Heriberto Espíndola es el presidente de la asociación vecinal Coronel Dorrego, aunque su vínculo con la entidad es de años. Ubicada sobre calle Mitre, a la altura del 8000, este hombre asegura que la asociación que preside es una de las más humildes de la ciudad, al igual que el barrio donde está emplazada: La Chaqueñada.
Conducir la vecinal no es tarea fácil para Heriberto, puesto que la participación de los habitantes del barrio así como de los integrantes de la comisión directiva es escasa. Entre los motivos, señala que las condiciones en las que se encuentra la jurisdicción y la falta de respuestas por parte de las autoridades inciden en que la gente se vaya desgastando. Sin embargo, él no está dispuesto a bajar los brazos.
Hace más de un mes, desde la vecinal lanzaron una serie de talleres. Con ello, además de crear un espacio de contención, pretenden que sean una salida laboral.
"En estos momentos se están haciendo talleres de bijouterí, tejidos... También hay gente que está aprendiendo a hacer veladores con botellas de vidrio y carteras", dijo el vecinalista a El Litoral. Consultado sobre cuál es el destino de las creaciones, refirió que "son vendidas por sus hacedores para que, por lo menos, no falte el pan en ninguna mesa".
Para la realización de los talleres, Heriberto remarcó la labor de un grupo de trabajadores sociales que acude al barrio desinteresadamente. "Las autoridades hablan todo el tiempo de los chicos de las esquinas, pero sin embargo no hacen nada para sacarlos de ahí. Nosotros quisiéramos ver menos chicos en esa situación, y verdaderamente hacemos lo que podemos porque nuestros recursos son muy limitados", indicó.
Consultada por El Litoral, Gloria, una vecina de la zona, reconoció que la gente no se interesa por reclamar soluciones a los problemas existentes en el barrio. "Vivo acá hace 25 años, y desde entonces La Chaqueñada fue empeorando. Es que como la gente nunca ve una mejora, cree que para qué se va a molestar en hacer pedidos si total acá ya estamos olvidados. A mí me encantaría que mis hijos tuviesen una plaza donde jugar o que no vieran tanta basura...", manifestó. Entre las necesidades que tiene el barrio, remarcó como la más importante la ausencia de desagües pluviales.
Héctor, por su parte, también se mostró preocupado en el mismo sentido. "Cuando hay épocas de elecciones bien que nos vienen a buscar, pero después se olvidan", dijo. Respecto de la inseguridad en la zona, señaló que muchas veces el barrio es noticia por hechos de violencia, robos y asaltos pero "ahora está bastante tranquilo".
Por último, cabe señalar que la jurisdicción de Coronel Dorrego está comprendida por las calles Ayacucho al sur, Necochea al oeste y las vías del ferrocarril al norte y al este.