"Comencé a los 6 o 7 años, jugando en la colonia del Club de Regatas Santa Fe, donde me crié prácticamente, al igual que mi hermana Luli, también jugadora. Mi padre, `Guegué', fue jugador y es entrenador, por lo cual la historia venía de familia. Primero fueron las escuelitas de minivóleibol: integré todos los equipos de las distintas categorías hasta llegar a mayores".
"Siempre jugué de punta receptor y líbero, cuando apareció este nuevo puesto. Con Regatas, en 1998, clasificamos para jugar la Liga Nacional y nos mantuvimos tres ediciones. Los dos primeros años peleamos por no descender y el tercero hicimos un muy buen torneo, perdimos en cuartos de final con Olimpikus de Azul. A esa altura ya había integrado todos los seleccionados santafesinos y una preselección juvenil argentina. Luego, mi familia se traslada a Buenos Aires por cuestiones laborales, y me llaman para jugar en Gimnasia y Esgrima. Allí arrancó mi vida deportiva a pleno, jugando el torneo metropolitano. Jugué en Geba, Ferro, Italiano, Centro Galicia, Bomberos La Matanza".
"En la temporada 2000/2001 jugué la Liga Nacional en Olimpikus de Azul, donde salí campeón; no paré de jugar nunca, hice un gran torneo. Pasé a jugar a Swiss Medical de Tucumán, junto a Hugo Conte. El primer año perdimos la final y el segundo ganamos el torneo".
"Yo ya había dejado pasar dos oportunidades anteriores para ir a jugar a Europa; y esta vez dije: voy y lo aprovecho. Tuve una oferta muy tentadora, yo estaba trabajando muy bien, y acepté jugar en Realitas Vóley, que tiene su sede en Guadalajara, España, a 50 Km. de Madrid, ciudad de unos 300 mil habitantes. La condición que puse fue poder seguir ligado a mi trabajo como profesor, enseñando a los más pequeños. Me dieron la posibilidad de armar un proyecto deportivo para las escuelas, que en su mayoría son públicas y tienen excelentes polideportivos. Hicimos una captación, juntamos muchos chicos y la idea es seguir desarrollándolos. Coordino escuelas de vóley, financiadas por el ayuntamiento (lo que sería acá la municipalidad)".
"Mi equipo jugó la segunda división de España y logramos el ascenso. Se reestructuró la Liga Nacional, se formaron tres niveles: Superliga A, Súperliga B y FEV. Las empresas aportan dinero, hay argentinos jugando por todos lados, no sólo a este deporte. En mi equipo yo era el único, pero este año se sumó un juvenil, armador, de Club de Amigos, con mucho futuro".
"Mi pico más alto fue con Olimpikus, dirigido por Jon Uriarte, que confió en mí y jugué 44 partidos en total. Era un equipo corto, sin muchos cambios, con muy buenos jugadores como el brasilero Rodrigo Giuliani, un opuesto excelente, de 30 puestos por partido, hoy en Italia. Esa actuación me abrió muchas puertas. También me fue muy bien en Swiss Medical, perdimos la final ante Bolivar, el entrenador era Waldo Kantor, Bidegain, Porporatto, y apoyado por una gran estructura empresarial".
"Con Bolivar perdimos un torneo y le ganamos otro. Con respecto a las empresas, tengo una sensación medio rara. Por un lado, es bueno que apoyen, porque facilitan los viajes, los entrenamientos, alojamientos, todo para competir, pero peligra el desarrollo de las instituciones como clubes. Yo no me puedo quejar: por ejemplo, en Swiss Medical estábamos en la cresta de la ola. Fue increíble lo que generó esa empresa en Tucumán, los jugadores estábamos 10 puntos, pero la empresa logró el objetivo de mercado publicitario, asociar el nombre de la firma al deporte, lo logró y luego se retiró. No hubo objetivo de desarrollo de divisiones inferiores, como hacen los clubes. Los jugadores pierden el sentido de pertenencia a una institución. En Europa no existen los clubes, son todas empresas y aquí se copió ese modelo. Realitas Vóley es una empresa inmobiliaria y es el único equipo de varones de la ciudad. Hay además uno de básquet y uno de fútbol sala, deporte al que le dan mucha importancia en toda España. Casi no hay clubes como instituciones o lugar físico, hay polideportivos municipales, bancados por los ayuntamientos con dinero del Estado".
"Me quedé sorprendido de cómo respetan en España a los deportistas argentinos. Yo fui con miedo por la discriminación o por eso de que te digan `sudaca'. Pero somos `mantequita' de cómo tratan a los extranjeros y sobre todo a los sudamericanos. Hay una gran cantidad de colombianos, ecuatorianos, brasileros, paraguayos, pero nosotros somos los más `europeos' y hacen diferencia, nos distinguen del resto. El deportista argentino está muy bien visto, es inteligente, se adapta rápido, entrena, tiene riqueza técnica, y además, le salimos baratos. Pero ellos se preocupan por aprender, no sólo los jugadores, también técnicos, dirigentes, les gusta cómo trabajamos: la seriedad, la profesionalidad. Se asombran del bagaje técnico de los jugadores jóvenes"
"El Negro" Combes nació en Santa Fe, tiene 32 años, es hiperactivo, fanático de la lectura y la música ("de neto corte stone", aclara). Le encanta el cine y el fútbol. Se define como "constante" y dice que lo que consiguió no fue por aventura, sino por esfuerzo personal y dedicación. Es estructurado, no le gusta improvisar.
Para recordar. "El primer día que llegué a España crucé una calle por el medio de la cuadra como acá y escuché que todos me gritaban y me hacían señas, desde los que caminaban, hasta los que estaban en un bar -allá tienen como tres por cuadra- y no lo hice más. Yo era el equivocado, sin dudas. Crucan por el `camino de cebra' en la esquina. Son más ordenados que nosotros". >
El futuro. "Seguir jugando y trabajando en España, hago lo que me gusta y me apasiona proyectar enprendimientos".>
Lo que extraña. "Estar en Santa Fe con sus seres queridos, tengo una familia muy grande. Los amigos del club Regatas, soy fanático de Unión, de ir a las tribunas con banderas y a los viajes a alentar al equipo; ir a los recitales de rock nacional, comer asados, alfajores y bizcochitos de grasa".>
Qué espera de la vida. "Hoy estoy tranquilo, esta experiencia es fantástica. Me gustaría conocer más Europa, otros lugares y culturas. Gracias al vóley me pude comprar mi casa, un auto, pude ahorrar, se me abrieron puertas para trabajar en lo mío, no solo allá, sino también en Buenos Aires. Jugué en una preselección nacional, recorrí todo el país, conocí infinidad de amigos... Ahora me gustaría conseguir algo más estable: conformar una familia".>
textos de Luis Gudiño.