Sergio Esquenazi es el autor de "Visitante de invierno", una película de terror que mezcla locura, canibalismo y reencarnación para narrar el misterio de una serie de asesinatos, y que se convertiría en marzo en el primer filme argentino de género en llegar a las salas comerciales en 20 años.
A pesar del sostenido crecimiento en la producción local de películas de terror en los últimos años, desde el estreno en 1988 de "Alguien te está mirando", de Gustavo Cova y Horacio Maldonado, ningún otro filme de género obtuvo interés por parte del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) ni tuvo la chance de llegar a un público masivo.
Protagonizada por Santiago Pedrero, esta coproducción argentino-española, cuyo estreno local está previsto para el 13 de marzo, debutó con éxito en la última edición de Pantalla Pinamar y participará en febrero en el Festival de Cine Fantástico Fantasporto, que se realiza en Portugal.
"Esta es la primera película de terror argentina que llegará a las salas comerciales en los últimos 20 años", afirmó Esquenazi en una entrevista con Télam, y agregó: "Si le va bien, creo que puede abrir las puertas a los demás cineastas de terror para que puedan llegar a estrenar sus películas en los cines".
Aunque cree que "el terror es un género subestimado por la crítica y por el Incaa", Esquenazi piensa que "eso puede ir cambiando. Creo que es algo positivo que mi película haya recibido el interés del Incaa y muestra -arriesgó- que el Instituto se está abriendo a propuestas diferentes".
Filmada en bosques y playas de la localidad bonaerense de Pinamar, "Visitante de invierno" narra la historia de Ariel Lambert (Pedrero), un joven de 20 años, a quien luego de un trastorno psicológico, se le recomienda hacer reposo en un lugar tranquilo y apacible.
En pleno invierno se muda con su madre (Sandra Ballesteros) y su hermana a Villa Mar, un pequeño pueblo veraniego que se encuentra prácticamente desierto en esa época del año y donde descubre que en una casa cercana entran niños, pero no vuelven a salir jamás.
"La idea surgió en 2004 en un viaje a Pinamar y Villa Gesell, escribí el guión, lo presenté al Incaa y sorpresivamente lo declararon de interés", recordó Esquenazi, que luego se asoció con Horacio y Esteban Mentasti, y éstos -a su vez- con la productora española ABS.
Autor y director de otros tres largometrajes de terror ("Dead Line", "Bone Breaker" y "Número 8"), Esquenazi señaló que lo que más le interesaba era explorar temas como "la vida y la muerte, la reencarnación y la locura, además de poder jugar con los distintos puntos de vista de los personajes".
"En la película -donde el personaje de Pedrero descubre a un asesino sanguinario y caníbal, pero nadie le cree y todos piensan que está loco- el juego con los puntos de vista provoca que el espectador no sepa hasta dónde lo que le pasa a Lambert es verdad o es parte de su imaginación o locura", explicó.
Este admirador de clásicos como "El exorcista" y "El enigma de otro mundo", que estudió cine en Buenos Aires pero se formó en Los Angeles durante tres años, indicó que su propósito era "abordar el género sin caer en lugares comunes ni en lo que ya se vio en otros filmes".
"Creo que toda buena película parte de una buena historia y eso es lo que debería generar situaciones de terror y miedo. Ese es el gran desafío del género, mantenerse sin repetirse. Y ese es su gran defecto, la repetición constante", agregó.
Productor de "The Last Gateway", opera prima de Demián Rugna, Esquenazi vendió sus dos primeras películas -habladas íntegramente en inglés- a la productora The Asaylum, que las distribuyó en los Estados Unidos.
Paulo Pécora-Télam