José Luis Pagés
A la banda de los Maraqueros, uno de los clanes delictivos de la zona oeste que se inició hace poco más de una década en uno de los pasillos que unen calle Entre Ríos y Amenábar, le atribuyen fuentes policiales toda la responsabilidad por los violentos enfrentamientos que ayer, durante toda la jornada, mantuvieron en vilo a los vecinos del barrio San Lorenzo.
El saldo provisorio de los incidentes que empezaron al promediar la mañana con un tiroteo que involucró a los propios miembros de la banda del pasillo y surgieron después con el ataque contra un agente penitenciario, fue el de tres heridos de bala, pero también resultó dañada la imagen del barrio: la propia comisaría fue atacada y también, un móvil de prensa.
Presuntamente, uno de los once hombres investigados por el fusilamiento callejero del agente Santillán -todos ellos en libertad- llamó a la casa de la familia Solís para pedirle al jefe de familia, el penitenciario Luis Antonio Solís (49), que solicitara una ambulancia. Ese hombre -un tal Pasculi- había sido baleado en el rostro y en el costado derecho.
Esa acción se habría desarrollado a la vista de los Maraqueros que perseguían a Pasculi con la clara intención de pasarlo a mejor vida, así que cuando el herido fue retirado del lugar, Solís pagó caro la humanitaria acción que salvó a Paculi, pero atrajo hacia él y su casa de familia, la ira de los Maraqueros.
Los enardecidos delincuentes -dijo una fuente policial-, insultaron a Solís y enseguida le descargaron una lluvia de piedras y disparos de arma de fuego. El incidente se generalizó y uno de los hijos del penitenciario fue alcanzado por la horda, entonces Solís empuñó el arma reglamentaria y abrió fuego.
Las fuentes sostienen que Solís alcanzó a uno de los Maraqueros con uno de los disparos, pero a cambio de eso él mismo recibió tres tiros que lo derribaron, dejándolo malherido.
La refriega había alcanzado su mayor intensidad pasado el mediodía; y con dos heridos en el propio bando, además de algunos detenidos y alojados en la subcomisaría 10a., la banda se reorganizó y fue al rescate. La propia subcomisaría sería rodeada y atacada por los Maraqueros que finalmente debieron replegarse ante la llegada de refuerzos y sobre todo, bajo una lluvia de perdigones.
Después, un móvil de Canal 13 sobrepasó la línea de bulevar Zavalla donde aguardaban por los heridos las ambulancias de los servicios de emergencia, pero al llegar al lugar de los hechos la periodista Silvina Cian, al igual que sus compañeros, fue blanco de graves amenazas y enseguida el cristal de una ventanilla estalló junto a su cara, sin que por fortuna resultara lesionada.
De tal modo, quienes pueden vanagloriarse por haber dificultado sino impedido a lo largo de la última década el ingreso de las ambulancias, de los bomberos y del transporte público, también pueden ufanarse ahora de haber echado a la prensa del barrio San Lorenzo.
En el barrio que gracias a los Maraqueros del Pasillo está marcado entre los servidores públicos como "zona de alto riesgo", un nutrido contingente policial policial cubrió ayer la retirada de los familiares del penitenciario Solís y las casas de ese mismo grupo de familia están bajo custodia de la Guardia de Infantería, también bajo la atención del jefe de la URI, Juan Ruiz, según pudimos ver esta mañana.
Solidaridad
El Foro de la Comunicación Santafesino (Focos), la Asociación de Prensa de Santa Fe y el jefe de la Unidad Regional I, Juan Faustino Ruiz, manifestaron su solidaridad con el equipo periodístico de Canal 13 de Santa Fe agredido este último domingo en las calles de barrio San Lorenzo.