Murió al volante de un Chevrolet Meriva
Fría ejecución en Facundo Zuviría
El automóvil de la víctima permanecía esta mañana en poder de la policía. Foto: Danilo Chiapello.

Un ex policía que se convirtió en proxeneta fue acribillado a balazos, en el mismo lugar donde un grupo de amigos lo esperaba para jugar un picado de fútbol. Los asesinos escaparon.

Un hombre fue asesinado ayer a la tarde, por dos desconocidos que lo hicieron blanco de numerosos balazos, cuando detuvo su auto en Ayacucho y Facundo Zuviría.

El hombre que se hallaba al volante de un Chevrolet Meriva -último modelo- no estaba solo cuando lo sorprendieron los asesinos. Su compañera también resultó herida de bala y el hijo adolescente -en el asiento trasero- salvó su vida providencialmente.

El conductor del Chevrolet murió como consecuencia de los doce o trece agujeros de bala que el médico policial contó en su cuerpo. La mujer, con brazo herido y en medio de una crisis de nervios, sería retirada de la escena en una ambulancia del Dipaes.

La policía identificó como a Ramón Salina al hombre que fue víctima fatal del alevoso ataque y como a Alejandra Delfino, a su compañera herida. Él tenía 44 años y ella 34. El hijo de ambos, milagrosamente ileso, es un adolescente de 13 años de edad.

En cuanto a los desconocidos que ejecutaron a Salinas, nada se sabe por el momento. Sí, está claro que fueron dos los hombres que pasaron junto al Chevrolet y que, después de caminar unos pocos metros por la avenida, volvieron sobre sus pasos y tiraron contra el blanco con pistolas 9mm.

Uno de los tiros, el que dio en el cuello de Salina, fue fulminante, pero los asesinos hicieron otros, numerosos disparos, tantos que uno de los proyectiles desviados hirió a la mujer.

Salina, quien había llegado al lugar con intención de jugar un partido de fútbol murió al volante del auto registrado a nombre de esposa, mujer con la que compartió la aventura de vivir peligrosamente la mayor parte de su existencia.

Allegados a la investigación del crimen no dudaron al decir que Salina -exonerado de la Policía santafesina- fue víctima de un ajuste de cuentas por diferencias surgidas en el ambiente prostibulario.

El ex policía que se vio involucrado en un caso de homicidio perpetrado en las calles del barrio Santa Rosa de Lima a mediados del '97, tenía entre sus antecedentes no pocos delitos contra la propiedad y las personas, todos ellos relacionados directa o indirectamente con su vida de cafiolo.

"Una sola de las mujeres relacionadas con Salina tenía más de sesenta entradas en la policía por ejercicio de la prostitución", dijo una de las fuentes consultadas, la misma que agregó que el hombre cobardemente asesinado "terminaba de colocar una chica de unos 20 años en la plaza de San Vicente".

Los investigadores descartaron de plano que el brutal homicidio hubiese resultado de un frustrado intento de asalto. "No, porque lo acribillaron. Sabían que iba a jugar un partido en barrio San José y lo estuvieron esperando. Matarlo, era lo único que querían", dijo nuestro entrevistado.

Al parecer, la muerte de Salina se inscribe en una saga que salpica el mapa santafesino con sangrientos episodios criminales que tienen por principales protagonistas a los cafiolos y a sus sicarios y pupilas en los papeles secundarios.

El comisario Juan Faustino Ruiz, jefe de la Unidad Regional I, dijo esta mañana que al sumario relacionado con la muerte de Salinas en jurisdicción de la Subcomisaría 11a., lo seguirá Homicidios.

Se puede imaginar que, dado el cuadro, los agentes de esa división trabajan en dirección a identificar y detener a los asesinos, también a quienes les dieron apoyo logístico y a sus posibles mandantes. Los policías actúan con conocimiento del juez de instrucción en turno, Dr. Rubén Saurín.

José Luis Pagés