La problemática de la violencia en Santa Fe
Armas y seguridad: una ecuación peligrosa
Cada tanto son secuestradas gran cantidad de armas. Pero el ciclo se retroalimenta y, en gran volumen, vuelven a las calles. Foto: Archivo El Litoral

Delitos violentos. Preocupación y miedo por la magnitud de los hechos policiales. Más consultas a armerías -mayoritariamente por impulso- pero menos ventas que se concretan. Y un debate que se actualiza y para el que no hay una sola respuesta: ¿tener un arma es garantía de mayor seguridad o sólo suma un nuevo riesgo?

"Esta parece una situación de la cual no se puede salir: creo que mucha gente compró armas pensando que con eso lograba mayor seguridad. Quien la compró y la guardó en el ropero o en un sitio escondido, tiene además dos alternativas: guardarla cargada o descargada. Si la guarda cargada pueden ocurrir desgracias que son muchísimo más frecuentes de lo que uno imagina. Si la guarda descargada, uno se pregunta para qué sirve porque si entra un delincuente no va a tener tiempo para buscarla y cargarla. Entonces nos tenemos que preguntar: ¿qué ocurre si tenemos un arma en casa y tratamos de utilizarla? La reflexión pertenece a Julio De Olazábal, presidente de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Santa Fe y docente universitario.

"A mi modo de ver -concluye-, la consecuencia es que el arma no cumple con la finalidad que uno imagina: es para gente que sabe utilizarla muy bien y además está dispuesta a hacerlo, o para gente que cree que está comprando una seguridad, cuando en realidad se compra una inseguridad extra.>

"Soy consciente del reclamo que existe respecto a la inseguridad y sobre todo -y ahí pone el acento- de la sensación de inseguridad que todo el mundo tiene y, reconozco, que se le puede responder con una sensación de seguridad por comprar un arma". Sin embargo, consideró fundamental tener en cuenta que es precisamente eso, una "sensación" que puede producir una consecuencia absolutamente inversa a la que se busca".>

Desde hace unos cuantos años en la Argentina se produjo un incremento en la violencia de los delitos y en el uso de armas de fuego, que hasta entonces podía considerarse excepcional o menos frecuente. De Olazábal ubica este cambio en los '90 y en una época en que se trató de imitar el sistema de vida norteamericano. En el país del norte "con una industria armamentista extremadamente fuerte, cualquier persona puede comprar un arma, con algún control. En la Argentina, esa disposición constitucional no existe. Lo que tenemos es derecho de defendernos pero no necesariamente con armas", diferenció.>

Violencia que se recicla

Mientras tanto los datos objetivos revelan que los delitos son más violentos y el uso de armas se ha vuelto habitual. "Habría que preguntarse de dónde proviene el arma que tiene el delincuente: de una compra ilícita y muchísimo de los hurtos y robos en casas de familias", responde. Sabemos que hoy en día la pauta básica es que el delincuente va armado. Existen normas jurídicas y penales y no dan resultado, pero no porque sean benignas o la Justicia no las sepa aplicar, sino porque no se modifican o se modifica muy poco la conducta social a través del castigo".

Para el magistrado "lo que hay que hacer es terminar con el medio que está utilizando la delincuencia y ese medio es el arma. El Estado tiene que poner todo lo suyo para restringir al máximo la venta y tiene que establecer un control muy efectivo. Y socialmente tenemos que convencernos sobre la necesidad de empezar entre todos un proceso de desarme, darnos cuenta de que estamos reciclando lo mismo, estamos aumentando la violencia".>

"Creo que una salida en este momento es comenzar un proceso de desarme, pero muy fuerte y a nivel nacional. No es imposible, hay otras sociedades que lo han logrado. Si vamos a seguir el ejemplo norteamericano, miremos también lo que está ocurriendo en la sociedad nortemericana, que es la más armada del mundo. ¿Ha logrado un mayor margen de seguridad con la tenencia y uso de armas? Para nada. Es una de las sociedades más violentas del mundo, en la que el delito con armas es absolutamente frecuente".>

De Olazábal admitió que "es un tema complejo que, como sociedad, se tiene que enfrentar. Hay organizaciones no gubernamentales que están empeñadas en el tema y creo que hay que insistir en eso. Porque, aunque los resultados parezcan magros o débiles, lo que se haga siempre va a servir".>

No sólo fines de semana

Los hechos policiales y las derivaciones de accidentes de tránsito compitenen las cifras que registra la Guardia del hospital José María Cullen. Pero hay un dato que se destaca y es que, entre los primeros, 205 fueron heridos de armas de fuego. La cifra recoge los datos hasta el 30 de abril, en una distribución temporal que ya no distingue entre días hábiles y fines de semana. Así lo asegura personal que trabaja en el nosocomio público desde hace varios años.

"Todos los días hay, no uno, sino varios casos policiales", apuntó la fuente y a modo de ejemplo consignó que el 5 de mayo (sábado) hubo 20 atenciones por accidentes de tránsito y 10 por hechos policiales, pero el 6 (lunes) fueron menos los casos de accidentes de tránsito (6) pero los policiales sumaron 9; el 1° de mayo (feriado) hubo 20 hechos policiales y 20 accidentados y al día siguiente (miércoles), fueron 11 los accidentados pero 9 las atenciones por hechos policiales.

Otro dato que llama la atención es el número de agredidos -por golpes, sin intervención de armas blancas ni de fuego pero que requirieron atención médica de urgencia- que, en los primeros cuatro meses del año, sumaron 425.

Homicidios

De los 43 homicidios que se registraron entre el 1° de enero y el 9 de mayo en el departamento La Capital, 27 se cometieron con armas de fuego. En tanto, once muertes estuvieron ocasionadas por armas blancas.

Armas secuestradas

Un total de 154 armas fueron secuestradas entre enero y abril de este año en el departamento La Capital, según datos aportados por la División Estadística y Análisis Criminal de la Unidad Regional I. Discriminadas por clases de arma se tiene que 53 fueron revólveres de uso civil, 37 escopetas, 24 revólveres de guerra, 14 pistolas de guerra, 9 pistolas de uso civil y 17 que entran en una categoría no determinada. En cuanto a los barrios con mayor cantidad de armas secuestradas, 35 corresponden a la jurisdicción de la seccional 10°, 14 a la 6° y 11 a la 7°.

Civiles armados, ¿sociedad segura?

En la Universidad Politécnica de Virginia un estudiante de origen asiático mató a 32 personas y luego se suicidó. Tres semanas después otro joven asesinó a un hombre en una pelea por un videojuego en Estados Unidos. Y en los últimos días, un niño de tres años murió luego de jugar con el revólver de su padre en Buenos Aires. Tres casos con distintas características y un mismo debate que pone en el centro de la escena la discusión sobre la tenencia de armas en manos de la población civil.

"Las armas no son recomendables ni seguras en manos de personas que no tengan la capacitación para su manejo", aseguró Aldo Perea, psicólogo del Área de Medicina Legal de la Policía. De ahí el peligro latente de dejar un revólver cargado en un domicilio, sobre todo en aquellos en donde habitan niños.

Aún cuando la persona sepa empuñar un arma y pase con éxito los exámenes psíquicos que se requieren para obtener la credencial de tenencia, puede tener una reacción poco favorable ante una situación límite. "Tal vez poseen la misma pericia que un policía para manejar un arma, pero no tienen el mismo entrenamiento para moverse en situaciones críticas o de conflicto. Ahí se genera la duda acerca de cómo va a actuar la persona: ¿va a evaluar cuándo es conveniente sacar el arma o no? Estos son aspectos en los que los policías son entrenados", dijo Perea.

Otra cuestión fundamental para el profesional, que marca la diferencia en el uso de un arma, es la experiencia. "El personal policial cuando es novato jamás sale a la calle solo sino con personal experimentado que conoce mejor cómo desempeñarse frente a un delincuente. La población civil no tiene ese adiestramiento ni la experiencia de enfrentarse y resolver prácticamente a diario situaciones de ese tipo que permiten actuar con una serenidad que es la característica de alguien que está profesionalizado en el tema de seguridad", sostuvo Perea, quien considera que los riesgos que puede generar la tenencia de un arma en un domicilio o negocio "puede aumentar la posibilidad de accidentes y la agresividad o el modo de manejarse de los delincuentes".

Nancy Balza / María Sol Pogliani