Mumbai, India. El calor y la humedad se tornan insoportables. La temperatura media mínima en mayo es de 25 grados, y en horas del mediodía trepa por encima de los 32 grados. "Este mes es el más caluroso del año, casi no llueve y recién en junio, algunas lluvias hacen más livianos los días", le cuenta una vendedora de bijouterie a los argentinos desconsolados, que buscan refugio en una galería que, por supuesto, no tiene ventiladores. Sólo algunos bares poseen los de techo; el aire acondicionado es un lujo de los grandes hoteles y de ciertos comercios.
Al lado de su local, está la puerta de entrada a un bar, atendido por mozos solícitos en medio del calor y las moscas. Algunos comensales pagan 8,5 rupias (66 centavos en Argentina) por un café chico de filtro, mientras que otros comen un plato de arroz amarillo con salsa... con la mano derecha. íSí, con la mano derecha!, porque ésa es un costumbre muy acendrada entre los hindúes; otros, lo hacen con una cuchara o con un tenedor.>
El bar y el supermercado contiguo dan a una de las esquinas de una gran plaza circular, en la cual desembocan varias avenidas, en un espacio que recuerda a la plaza España en Córdoba. >
El tránsito es caótico y está dominado por cientos de pequeños taxis amarillos y negros que hacen sonar una chillona bocina en forma permanente. El calor se hace más insoportable aun más con ese chillido de vehículos que semejan los viejos Fiat 1100. También hay ómnibus, de color anaranjado, de forma cuadrada que hacen recordar a los "loros", como se llamó a los colectivos que circularon en Córdoba hasta mediados de la década de 1970.>
Al igual que en la plaza España es imposible cruzar las calles. Además, cuesta acostumbrarse que la mano del conductor es la de la izquierda... porque los autos tienen el volante a la derecha, como en Inglaterra.>
El autoservicio de mediano tamaño fue una grata sorpresa, acostumbrados a ver pequeños locales llenos de ropa, baratijas, comida, telas, antigüedades, aun en los barrios más elegantes de la ciudad: por caso, los que están próximos al histórico Gateway of India ("Puerta de entrada a la India").>
No hay mucha gente a media mañana en el autoservicio, que luce toda la mercadería ordenada, frutas y verduras de buena calidad y un enorme busto de Mahatma Gandi en el medio del local. No hay heladeras ni refrigeradores, ya que el país tiene serios problemas en organizar una adecuada cadena de frío. La leche en sachet y otros productos están en los estantes comunes. Un refrigerador contiene productos Pepsi, con una intrépida Angelina Jolie trepando por el costado del aparato, con poca ropa, algo inusual en este país en el que hombres y mujeres visten formales y muy ataviados. Ni las revistas del verano incluyen mujeres en bikini en sus tapas, como sucede durante todo el año en la Argentina.>
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Los clientes del autoservicio se asemejan a una clase media, que tiene otras posibilidades de compra. Se calcula que existen unos 300 millones hindúes con facilidades para acceder a ciertos bienes. Otros 800 millones viven en la pobreza, y algunos, en la más extrema, viven y duermen en las calles, a las que usan de dormitorio, ropero y baño.
A unas cuantas cuadras donde las mujeres indias compran en el autoservicio vestidas con el clásico saree (túnica multicolor que envuelve todo su cuerpo), cientos de personas recorren lo que se asemeja a una feria franca, en la zona identificada como "Colaba".>
Hay de todo y para todos. Verduras (también de buena calidad, aunque más sucias), colchones, almohadas, antigüedades, pescados (con un fuerte olor, ya que no están refrigerados), comidas... y hasta animales vivos. Los pollos y gallinas están en un corralito custodiados por chicos y grandes. Al frente de ese improvisado local, un vendedor exhibe un largo cuchillo y una gruesa piedra. Uno elige el animal, el hindú lo trae, lo coloca sobre la piedra y descarga el cuchillo con fuerza. íTrac!, cae la cabeza del pollo señalado. De inmediato, el resto de la familia se dedica a pelarlo para entregárselo al cliente, una práctica que en la Argentina también se hacía muchos años atrás.>
A una cuadra de esta colorida feria, obreros de la construcción trabajan haciendo el hormigón de una calle. Sobre el hormigón, levantan pequeños diques cuadrados que llenan de agua... para que el hormigón fragüe, un método que se usa en sólo muy pocos lugares.>
Las chillonas bocinas de los taxis no dan respiro. Los argentinos apuran el traslado a un shopping que está en construcción a unas 10 cuadras de "Colaba". Allí, locales de marca y hasta un Mc Donald's (el Bic Mac de pollo cuesta 55 rupias, 4,20 pesos, ya que la carne prácticamente no se consume en India) recuerdan a la cultura consumista que se vive en las ciudades occidentales.>
Y el shopping tiene un supermercado. Hay mucho orden, una o dos repositoras por góndolas, que son más altas que las de la Argentina, y el aire acondicionado invitan a la clase alta hindú (se cree que hay 110 millones de personas en este segmento social) a conocer otra realidad. "Todavía no viene mucha gente, porque los hindúes están acostumbrados a regatear los precios en las ferias y comercios", diagnostica el guía, con un fluido español.>
La tarde comienza a caer y el grupo regresa al hotel. Muchos se sinceran y elogian cómo viven los argentinos y las potencialidades que tiene el país. Bien vale un viaje para lograr semejante opinión.>
Por Juan Turello / Para CMI