Nosotros: NOS-05
CULTURA
El hombre con la cámara
Stanley Kubrick, un mito del cine. Su metodología de trabajo fue un modelo para toda una generación posterior de directores, en la que despuntaron nombres ilustres como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Steven Spielberg y Brian De Palma. Un recorrido por la breve pero significativa filmografía del realizador de "2001, una odisea del espacio" y un acercamiento a las claves que definen su trayectoria. textos de Juan Ignacio Novak.

Dirigió tan sólo quince películas en un lapso de más de 45 años. Pero, entre ellas, figuran obras maestras como "La patrulla infernal", "2001: Odisea del espacio", "La naranja mecánica", "Barry Lyndon" y "Nacido para matar", títulos por los que muchos realizadores hubieran resignado filmografías enteras. Y, a tono con sus obsesivos métodos, cada uno de sus trabajos tuvo un impacto superlativo en el arte cinematográfico. Tanto a nivel formal -por sus hallazgos en los apartados técnicos- como en el contenido, por lo arriesgado de sus argumentos y las temáticas que se atrevió a abordar.

Lo cierto es que para empezar a comprender la compleja figura de Stanley Kubrick y aproximarse a su breve pero multifacética producción, es necesario remitirse a su formación inicial como fotógrafo, etapa juvenil en la que alternó en distintas publicaciones norteamericanas. Esta labor lo introdujo de lleno en el mundo de las imágenes y le brindó los elementos preliminares necesarios para, más tarde, ingresar en la industria del cine por un camino diferente al emprendido por la mayor parte de los realizadores.

"Kubrick dejó la escuela y se dedicó a aprender cine muy a su manera: leyendo a Pudovkin y a Stanilavsky, viendo una gran cantidad de películas (con especial interés las de Max Ophüls, cuya fluida técnica de cámaras habría de influenciar al joven cineasta) y haciendo cine" , dice Juan Arturo Brenann en su artículo "Dr. Kubrick, o como aprendí a preocuparme y amar la tecnología". Es decir que al momento de hacer sus primeras armas en el séptimo arte, el director de "Lolita" ya había incorporado previamente un amplio bagaje de conocimientos técnicos, mucho más sólidos que los de otros noveles realizadores de su generación.

Esta forma de adquirir la experiencia marcó una diferencia que se hace ostensible en sus películas, combinada con una voluntaria necesidad de romper los moldes impuestos en cada uno de los géneros clásicos.

Senderos diferentes

El desembarco de Kubrick dentro de la industria del cine fue, en cierto modo, distinto al de la mayoría de los cineastas, que comenzaron trabajando bajo las órdenes de colegas ya dotados de algún renombre. En cambio, él inició su carrera dirigiendo sus propios filmes, los cuales -pese a ser de bajo presupuesto- le otorgaron un capital de experiencia, además de una pulsión por controlar todos los aspectos de sus obras.

"La forma de trabajo de Kubrick es, en suma, una consecuencia lógica de su aprendizaje -un tanto heterodoxo- y un reflejo fiel de sus primeros encuentros con la tecnología en sus años de adolescencia", propone Brenann, y agrega que "la parte más importante del aprendizaje técnico aprendido de Kubrick se repartió en sus primeras cinco películas: tres documentales ("Day of the fight", Flying Padre y The Seaferes") y sus dos primeros largometrajes de ficción: "Fear and desire" y "Killer's kiss". Estos filmes fueron realizados entre 1951 y 1955, y en todos ellos Kubrick actuó como un verdadero factótum técnico: director, fotógrafo, editor, sonidista y productor".

El gran dominio técnico lo llevó -además de tener un notable manejo al momento de moldear sus filmes-, a imponer a su equipo de trabajo un nivel de efectividad y profesionalidad muy grandes. En muchas de sus películas, se percibe un excesivo perfeccionismo en los apartados técnicos que llega a actuar en desmedro de otros aspectos esenciales del ejercicio cinematográfico, como el guión y las actuaciones.

Esta experiencia de juventud, dónde construyó las bases de su carrera, configuran -mejor dicho prefiguran- las características que tendrá la posterior filmografía kubrickiana y que distinguirán su forma de trabajo durante las próximas décadas. Una metodología que se ha caracterizado, fundamentalmente, por el obsesivo y estricto control que el director imprimió a todas sus producciones, aún integrado a los grandes estudios.

Múltiples oficios

Si bien su experiencia en "Espartaco", película de la que se hizo cargo en reemplazo de Anthony Mann, no fue del todo satisfactoria desde su óptica (pese a que terminó siendo una gran película), desde "2001: Odisea del espacio", Kubrick ejerció un poder casi total sobre todos los aspectos de sus filmes: como director, productor, editor y, a veces, director de fotografía y coautor. Supervisaba todo y era escandalosamente famoso por exigir a los actores que interpretaran una escena treinta, cincuenta o más veces, hasta que la consideraba perfecta.

"Los funcionarios de la Warner Bros. podían leer sus guiones sólo viajando a Londres, ya que Kubrick se trasladó a Inglaterra en los años "60 y su fobia a los aviones lo estancó allí", propone Stuart Klawans en un artículo publicado por Clarín en agosto de 1999.

Es a partir de entonces cuando produjo sus filmes más impactantes. Y es en esta etapa cuando empezó a imponerse como autor total de sus películas, pero a la vez reconocido por la industria. En este sentido, sirvió de inspiración a la generación de Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Steven Spielberg, George Lucas, Brian De Palma, Peter Bogdanovich y otros, quienes construyeron sus metodologías de trabajo utilizando como brújula a Kubrick. De hecho, como dice Silvina Schwarzbšk en su artículo "El hombre de mármol" (Cinemanía N´ 90, setiembre de 1999), "más allá de haber emulado la idea del director-dios iniciada por Orson Welles (...), sus películas despertaron más admiración entre sus colegas que entre los críticos. Pero el hecho de ser admirado por los pares, casi siempre está más ligado al dominio de la técnica que a los secretos del arte".

Claroscuros

Tras "2001...", Kubrick se convirtió en una especie de mito viviente. Iniciados los años setenta dirigió "La naranja mecánica", una portentosa y controvertida adaptación del libro homónimo de Anthony Burgess. Pese a los incontestables méritos cinematográficos, el filme fue duramente criticado por sus escenas violentas, que en su época generaron un impacto inédito. Hasta el punto que se acusó al director de incitar a la violencia gratuitamente y se lo llegó a culpar por una serie de actos vandálicos perpetrados en Inglaterra, hecho que lo sumió aún más en la voluntaria reclusión que había elegido desde años atrás en una finca ubicada en las afueras de Londres.

Cuatro años después rodó la melancólica "Barry Lyndon", absorbente y brillante por su fotografía y ambientación, pero cuyos protagonistas no están a la altura de la solidez del director. Luego vinieron "El resplandor" (1980), ubicada entre lo más selecto del cine de terror y "Nacido para matar", la personalísima y devastadora visión de la guerra de Vietnam propuesta por Kubrick. Film notable, pero cuyo tardío rodaje opacó en gran medida su éxito, ya que otros grandes trabajos como "El francotirador", "Apocalypse Now" y "Pelotón" ya habían aportado miradas interesantísimas sobre un tema que ya empezaba a verse agotado.

Tras "Nacido para matar", estrenada hacia 1987, debieron pasar doce años para que Kubrick pudiera plasmar en el celuloide su próximo proyecto: una adaptación de la novela de Arthur Schnitzler "Eyes Wide Shut", conocida en estas latitudes como "Ojos bien cerrados". Protagonizada por una de las parejas más famosas del Hollywood en aquellos años, Nicole Kidman y Tom Cruise, se adentra en un mundo de sexo y fantasías, relacionado con una oscura congregación dedicada al hedonismo y al placer sin límites. Un trabajo que, al igual que casi todos los de Kubrick, despertó la polémica. Pero esta vez el realizador, que había pasado los 70 años, ya no debió preocuparse por ese aura que lo había acompañado toda su vida: la muerte lo sorprendió en marzo de 1999. Dicen que pocas veces una noticia de estas características ocupó tanto espacio en los titulares del mundo.

La odisea de Kubrick

UN HITO DE LA CIENCIA FICCIÓN

Estrenada en el año 1968, la película "2001, Odisea del espacio" representó no sólo un peldaño fundamental en la evolución artística de Kubrick, sino también una notable readecuación de los elementos de la ciencia ficción y una nueva mirada al género. Basada en la obra homónima del escritor Arthur C. Clarke, está considerada por muchos como la película de ciencia ficción "por excelencia" en la historia del séptimo arte. Narra cómo millones de años atrás, en el amanecer del homo sapiens sobre la tierra, unos simios descubren un monolito que los traslada a un estadio de inteligencia superior. Un monolito similar aparece, millones de años después, enterrado en una luna, lo que produce el interés de los científicos humanos. Finalmente, un grupo de astronautas dirigidos por la computadora HAL 9000 (tal vez el ordenador más famoso de la historia del cine), son enviados a una verdadera "odisea espacial", donde intentarán develar el misterio del monolito.

Protagonizada por Keir Dullea, esta cinta contiene algunas de las escenas más impresionantes que se recuerden, que son parte indisoluble de la iconografía del cine. Por ejemplo, aquella inolvidable elipsis del hueso lanzado por el simio, con el fondo musical de Strauss o la intrigante aparición del monolito.

"2001, Odisea del espacio" obtuvo un Oscar de la Academia por sus novedosos efectos visuales, aunque ésto es sólo anecdótico. No muchas películas tuvieron tal impacto dentro de un género como ésta: marcó los nuevos rumbos que asumiría la ciencia ficción en las décadas posteriores.

A la luz de las velas

Cuando rodó "Barry Lyndon" en el año 1975, Kubrick utilizó unas lentes especiales para la filmación, con el objetivo de dar mayor realismo a la ambientación, que es en el siglo XVIII. Asimismo, la iluminación fue con luz natural y velas, los que da una notable sensación de época.

Sobre "El resplandor"

"El resplandor", de 1980, estuvo basada en la novela del famoso Stephen King. El cineasta la rodó bajo su personal visión, que no coincidió con la del autor, quien no quedó conforme con los resultados obtenidos.

Varios años después, el famoso escritor colaboró con una nueva versión, mucho más fiel a su novela.

La ópera prima

"Fear and Desire", fue la ópera prima de Kubrick, quien la desdeñó y la catalogó como un "trabajo de aficionado", y no quiso volver a exhibirla.

Sin embargo, eso no impidió al popular actor George Clooney considerarla una de sus películas favoritas.