A 40 años de la ofensiva del Tet
El día que cambió la guerra de Vietnam
Aun hoy, 40 años después, en la antigua Saigón, actualmente ciudad Ho Chi Minh, se recuerda la ofensiva del Tet de 1968 como el episodio que cambió definitivamente el curso de la guerra. Foto: Agencia AFP

En pleno Año Nuevo Lunar, una sorpresiva operación de las fuerzas comunistas contra las tropas de Estados Unidos modificó el curso de una contienda cuyo resultado, hasta entonces, era imprevisible. Fue el principio del fin para EE.UU. La influencia de la televisión.

Hace 40 años, las fuerzas comunistas vietnamitas lanzaban, en pleno Año Nuevo lunar del Tet, una vasta operación contra Estados Unidos que sería decisiva para el desarrollo de la Guerra de Vietnam y conduciría a la negociación de los acuerdos de paz.

La ofensiva del Tet, lanzada durante la noche del Año Nuevo lunar de 1968, del 30 al 31 de enero, se saldó con un fracaso militar y terribles pérdidas humanas para los comunistas, pero es considerada como una victoria psicológica contra Estados Unidos gracias a su impacto en la opinión pública.

"Desde el punto de vista militar, mostramos a Estados Unidos la determinación, el valor, la rebelión de la población", comenta Nguyen Thi Binh, que cinco años más tarde firmaría por los comunistas del sur los acuerdos de París que abrieron paso a la paz.

"Pero, sobre todo desde el punto de vista político, el mundo podía ver que los estadounidenses no podían continuar su política, que no tendría éxito", agrega, en una entrevista a la AFP, la mujer que después se impuso como una de las pocas dirigentes femeninas del país comunista, cuya vicepresidencia ocupó durante diez años.

Una nueva estrategia

En plena tregua de Año Nuevo, con el apoyo de una gran parte de la población y respaldados por los soldados norvietnamitas, los vietcongs -las fuerzas comunistas basadas en el sur- atacaron donde menos lo esperaban los estadounidenses.

Desplazaron así el terreno de hostilidades de la jungla y de los arrozales para atacar un centenar de ciudades del centro y del sur del país.

En Saigón, hoy ciudad Ho Chi Minh, las fuerzas comunistas atacaron incluso la embajada norteamericana, el feudo del general William Westmoreland -comandante de las fuerzas estadounidenses en Vietnam-, el palacio presidencial de Vietnam del Sur, el aeropuerto, la radio y numerosos puestos de policía.

Sin embargo, una vez pasado el efecto sorpresa, los norteamericanos lanzaron un violento contraataque con blindados, bombas y productos químicos.

Menos numerosos y peor equipados, los vietcongs tuvieron que abandonar sus posiciones después de haber perdido a decenas de miles de hombres.

Sin embargo, el impacto fue desastroso en Estados Unidos, donde millones de norteamericanos habían podido seguir en directo el asalto de los comunistas gracias a la televisión.

"La ofensiva del Tet constituyó un giro en la guerra", considera el general Nguyen Dinh Uoc, ex director del Instituto de Historia Militar de Vietnam. "Tras la ofensiva, los soldados norteamericanos lucharon para retirarse con honor, ya no luchaban por la victoria", agrega.

El presidente estadounidense Lyndon Johnson llamó al general Westmoreland a Estados Unidos y renunció a presentarse a la reelección.

Poco más de tres meses después de la ofensiva, comenzaron las maratónicas negociaciones de paz entre Washington y Hanoi, en mayo de 1968, en París, capital de la ex potencia colonial de Vietnam.

"París fue una buena elección, favorable a nuestras actividades (...) en torno a la negociación", afirma Nguyen Thi Binh, recordando el apoyo del Partido Comunista y "del pueblo francés".

A partir de 1969, las partes se reunieron todos los jueves en un centro de conferencias de París bajo la mirada atenta de todo el planeta y "en una efervescencia permanente", mientras continuaban los combates, agrega.

Sin embargo, fue entre bastidores y sobre todo a partir de 1972, cuando se decidieron las cuestiones esenciales, en conversaciones secretas entre los negociadores, el jefe de Estados Unidos, Henry Kissinger, y el de Vietnam del Norte, Le Duc Tho.

Los acuerdos, que preveían un alto el fuego, la retirada de las tropas estadounidenses, la autodeterminación de la población vietnamita y la reunificación del país fueron firmados el 27 de enero de 1973.

Una noche de sangre y fuego

Mientras los fuegos artificiales anunciaban el inicio del año del Mono en las calles sombrías de Saigón, en los altos de un pequeño restaurante un grupo de vietcongs sostenía una reunión secreta que iba a cambiar el curso de la guerra de Vietnam.

La noche del 30 al 31 de enero de 1968, reunidos a medianoche en un restaurant especializado en sopas y tallarines, el Pho Binh, un grupo de altos dirigentes de la guerrilla comunista del sur iba a decidir el inicio de la ofensiva del Tet en Saigón, actualmente Ho Chi Minh Ville.

Nguyen Van Tri, encargado de la logística del grupo, recuerda la sensación de embriaguez que el reducido grupo de comandantes del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur (Vietcong en la terminología norteamericana) sintió al llegar al cuartel general secreto.

"Nosotros sabíamos que teníamos una posibilidad entre mil", recuerda Tri, que hoy tiene 86 años. "Era la primera vez que íbamos a golpear en el centro neurálgico del enemigo".

Las familias vietnamitas seguían celebrando el Tet, la fiesta más importante del país, y mientras las tropas norteamericanas y sudvietnamitas bajaban la guardia, los comandantes se dispersaron, rumbo a sus escondites en la ciudad.

Nguyen Duc Hoa, que formó parte de la unidad que atacó el palacio presidencial, recuerda que "sólo participaron voluntarios", subrayando que "yo estaba seguro a 100 % de que iba a morir, y mis compañeros sentían lo mismo".

Hacia las dos de la mañana, Hoa y otros 14 combatientes se embarcaron para el corto trayecto que los separaba del palacio. El grupo logró penetrar en el recinto presidencial, pero después de encarnizados tiroteos, debió replegarse.

En Hanoi, los comandantes supremos de la guerra esperaban que la ofensiva desencadenase una sublevación en el sur. Los combatientes vietcongs debían mantener sus posiciones hasta la llegada de las fuerzas regulares del norte, cosa que nunca ocurrió.

Cuando despuntaba el día, Hoa y sus compañeros se refugiaron en un sitio que estaba en construcción.

"Las tropas sudvietnamitas invadieron la planta inferior y nosotros les lanzamos granadas", explica y continúa: "Tomando las armas y las municiones de los caídos, continuamos batiéndonos".

"Quedamos sin escape y todo el día siguiente, sin comida ni agua, seguimos peleando. Las balas rebotaban en las paredes... Y los tanques abrieron boquetes en los muros. Todo el edificio temblaba", cuenta.

Al caer la noche, casi sin municiones y ya sin la esperanza de recibir refuerzos, los sobrevivientes intentaron escapar por los techos, hasta que cayeron en un callejón que los llevó a un gran edificio.

"Subimos las escaleras hasta el altar familiar y tomamos las frutas dejadas como ofrendas, teníamos tanta hambre y estábamos tan fatigados", señala otro veterano, Nguyen Luan, de 79 años.

Los combatientes vietcong finalmente se desplomaron en el suelo y se durmieron. Al despertarse tenían ante la nariz los cañones de los fusiles de los soldados sudvietnamitas.

Los combatientes, el propietario del restaurante de tallarines y el encargado de la logística pasaron los cinco años siguientes en la cárcel construida por los franceses en la isla de Con Dao, la antigua prisión de Poulo Condor. Fueron liberados después de los acuerdos de París, firmados en enero de 1973.

Tri se convirtió en escritor de historia militar y aún frecuenta el restaurante de tallarines, convertido en atracción turística.

Hoa ha tenido varios trabajos, entre ellos el de guía turístico en los célebres túneles de Cu Chi, bastión del vietcong en la periferia de Saigón.

"Ahora estamos en paz. Frente a los turistas estadounidenses, lo que ahora pienso es lo siguiente: usted me dice buenos días, yo le digo buenos días. Usted es un ser humano, yo soy un ser humano", dice.

Frank Zeller (AFP)