MODA
Elegancia, glamour y ovación
Valentino se despidió de la moda. El prestigioso modisto italiano anunció su retiro del mundo de la alta costura, en el que brilló durante décadas. Fue el 23 de enero con un desfile de alta costura en el Museo Rodin de París, donde presentó 75 de sus modelos. Sofisticación en una colección impactante y muy femenina. textos de Dominique Schroeder y María Carmona (AFP) y Revista Nosotros. + por Revista Nosotros

Luego de 45 años de intensa carrera, Valentino se despidió del mundo de la moda. No podía ser de otra manera: fue en el marco de un desfile al que asistieron unas 800 personas que ovacionaron de pie al realizador al cabo de la presentación de su última colección de alta costura, fiel a su imagen refinada y glamorosa.

Vestido de traje y corbata oscuros, el modisto italiano, de 75 años de edad, saludó por última vez a su público, después de haber propuesto para el verano próximo una serie de trajecitos sastre de tonos pastel y de efectos gráficos en negro y blanco, y nuevas variaciones de los vestidos largos que lo convirtieron en un diseñador de éxito entre las estrellas de Hollywood.

Valentino recorrió la pasarela lanzando besos a los invitados, entre los cuales había aristócratas, como la princesa Marie Chantal de Grecia; y celebridades, como la actriz Uma Thurman y la ex modelo Claudia Schiffer.

El desfile se cerró con el célebre rojo que lleva su nombre: las modelos ataviadas de vestidos de este tono desfilaron entre aplausos. Fue el broche final de una velada de lujo.

Modisto de estrellas

Valentino Garavani nació en el pueblo italiano de Voghera el 11 de mayo de 1932. Desde muy pequeño se mostró atraido por el mundo de la decoración, la pintura, la escultura y a los 14 años decidió dedicarse al diseño. Inventó el rojo valentino, un color que le gusta desde la infancia y que "tiene tanta vitalidad y tanta fascinación que me gusta verlo no sólo en vestidos, sino también en las casas, en flores y objetos", según sus propias palabras. El rojo es "vida, pasión, amor y el remedio contra la tristeza. Creo que una mujer vestida de rojo, sobre todo de noche, es maravillosa", declaró alguna vez el creador de un estilo elegante y muy femenino.

Modisto favorito de numerosas primeras damas y estrellas del cine, sus modelos fueron usados por figuras tan importantes como la reina Noor de Jordania, la desaparecida princesa Diana de Gales, Liz Taylor, Jane Fonda, Sofía Loren o Sharon Stone.

De ahora en más, Alessandra Facchinetti lo reemplazará como directora creativa para todas las colecciones de mujer de la casa Valentino. María Grazia Chiuri y Pie Paolo Piccioli continuarán como responsables creativos de los accesorios.

Más colecciones

Poco antes del cierre de Valentino habían sido presentados los desfiles de Jean-Paul Gaultier y Franck Sorbier.

Desde la modesta almeja a la suntuosa sirena, Jean Paul Gaultier imaginó un vestuario venido del mar. Abrió el desfile una sirenita como la de Copenhague, sentada en una roca y rodeada de burbujas. Tras ella, se sucedieron las faldas y vestidos con motivos de escamas, caracolas, algas, redes y medusas.

Una larga falda plateada, brillante como cola de pez, acompañaba un clásico de Gaultier, el pulóver marino.

Pantalones fluidos y acampanados ondularon como algas. Un largo vestido negro lució redecillas en los hombros y dibujos de escamas, la muselina malva que escapaba de un vestido ondulaba como las anémonas marinas.

Un vestido color coral con superposiciones de volantes, y un vestido-pantalón con mostacillas doradas desencadenaron los aplausos.

Las sirenas de Gaultier lucieron a menudo gorras marinas y tatuajes en la espalda o las piernas. Los largos vestidos y vestidos-pantalón de seda con motivos vegetales aportaron un toque oriental.

El vestido de novia causó sensación: una sirena recubierta de oro y abultados senos de nácar, cuyas piernas bloqueadas se liberaron gracias a un cierre.

Viaje por el tiempo

Franck Sorbier invitó a un viaje por el tiempo y el espacio, buscando inspiración en la ropa de nuestras bisabuelas, allá por 1900, en el espíritu de los años '30 o en las tradiciones de las islas de los mares del sur. Se trató de una colección preciosa y variada, rica en encajes y bordados. Su desfile fue un verdadero espectáculo con una escenografía en cuatro cuadros, uno de los cuales estuvo acompañado por danzas tahitianas.

De entrada, se presentó un novecento de blanco inmaculado: un largo vestido de organza blanca con top de cordoncillo que imita los antiguos maniquíes de mimbre, un vestido-pantalón amplísimo de encaje o un conjunto de blusa y pantalón-bombacho que evoca la ropa interior de las damas de antaño, todo ello de encaje bordado y cubierto por un kimono de organza.

Le siguieron una serie de modelos inspirados de los años 30: un albornoz de playa de seda estampada se lució sobre un bañador dos piezas negro cuyo bajo cubre ampliamente la cintura, conjuntos de chaqueta y pantalón de crepé a rayas o a lunares, o un largo vestido de organza a rayas blancas y negras cubierto de volantitos.

Después el diseñador llevó al público a los mares del sur, con una serie de vestidos de fibra de cáñamo o de rafia bordados con motivos geométricos y étnicos. Las fibras forman a menudo flecos en los bajos de las faldas, como las de las bailarinas de Tahití.

Tras una serie de bellos vestidos multicolores de organza de raso, la novia cerró el desfile con un cortísimo vestido y un velo-casquete de mosaico de encaje blanco.

Por primera vez, Sorbier presentó en este desfile varias prendas masculinas, entre ellas un smoking de pantalones cortos, para acompañar el traje de novia.