Agencia Télam / De la redacción de El Litoral
El momento que vive Lanús, de buen rendimiento en el Torneo Apertura y ganador ante Vasco da Gama, luego de eliminar a Estudiantes de La Plata, en el partido de ida por la Copa Sudamericana, tiene en la figura de su entrenador Ramón Cabrero, a una síntesis histórica: el buen juego y el amor por el club.
El técnico "granate" nació en Santander, España, el 7 de noviembre de 1947. Cabrero es hijo de un albañil que trajo a su familia a Lanús en 1950 y narró cómo el club "de moda" alcanza los principales objetivos en silencio y sin perder su identidad.
"Lanús juega un fútbol claro, hasta sencillo; por momentos efectivo y que puede impactar en la vista no solamente de nuestros propios hinchas", dijo Cabrero, quien en noviembre de 2005 estaba en las inferiores y fue convocado para la emergencia: la Primera se había quedado sin entrenador.
Por otra parte, Cabrero ingresó a las inferiores del "granate" cuando tenía 10 años. "En mi infancia era hincha de Racing; de ir a la cancha. Vi todo aquel tiempo de grandes jugadores como Rubén Sosa, el "Marqués'; el mejor Oreste Corbatta, pero también a (Juan José) Pizzuti, (Pedro) Manfredini y la "Bruja' (Raúl Oscar) Belén", evocó.
"A los 14 años, ya "quedé' aquí (se refiere al estadio), cuando todo esto era de madera. Llegué a la Primera a los 19 e integré a aquel gran equipo con "los albañiles' Manuel Silva y el paraguayo Bernardo Acosta; también el zurdo De Mario", recordó con orgullo.
"�El secreto de este Lanús? Lo que dije: jugar por abajo, sin apurarse en la salida; hacerlo práctico, sin mayores rebusques. Eso sí, si el club no debiera desprenderse de dos o tres jugadores por torneo, podríamos ser campeones. Hoy, estamos para contarnos entre los seis primeros", reflexionó Cabrero.
Algo a lo que nunca renuncia el actual DT del "Grana" es a la posibilidad de celebrar un título. "El año pasado tuvimos muy buenos partidos y ahora, en el Apertura, con varios cambios, el equipo volvió a encontrar el fútbol que quiere la gente del club: cambian algunos intérpretes, pero todos quieren la misma melodía", sonríe Cabrero.
"En el ciclo que llevamos (agrega al resto del cuerpo técnico, con su ayudante Luis Zubeldía y al preparador físico), Lanús logró algunos resultados impensados: aquí le ganamos a River 4 a 1 en el Clausura 2006 y a Boca en La Bombonera, en diciembre del año pasado... el 2 a 1 que todo el mundo recuerda", comentó.
"A Lanús le estoy eternamente agradecido: aquí jugué varios años, integré un equipo inolvidable y luego pude formarme como entrenador. Ya en el 84, con 36 años de edad, siendo director técnico de la Primera, llegamos al Reducido de la B con un equipo muy recordado", puntualizó.
Cabrero se enorgullece del momento que vive Lanús (firmaba autógrafos todo el tiempo, rodeado de adolescentes que, al pasar, exclamaban: "íGrande, Ramón!") y de las inferiores: "Se vienen otros pibes muy buenos.
"Podría decir que somos fuertes atrás, eficaces en el medio y rápidos adelante. Claro, con Rodrigo Archubi y Sebastián Leto teníamos un juego por momentos hasta lujoso, con aquel estilo de las paredes en velocidad. Pero la realidad indica que los más destacados se van enseguida", se lamentó.
"La mayoría de los entrenadores argentinos son buenos. Destaco a Marcelo Bielsa, un estudioso; pero también están Ramón Díaz, un intuitivo, y Daniel Passarella, de gran personalidad. En mi caso, si no hubiera una propuesta del exterior, sigo en Lanús, que es mi lugar en el mundo", concluyó.
A los 60 años de vida, con 50 de ellos cultivando su amor por Lanús -ingresó a la prenovena, en 1957, a los 10- Ramón Cabrero vive cada día profundamente relacionado con su vida de ex futbolista y entrenador "granate".
Perteneciente a una familia de inmigrantes españoles que llegaron en los 50 a la Argentina, "cargados de ilusiones", como él dice, el popular Cabrero ha cimentado fama de persona "sencilla, equilibrada, con sentido común y paternalista, sin perder la autoridad".
"Siempre les digo a los pibes, ya en la cuarta, que tienen que ser muy profesionales si se van a dedicar a esto. Cuidarse, alimentarse bien, entrenarse fuerte, acatar, mejorar la técnica y estar listos para cuando les llegue el momento", aseguró Cabrero.
"Todos saben que jugar en Lanús supone un compromiso con el buen fútbol; la llegada asociada, un modo efectivo de atacar. Es algo que se transmite; en mi caso recuerdo a un señor Martín de apellido que era el que teníamos en las inferiores", rememoró.
"Los Cabrero siempre nos manejamos con los mismos códigos del viejo: ser honestos y buenos laburantes", explicó el silencioso técnico.
Y siguió: "Fui también jugador de Newell's, en 1971, donde estaban "Manolo' Silva, Alfredo Obberti, que era un "crack', los brasileños Marcos y Bezerra. Un equipazo. En el 72 a Heraldo (por Bezerra, fallecido en un accidente) y a mí nos compró el Atlético de Madrid. Jugué en España hasta 1976", recordó el DT del "Grana".
"Atlético de Madrid, en el 74 llegó a la final de la Champions League. Nos ganó en el último minuto el Bayer Munich, en Bruselas. El equipo era dirigido por Juan Carlos Lorenzo y estaban también el "Ratón' Rubén Ayala, Ramón Heredia y el "Panadero' Rubén Díaz", añadió.
"El "Toto' Lorenzo, otro personaje, se quería comer a nuestro arquero por un error en el gol decisivo. Fue el 2 a 1, los alemanes no perdonaron. Pero, igualmente quedamos en la historia de los "colchoneros'. Como ve, no me puedo quejar", cerró Cabrero.
El volante "granate" Diego Valeri manifestó que tanto para sus compañeros como para él es un privilegio que Independiente, Boca y River estén por debajo de Lanús, el puntero en la tabla de posiciones del torneo Apertura.
"Es un orgullo que Independiente, Boca y River estén debajo de nosotros y hay que disfrutarlo con todo, porque el hecho de que esos equipos estén detrás de vos no se da todos los días", afirmó Valeri.
Para el jugador, que nació en las inferiores del club, la campaña que el equipo realizó hasta el momento motivó que la gente se acerque mucho más a la cancha: "Se generó una sensación de alegría, que la gente nos reconozca. Que venga a la cancha y la movida loca que estamos generando", dijo el habilidoso Valeri, en declaraciones radiales.
Pero al margen de la satisfacción y la lógica alegría por ser el puntero del campeonato, el volante reconoció que Lanús aún debe madurar como equipo. "Creo que todavía nos falta madurar para manejar los partidos. A veces el rival nos maneja y sufrimos mucho. Tenemos 20, 30 ó 40 minutos arrolladores y después perdemos la pelota y nos hacen lo mismo. Y sufrimos demasiado. Eso es lo que hay que mejorar, encontrar una regularidad durante el mismo partido", puntualizó.
A la hora de hablar de los rivales en la pelea por el campeonato, Valeri señaló a dos equipos: Boca, que no viene jugando bien, y Tigre, la otra sorpresa del campeonato. "Tigre nos puede restar puntos al enfrentarnos, pero creo que Boca puede volver a ganar y explotar anímicamente. Y tenemos que jugar contra ellos en la Bombonera", concluyó.