De la Redacción de El Litoral
El bebé que descubrieron ayer, llorando en una alcantarilla del barrio Lomas del Valle, en el norte de la ciudad, murió ayer por la tarde luego de varias horas de esfuerzos para salvarle la vida. "La salud del bebé fue desmejorando considerablemente con el transcurso de las horas de la tarde, debido a las condiciones perjudiciales a las que estuvo expuesto, antes de que fuera encontrado", explica el parte de prensa de la oficina de Relaciones Policiales de la Unidad Regional Uno.
Mientras tanto, "la seccional 26º lleva adelante las actuaciones sumarias tendientes a encontrar a los responsables de este lamentable suceso". Lo mismo investiga la Justicia, que por estas horas trata de establecer quiénes son sus padres y por qué tomaron semejante determinación.
Todo comenzó ayer, alrededor de las diez de la mañana, cuando un vecino oyó el llanto de la criatura y se decidió a entrar al zanjón para averiguar de qué se trataba.
El hombre que lo encontró se llama Julio Bustos y vive en la esquina de callejón El Sable y San Lorenzo. Según le relató a El Litoral, comenzó a escuchar los alaridos cerca de las 4 de la madrugada. "Son los gatos que gritan como siempre", pensó y siguió durmiendo.
Bustos se fue a trabajar como todas las mañanas pero algo hizo que regresara al lugar para revisar la zona. Primero vio sangre en el borde de la alcantarilla, y enseguida descubrió a la criatura, como escondida entre la basura.
El recién nacido estaba con vida y su cuerpo se entumecía por el frío y el barro. La noticia generó gran conmoción entre los vecinos que se acercaron a observar el rescate. Pronto un patrullero que circulaba por la zona llegó hasta el lugar y cargó al chico para llevarlo al hospital.
Le lavaron la cara, lo envolvieron con una manta y lo dejaron en la guardia del Hospital Mira y López, que es el centro asistencial más cercano. Desde allí, los médicos decidieron ponerlo en manos de especialistas y lo trasladaron de urgencia al Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia.
Fuentes hospitalarias revelaron entonces que el cuadro era demasiado grave y que la vida del niño corría serio riesgo. A partir de entonces un equipo médico de la Sección Neonatología se abocó de lleno en tratar de estabilizarlo y recuperar sus signos vitales. Los ingentes esfuerzos fueron en vano, dado que a las 19.30 del viernes el corazón del chiquito dejó de latir.