El español Rafael Nadal, número dos del mundo e invicto sobre la tierra batida desde hace dos años, fue esta mañana (en horario de Italia) a un hospital romano para ser examinado debido a los mareos que acusó en la jornada de ayer, durante el encuentro en el que venció al local Daniele Bracciali.

Tras acudir ayer por la mañana al médico, al encontrarse mal, Nadal jugó y ganó el encuentro referido, reconociendo después que aún estaba algo mareado y que tenía la intención de volver a visitar al médico, que antes le había dicho que no le veía nada de extraño.

Esta mañana, al no encontrarse aún totalmente recuperado y continuar con ligeras molestias, se decidió a acudir a un hospital romano para realizarse diversas pruebas y encontrar las causas de su malestar. Los resultados de las mismas aún no se saben, pero fuentes cercanas al jugador aseguran que su deseo e intención era el de jugar el partido ante Youzhny, que tenía fijado su inicio para las 15.30 de nuestro país.

Luego del encuentro ante Bracciali, Nadal había advertido que "aun estoy un poco mareado", y como esa sensación continuó, decidió visitar nuevamente al médico. Acerca del partido, señaló que "fue normal, nada en especial, los inicios un poco difíciles hasta el octavo juego, pero luego todo fue bien; no corrí riesgos de derrota".

De su rival de ayer, el zurdo jugador reconoció que "es un rival difícil, que no te concede ritmo y que mete un potente saque". En tanto, sobre quien en principio era su rival hoy, advirtió que "es uno de mis adversarios más temibles, me ha ganado dos veces, yo también a él y, desde luego, no es el peor para mí, como lo es Blake, pero es difícil. Tendré que dar el máximo para tener opciones de ganar", reconoció antes de la decisión final sobre si jugaba o no.