Escenarios & Sociedad: SOCI-01
"EL SABOR DE LA NOCHE"
Poética pintura del encuentro
Norah Jones y Jude Law protagonizan el nuevo filme del hongkonés Wong Kar-wai. Es el debut actoral de la cantante y el primer rodaje del director en Estados Unidos. Foto: AGENCIA AFP

María L. Lelli

Una historia de encuentros atravesados por el amor, el dolor y la búsqueda personal de caminos. El punto de partida -y de regreso- es Nueva York, y todo transcurre entre silencios que se dejan oír mientras la cámara se mueve lenta y se detiene en perfiles cercanos. La cautivante voz de Norah Jones se apodera del clima, mientras la noche en la gran ciudad acoge a quienes sufren la pérdida de los seres amados. Un plato dulce espera a la protagonista en la barra de un bar, donde un amigo es consuelo y compañía.

Creador de una poética de la imagen, el hongkonés Wong Kar-wai sigue el desarrollo de una obra que sabe diferenciarse en el campo de la producción cinematográfica por su delicado y exquisito lirismo estético. En la misma senda de las anteriores "Con ánimo de amar" y "2046", el juego del fuera de foco, las texturas tapizadas, los reflejos en los vidrios, los relojes que corren, las luces que sacuden, la velocidad de los trenes que se dejan ver fugaces conforman en "El sabor de la noche" (My blueberry nights. Hong Kong, China, Francia, 2007) ese modo particular de hacer del relato fílmico una expresión en sí misma.

VÍNCULOS

Siguiendo el formato de una road movie, el drama romántico se desenvuelve cuando Elizabeth o Lizzie, papel que marca el debut actoral de Jones, ingresa a un pequeño bar neoyorquino presa de una ruptura amorosa. Allí, les deja las llaves de un departamento a Jeremy, el muchacho que atiende el lugar (interpretado por Jude Law). Ella retorna, una y otra vez, para compartir con él charlas y pasteles de arándanos, cuyo tono azulado remite al título y se reitera como símbolo de un sentimiento triste que la palabra blue porta entre sus significados.

Una noche ella decide no ingresar y parte de viaje hacia el interior del país. En Memphis trabaja como moza, de día en un comedor, y de noche detrás de la barra en un bar donde se bebe para olvidar. Allí conoce a Arnie, un policía (David Straithorn) herido por el abandono de su mujer (Rachel Weisz), quien insiste en hacer su vida lejos de él aunque sufre el trágico desenlace de la relación. Tiempo después, Lizzie se encuentra en Las Vegas. Un casino es su nuevo lugar de trabajo, y es donde una empecinada jugadora de póquer (Natalie Portman) se cruza ante ella para poner a prueba su confianza y permitirle saber de qué es capaz. En tanto, Lizzie desde cada sitio le envía postales a Jeremy, sosteniendo así un vínculo necesario y cercano.

SUTIL Y SUGESTIVA MIRADA

A través de su periplo, el personaje de la cantante hallará algunas respuestas y transitará un descubrimiento personal sobre el que se constituye el nudo argumental de "El sabor de la noche". Al momento de volver al punto de origen, será la misma pero diferente. En este sentido, la narración no esquiva lo clásico (o lo ya conocido).

El factor distintivo se asienta en la mirada del director sobre los paisajes y ciertos arquetipos de la sociedad estadounidense. Siendo éste su primer rodaje en esas tierras, Wong Kar-wai construye un cuadro bañado de sutilezas aún con el riesgo de reiterar de manera excesiva los recursos de su estética. Cabe considerar, entre ellas, el modo en que las mujeres se desplazan con sus tacos altos en las calles al tiempo que, cada una, lleva consigo su propio dolor; la sugestiva intimidad de los personajes que se transparenta cuando sólo se oye el sonido del jazz o del blues, y la emotividad que nace y entrelaza a esos seres solos, partidos y desencontrados.

"El sabor de la noche" My blueberry nights. Hong Kong, China, Francia, 2007. Idioma: Inglés. Dirección: Wong Kar-wai. Elenco: Norah Jones, Jude Law, David Strathairn, Rachel Weisz, Natalie Portman, Chan Marshall. Guión: Wong Kar-wai y Lawrence Block. Producción: Wong Kar-wai. Fotografía: Darius Khondji. Música: Ry Cooder. Edición: William Chang Suk Ping y Sharon Globerson. Duración: 93 minutos. Apta para mayores de 13 años. Se proyecta en el cine América.*** BUENA