Toco y me voy
Aguanten las peñas (II)
Segundas partes nunca fueron buenas. Pero la anterior nota sobre la rauda partida del caballero de la casa hacia lo desconocido, la peña semanal, generó una inusitada cantidad de respuestas femeninas, no todas publicables ni de atildado estilo. Ahora cedo el espacio para que ellas se expresen...

* Elsa, esposa de Roberto, de Barranquitas: Yo, lo único que les digo, es que no se hagan los machitos. Porque ya no hay ningún orangután, ni marine estadounidense (y acuérdense del caso Bobbitt, de cierta rebanada precisa), ni camionero en camisetín que es taaan macho de irse a la peña así porque así y qué.

Los hombres que conozco, empezando por el mío, se van, es cierto, pero están perfectamente monitoreados. Cuentas claras conservan la amistad. Así que, el celular abierto, y dispuesto a recibir una o dos llamadas o mensajes de texto desde su casa donde Elsita e hijos se quedaron... O, incluso, si tan impostergable es la reunión con los amigos, bueno, que vayan con los chicos también, que las criaturas no molestan. No es control, es amor, nomás...>

* Mónica, esposa de Ricardo, de Santo Tomé: Esto de las peñas y el tonito festivo de su notita, señor Fenoglito, no me gustan. Me parece todo muy retrógrado y muy machista.Mi marido, peñero de alma y con regresos en dudoso estado de equilibrio, se va tooodos los sábados. Pero no se trata nomás de las horas que el señor está afuera (y prefiero que se vaya, porque cuando se queda, está insoportable; así, por lo menos, el resto de la semana está dócil y cariñoso como siempre), sino que la ingesta general cárnica y etílica hacen que a su regreso se haga el sota y se deslice subrepticiamente hacia el dormitorio y se acueste y lo perdamos por el resto del, nada menos, sábado, el día que espera toda la familia, y no sólo el señor, para hacer algo distinto, relajado, compartido.No contamos con el señor los sábados enteros y a veces le quedan las secuelas para el día siguiente, ya se trate de dolores por golpes o de cabeza o hígado. Y que yo sepa, ese señor juró protegerme, cuidarme y respetarme y no sé cuántas cosas más todos los días de nuestras vidas. Y eso incluye los sábados... * Lorena, esposa de Esteban, de Rafaela: A sí, sí, muy canchera la nota de las peñas. No hay problemas, chicos: ustedes salgan, diviértanse, encuéntrense, dejen expresar y expandir sus ganas de reunirse. Yo no tengo problemas, porque a mí también me gusta salir con mis amigas. Y Esteban ya sabe que el viernes, día estratégico para su peñita de amigos a las once de la noche, el viernes, yo lo espero hasta la una. Y si no vino, ya conoce el dicho. En esta casa, a la una... * Virginia, novia de Ignacio, del centro: Soy de las chicas modernas que tienen confianza ciega en su pareja. Si él me dice que el jueves se reúne con los amigos, pues, se reúne con los amigos. Yo, por ejemplo, así como ven, me reúno los viernes con mis amigas y salimos todas juntas a comer y a bailar. Y cuando Nachito atina a comentar cualquier cosa al respecto, le recuerdo que, así como yo no pregunté ni dudé de su salida, yo fui con mis amigas a comer y a bailar. �Comprendido? * Marta, esposa de Quico, de Recoleta: Mah sí, quién lo quiere al canchero del Quico ése que dice que primero está la joda y después la familia. Llevénselo y si se olvidan de traerlo, no hay problemas, que acá Pili y yo la pasamos muy bien sin él. Por otra parte, lo que hace con sus amigotes y lo que deja de hacer en casa tienen el mismo valor y significado: nada. Así que, Quiquito, andá tranquilo y no te olvides la bufanda, querido. * Carito, esposa de Néstor, de Barranquitas: -Vos hacéte nomás el canchero con lo de las peñas. Yo también voy a hacer las peñas el mismo día y horario con las chicas. �O ustedes se creen que son los únicos que con dos llamados arreglan todo? Nosotras también podemos. Y la posesión y cuidado de la nena de ambos, va a sorteo. Tres veces con la criatura a rastra y tus mismos compañeros de peña te van a expulsar. Así nos divertimos todos, �no?

Transcripción: Néstor fenoglio - [email protected]