunda reconstrucción de Santa Fe, la que se avecina, tiene como desafío delinear de una vez por todas un "proyecto de ciudad" que sea coherente con la complejidad de las circunstancias: desde lo social, apuntar a un esquema más inclusivo e igualitario de acceso a los bienes urbanos (espacio público, infraestructuras, transporte y cultura); desde lo ambiental, asegurar una reducción efectiva de los indicadores de riesgo en el cordón oeste y la ciudad toda; desde lo económico, garantizar el desarrollo de las actividades productivas fortaleciendo la constitución de un espacio seguro de negocios; desde lo urbanístico, afianzar un ordenamiento territorial participativo conforme a la condición de vulnerabilidad, y, por fin, desde lo político, consolidar el liderazgo del Estado en el proceso de cambio que la ciudadanía demanda.
El tiempo revelará de qué modo será ésta, la segunda reconstrucción de Santa Fe.>