DE RAÍCES Y ABUELOS
La Guardia: el lugar de los sueños y el trabajo

La fábrica de caños de grees funcionó en La Guardia.. 

La familia Alassio

, de origen uruguayo, construyó una fábrica de cerámica en esta localidad cercana a Santa Fe por las bondades de su tierra. Descendientes de Oscar recordaron su aporte a la comunidad.

Susana Alassio de Gainza -en colaboración con sus hermanos: Aldo y Celia de Serricchio- quiso recordar la llegada de sus padres, de nacionalidad uruguaya, a Santa Fe por motivos laborales, pero también enfatizar el aporte que realizó su padre a la comunidad santafesina por haber pertenecido a diferentes instituciones.

"La vida de mi papá, Oscar Alassio, nos marcó a fuego a mí y a mis hermanos en lo que refiere a la libertad, que era su valor primordial, que estaba vinculada con su sentimiento de patria. Él amaba por igual al Uruguay y a la Argentina. Recuerdo que todas las fechas patrias argentinas y uruguayas, mi papá nos despertaba con el himno nacional de ambos países, que escuchábamos antes de desayunar e ir a la escuela", reconoció a De Raíces y Abuelos.>

Para referirse a la historia de sus padres, Oscar Alassio y Luisa Bartaburu (Chita), Susana comenzó a relatar lo siguiente: "Se subieron al sueño de los mayores y en esta ciudad nos gestaron, educaron y nos vieron formar nuestras familias. Un día del mes de abril de 1930, crujían las hojas bajo las pisadas de dos enamorados en Young, en la República Oriental del Uruguay. Eran las de los pies de nuestros padres, que se hacían fuertes intentando darse cuenta de que no estaban volando. íSe habían enamorado! El camino pedregoso atenuaba su dureza con las hojas que lo amarilleaban. Era ancho, unía la tranquera con el casco de la estancia El Limón, perteneciente a nuestros abuelos maternos. Estaban iniciando una aventura de vida que no imaginaban, lejos de ese espacio con promesa de futuro seguro. Sin embargo, ésa y otras caminatas con manos tomadas y besos escondidos entre eucaliptos, eran presagio de una vida plena de coraje y de esperanza".>

Propuesta laboral

En 1935, Oscar Alassio tenía 25 años y era gerente de la sucursal Young del Banco República del Uruguay. Fue convocado a trabajar en la fábrica que los hermanos Alassio habían instalado en La Guardia, una localidad cercana a nuestra ciudad. Alentado por sus compañeros de trabajo y por los numerosos amigos dejó ese espacio laboral seguro, logrado a través de un concurso a nivel nacional, para emprender viaje hacia la que sería su "segunda patria", como él decía.

"Se abrazó a su madre Raquel Buscaglia y a sus tres hermanas: Nela, Esther y Elda Alassio. Vio cerrarse tras de sí la gran puerta de la casona de Paysandú, donde había transcurrido su infancia y adolescencia. Dejó las manos extendidas para que su enamorada entendiera el mensaje de la invitación a seguirlo. Partió en barco desde Montevideo. Desembarcó en el puerto de Buenos Aires. Allí, decía, la Argentina comenzó a "metérseme" con sus colores, sus olores, su gente", explicó Susana.>

Finalmente, llegó en colectivo a La Guardia, donde las chimeneas y los hornos de la fábrica Alassio Hermanos SA lo deslumbraron. Se reencontró con su padre, Domingo, el que lo esperaba junto a todos sus tíos para otorgarle la responsabilidad del gerenciamiento de la industria, depositando en él la confianza ganada por sus méritos adquiridos en el Uruguay.>

Comenzó a darse cuenta -opinó Susana- al ver "la obra" de que la creación no es contingencia; es resultado de los deseos, de la necesidad profunda que se multiplica cuando la gestión da frutos contagiando la búsqueda de libertad. Ésta era, tal vez, su palabra preferida: íLibertad!>

Empresa familiar

Los hermanos Alassio eran Serafín, Juan, Tomás, José, Domingo Federico, Florencio y Josefa (la tía Pepita). Habían asumido la construcción de la empresa desempeñando distintos roles, pero con idéntico y apasionado compromiso.

La primera razón de la existencia de la fábrica Alassio Hnos. SA en La Guardia fue que encontraron una política del gobierno argentino que les permitía, lo que el gobierno uruguayo no: importar las únicas maquinarias existentes en el mundo con las que fabricarían los caños de material grees, para uso de instalaciones sanitarias, desagües cloacales, tanto domiciliarias como urbana.>

El segundo motivo fue que los Alassio encontraron la tierra apta para hacer el barro que pudiera -luego de ser sometido a proceso de horneado a altas temperaturas- convertirse en cerámica vidriada. Esa tierra estaba en La Guardia y allí estaba entonces el lugar de los sueños y el trabajo.>

Susana explicó que "ante los ojos de mi padre estaban seis hornos para tres mil caños cada uno, un secadero de tres plantas con dos enormes montacargas en el que secaban sesenta mil caños a la vez. Una enorme caldera, dos usinas, diez motores, varias bombas, máquinas excavadoras, dos zorras para el transporte de la tierra, una vía por la que transitaban hasta el río y la fabricadora de caño, o sea, la matriz. Todo ello había sido construido e instalado durante largos cinco años, debiendo enfrentar en un período de este tiempo la inundación de 1929".>

Coraje para avanzar

Y continuó: "Encontró el motivo por el cual los hermanos Alassio habían dejado Paysandú, a sus padres, y abandonaran la pequeña fábrica construida en esa ciudad. Comprendió el valor del coraje de sus tíos Federico y Florencio, quienes viajaron en dos oportunidades a Estados Unidos para interiorizarse sobre las industrias existentes en ese país dedicadas a la fabricación de caños grees. Esto les posibilitó ampliar sus conocimientos".

Florencio se involucró en el estudio y especialización para la instalación y futuro manejo de las turbinas y la caldera, los motores generadores de energía. Federico lo hizo respecto de la extracción de tierra, elaboración de barro, moldeado, secado y horneado.>

José había sido el ideólogo de la creación de la fábrica original de Paysandú, y Domingo -abuelo de Susana- apoyó económicamente con los recursos de sus trabajos en Uruguay. Éste viajaba periódicamente trayendo los aportes necesarios y llevando sus máquinas fotográficas con las que dejó el testimonio de dicho proceso.>

Josefa -como hermana mujer de esta época- entregó su vida a sus hermanos, aseguró Susana. Les organizó la vida cotidiana y, con la actitud tierna que la caracterizaba, convocó a la unión y el bienestar familiar contenido en el chalet grande que se había construido cerca de la fábrica.>

Esa vida familiar se extendió con la llegada de su padre y con el casamiento de Florencio, quien habitó el otro chalet, con su esposa Dora Cometa. Allí crecieron sus hijos Florencio (Bocha) y Dorita, quienes viven en nuestra ciudad, sucedidos por hijos que en la actualidad desarrollan profesiones que reafirman la huella familiar.>

El matrimonio

Susana Alassio continuó su relato: "Luego de haberse abocado a la organización administrativa de la fábrica nuestro padre regresó a Paysandú, adonde se casó con nuestra madre rodeados de todos los afectos. Partieron de viaje hacia Montevideo, embarcaron en el puerto de la capital uruguaya y desembarcaron en el de Buenos Aires, quedando registradas sus entradas al país, trámite que les sirvió para legalizar su residencia en Santa Fe como ciudadanos uruguayos. Aquí nacimos sus tres hijos".

También remarcó con gran orgullo que "la esperanza, la libertad, la honestidad y la humildad eran valores que -puestos en acción y palabras- trataron de transmitirnos. Pero entre todos ellos se colaba siempre un sentimiento: el de Patria. Cada amanecer de las fechas patrias argentinas y uruguayas sonaban los himnos de ambos países, envolviendo casi con estridencia nuestro hogar. Fue una de las estrategias para hacernos comprender el valor de la hermandad entre los pueblos".>

Luego, la veterinaria

El avance de la economía determinó que el uso de los caños que fabricaba Alassio Hnos. SA fueran reemplazados por los de PVC. Por eso, la fábrica comenzó a sentir el impacto del cambio y a la vez la familia comenzaba a sufrir la pérdida de sus miembros, quienes decidieron vender la industria, lo que significó la dolorosa culminación de un sueño hecho realidad.

"Como mi padre tenía la responsabilidad de continuar luchando por su familia volvió a soñar con otro proyecto: fundar una veterinaria. Lo concretó fiel a sus convicciones vinculadas con el amor a los animales y se llamaba El Campo. Cuando falleció su socio, continuó el emprendimiento como empresa familiar, secundado por su hijo veterinario. Compartieron las responsabilidades propias del negocio además de una constante en su vida: la cordialidad y el placer de hacer amigos", recordó Susana.>

Por esta nueva actividad, Alassio fue miembro de la comisión directiva de la Sociedad Rural de Santa Fe y fue jurado avícola durante las exposiciones. Además, tenía por hobby criar gallinas.>

Palabras finales

"Esos novios que cierta vez habían caminado sobre hojas crujientes de otoño se dieron cuenta de que vale la pena soñar y construir. Entre tules de novias, corbatas, ovillos de lana y pañales abrieron los ojos a una nueva etapa de la vida. De pronto, nueve nietos alborotaron su casa", concluyó Susana.

Y agregó: "Nos regalaron la fiesta de su alegría. La abnegación con la que nos educaron la reeditaban en cada gesto, cada sonrisa, cada palabra dirigida a nuestros hijos. Es aún querer vivir la fiesta de la vida de dos corajudos que emprendieron la gran aventura lejos de su patria de origen, para gestarnos y educarnos en la que es nuestra Patria".>

Una pastera y tres puentes

Lógica de la hermandad.

Somos descendientes -advirtió Susana Alassio- de una familia de inmigrantes uruguayos que se unieron para su proyecto común que trascendió lo familiar y el límite de dos países.

Dejaron una huella que no se agota: el amor a la propia elección de vida, además del amor al arte, a la ciencia, a la tierra, a los animales, a la lectura, a la investigación. Docentes, artistas, veterinarios, técnicos agropecuarios, bibliotecarios, arquitectos, defensores del derecho, comunicadores sociales, empresarios intentamos caminar sobre esa huella.>

Como descendientes de uruguayos no cargamos con el estigma del dolor por haber dejado el terror de la guerra. Pero en la actualidad una industria perteneciente a capitales que no son ni argentinos ni uruguayos origina el conflicto entre las "dos Patrias" de nuestros padres, y nos provoca el desconcierto.>

"Ellos nos enseñaron con la lógica de la hermandad. Se profundiza nuestra incomprensión pero también sentimos renacer la esperanza porque las manos de dos presidentes se tomen fuertemente amarrados a una historia y a un presente que muestren al mundo cómo se lideran dos naciones americanas, con la lógica que demanda la humanidad: con paz, libertad, trabajo, ívida de personas y su tierra!", concluyó.>

Actividades comunitarias

Clubes y asociaciones.

Susana Alassio explicó que "mi padre formaba parte de la cooperadora de la escuela N° 567 República Oriental del Uruguay. Consiguió inaugurar el primer comedor escolar de la ciudad y participó en los trámites de construcción del nuevo edificio. Esta actividad también le posibilitó contribuir a formar la Asociación de Residentes Uruguayos, a partir de la cual vivió el placer del encuentro con muchos de ellos".

Y agregó: "Habitar en ésta, su segunda patria, estimuló su espíritu cooperativo con el que contribuyó también a dejar una huella imborrable en La Guardia. Junto a los hermanos Alassio y a su entrañable amigo Humberto Manuel Annichini, propietario de la otra fábrica de cerámica de La Guardia, y a Aldo De Petre, vecino de la localidad, emprendieron -desde la asociación cooperadora de la escuela N° 941 Juan Apóstol Martínez- la construcción de su nuevo local. Contaron con el asesoramiento de su primera directora Carlota Soria y la docente Filomena Sosa, testigo comprometida con toda una historia de sueños, de esperanza, de dignidad y trabajo".>

Su padre -junto a Annichini- también construyó y organizó el Club Social y Deportivo de La Guardia, iniciativa apoyada por su abuelo y tíos abuelos, fieles a su sensibilidad social y al espíritu de progreso.>

textos de Mariana Rivera