Gregory Streppel
"Estar aquí es muy emocionante, me siento como en mi casa..."

En Santa Fe. Pasó las fiestas junto a su esposa Raquel y su familia en Coronda, una ciudad que le inspira muchos recuerdos gratos. Foto: Alejandro Villar

El canadiense participó desde 1992 en la Santa Fe-Coronda y ganó en 1994 y 1995. Se casó con una corondina, trabaja de farmacéutico y tienen tres hijos.

"Me encantaría poder volver algún día y participar nuevamente, si hay un maratón de veteranos", confesó el canadiense Gregory Streppel, ganador de dos ediciones de la tradicional Santa Fe-Coronda.

Vino a Santa Fe y se reencontró con viejos amigos y rivales de las aguas abiertas: los hermanos Fleitas y Diego Degano; afirmó sentirse como en su casa, por todo el cariño que le brindan cada vez que viene a esta ciudad y, por supuesto, Coronda, de donde es su mujer, Raquel.

Extraña mucho

En diálogo con El Litoral, Streppel expresó que "haber venido, ver el río, recordar tantos momentos lindos, me produce melancolía. Extraño la relación con los otros nadadores, haber compartido con ellos momentos imborrables, tener rivales; uno desarrolla amistades, lazos que se añoran. Con el tiempo, uno se da cuenta de todo lo que pierde en la parte social.

"Hace poco empecé a nadar con más frecuencia, extraño el estado físico que solía tener, varios kilos menos", dijo sonriendo.

Junto a su esposa Raquel, traductora y profesora de inglés y castellano en Canadá, tienen 3 hijos: Nicolás (9), Theodore (7) y Josephine (4).

Cuando se le preguntó si alguno seguía sus pasos en la natación, contestó en castellano: "íClaro, no! íJugador de fútbol! Y hockey sobre hielo, pero nadador o nadadora no".

"Es muy lindo volver a ver a todos los nadadores, con los que me encuentro, y recordar el pasado con todas las memorias que hemos compartido", reiteró y se emocionó al borde de las lágrimas, ya que hacía 4 años que no venía a la Argentina.

Su primera vez

"1992 fue el año de mi debut en la Santa Fe-Coronda. Arribamos con mi entrenador a la ciudad, nos dimos cuenta de que la prueba iba a ser totalmente diferente de las demás, por las dificultades que presentaba el río", expresó.

"El jueves previo visitamos Coronda para la presentación oficial, y en el trayecto, cuando cruzábamos el Puente Carretero me di cuenta de que así sería realmente como yo pensaba, muy difícil", agregó.

"Ya en la recepción, con mi entrenador pensamos que sería una buena idea si encontráramos a alguien que hablara inglés para acompañarnos en el bote. Por eso, conversamos con Daniela, una jovencita que hablaba nuestro idioma perfectamente, aunque nos dijo que no podía acompañarnos porque estaba afectada a la organización de la maratón, pero que nos podía presentar a su hermana Raquel", indicó.

"Después de nuestra primera conversación, decidimos subirla al bote y ése fue el momento en que conocí y hablé con quien sería mi esposa mas tarde. íUna hermosa argentina!", resaltó.

íQué momento!

"En 1992 estábamos en Piedras Blancas y la prueba estaba a punto de comenzar. Había un sprint inicial que otorgaba dinero y se extendía hasta el Puente Colgante", recordó.

"La verdad que largué muy rápido porque quería ganarlo y empezamos a nadar brazada a brazada con Christof Wandratsch, aunque él fue más astuto porque siempre conservó el lado de la mayor corriente", comentó.

"Yo debía esforzarme el doble que él, pero finalmente terminé ganando, aunque estaba muerto y todavía la competencia... íni siquiera había comenzado!", señaló.

"Seguimos nadando hasta que entramos al vado y tuve una de las sensaciones más raras de mi carrera, ya que tenía que tenía que nadar tocando el barro del fondo y los camalotes se me enredaban en las manos", explicó.

"Además, pequeños peces íme chupaban el cuerpo...! Fue indescriptible, una locura, hasta que llegamos al momento en que cruzarnos de margen. Yo lo seguía a Diego Degano, pero en esa maniobra hice todo mal y lo perdí finalmente. Salí del vado sin fuerzas, con 5 horas por nadar aún!... Lo bueno fue que, cada vez que respiraba, veía arriba de mi bote a esa hermosa jovencita corondina que me alentaba. Yo pensaba: "íSí, definitivamente, me gusta esta chica!'".

Mal recuerdo

"En 1993, los días previos a la prueba, el calor era insoportable. Yo preparé mis cosas para el domingo como habitualmente lo hacía y a la mañana, cuando salí a la puerta del hotel, parecía otro lugar. Como si estuviera en Canadá, por el frío, y el viento", detalló.

"Realmente diferente de los otros días. Llegamos a Piedras Blancas y, mientras nos aprestábamos, apareció en el cielo un ultraliviano que volaba contra el viento y apenas si avanzaba; entonces, pensé: "Esto no va a ser una competencia, sino una aventura'", indicó.

"Empezó la prueba; al inicio yo me sentí muy bien, quería ganar esa competencia y presioné antes de lo que generalmente lo hacía, porque me sentía bárbaro en la punta. Paulatinamente, las diferencias se fueron acrecentando y la distancia llegó a ser tan importante que pensé tener el triunfo asegurado", comentó.

"Hasta que en un momento determinado mi entrenador empezó a escribirme que Diego y Wandratsch se acercaban. Están a 400 metros, a 300, a 200 metros... y realmente no entendía nada. Lo que era cierto es que me estaban alcanzando hasta que, faltando 2 horas para el final, los tres nos encontrábamos batallando.

"Ellos me quebraron y me acuerdo el bajón que fue para mí ese momento porque, de tenerla ganada, la perdí, así fue", afirmó.

Su gran victoria

"En 1994 volví a Santa Fe muy bien preparado porque mi objetivo era ganar el maratón y parte de ese plan fue arribar una semana antes, ya que los dos años anteriores llegaba con tres o cuatro días de antelación y eso no me daba el descanso suficiente", manifestó Streppel.

"Hice la puesta a punto y el domingo empecé a nadar en forma más conservadora, tratando de administrar mis energías, y pude quebrar a Diego y Wandratsch a 2 horas del final, arribando solo a Coronda primero por primera vez en 3 años, ya que en los otros dos anteriores había clasificado tercero", resaltó.

"Fue indudablemente uno de los mejores momentos de toda mi carrera deportiva ver toda esa multitud cuando llegué y tener el aliento de algunos corondinos amigos de Raquel. Es un recuerdo de los buenos que tengo de esta competencia en los años que participé", expresó.

Triunfo especial

"En 1995 retorné al maratón habiendo ganado el año anterior y en el 94 nos casamos con Raquel y como consecuencia de las regulaciones que ella tenía respecto de la obtención de la ciudadanía canadiense, no pudo acompañarme, tuvo que quedarse en Canadá", dijo Greg.

"Fui recibido por mis nuevos parientes y amigos. Yo tenía la expectativa de poder ganar nuevamente y fue un verdadero desafío con Diego y Christof Wandratsch y, como el año anterior, repetí con éxito la estrategia de escaparme faltando poco para el final de la prueba", aseguró.

"Arribé a Coronda y humildemente me sentí como en casa, con muchos corondinos alentándome y felicitándome por mi victoria. En cierto momento, un periodista me acercó un teléfono, mientras yo le decía que no tenía con quién hablar, hasta que lo tomé y del otro lado de la línea estaba mi esposa en Canadá. Fue muy especial poder compartir esa alegría con Raquel que estaba allá, tan lejos", dijo con gran emoción.

Finalmente, Greg recordó que dejó de nadar hace 13 años, que el ritmo de los entrenamientos, el circuito y problemas físicos (en sus muñecas) lo alejaron de la natación.

"Hace poco empecé a nadar con más frecuencia, me encantaría volver a hacer una Santa Fe-Coronda, pero de veteranos" resaltó y agregó que, en esta visita a nuestra ciudad y Coronda, compartió nuevamente momentos muy lindos, que les agradece a sus amigos y familiares, por lo que prometió retornar a la mayor brevedad posible.

Luis Gudiño