Visión optimista de Héctor A. Huergo
“Siguen faltando granos en el mundo”
“Pese a la crisis actual, el sector agropecuario tiene un futuro promisorio”, dijo el periodista. En su análisis, pesan la demanda de alimentos y los biocombustibles. La caída de los granos es menor a la de las acciones. El milagro de mantener la lechería y ganadería, pese a las políticas actuales del gobierno.
Mario Cáffaro
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“Los mercados granarios están arrastrados por esta ola financiera internacional, pero estamos cerca del piso”, sostiene Héctor Huergo, prosecretario de redacción de Clarín Rural, quien vino a Santa Fe invitado por el Centro de Corredores de Cereales y Oleaginosos, a disertar en la Bolsa de Comercio. “Este piso está por encima de los valores promedio de los últimos diez años, si descontamos el 2007-2008. Valores interesantes en comparación con promedios históricos”.
Enseguida acerca otro dato: desde que se pinchó la burbuja financiera, los tres indicadores clásicos de Wall Street (Dow Jones, Nasdaq, Standard & Poor’s) cayeron más que los granos. “Hoy, con la misma cantidad de soja o de maíz del año pasado, compramos el triple de acciones de cualquier compañía de Estados Unidos. Por otro lado, los precios de los derivados de los granos, que son las proteínas animales también han bajado, pero mucho menos que ellos. Las semillas han perdido desde junio un 45-50%, pero las carnes un 20%. Los lácteos, si bien han sufrido una caída estrepitosa, el precio de la leche en el principal mercado del mundo -que es Estados Unidos- está en el mismo nivel que antes del inicio de la burbuja. Una vez que vayan disipándose los nubarrones de la parte más turbulenta de la crisis, va a aflorar el sector agropecuario, y tan promisoriamente como lo era antes”.
A nivel internacional, Huergo contagia optimismo que se modera cuando se analiza la situación local, especialmente por las políticas que lleva adelante el gobierno para con el ramo. “Más allá de la cuestión financiera, hay un telón de fondo que sigue siendo positivo. Es probable que se atenúe todo lo que se dijo del crecimiento de China, del uso de granos para producir biocombustibles, que son los grandes drivers en esto. Sin embargo, las señales que se están dando es que los programas de uso de granos para producir biocombustibles siguen adelante en todo el mundo, quizás algo atenuados en Europa, pero no hay un cambio en las decisiones políticas. Es probable que se produzca una caída en el consumo mundial de carnes, que arrastre al consumo de granos, pero eso todavía no se está viendo. Las cuestiones fundamentales que tienen que ver con los stocks finales de semillas siguen vigentes. Siguen faltando granos, seguimos en un escenario más de escasez que de abundancia”.
El papel de las retenciones
En cuanto al actual nivel de precios internacional, la mies sigue siendo rentable y estimó que deben bajar los insumos. En la Argentina, juegan de manera significativa las retenciones, que están en los mismos niveles que en noviembre del 2007. “La eventual renta de una actividad agrícola normal hoy en la Argentina es capturada en su mayor porcentaje por parte del gobierno; cuando se siembra en campo alquilado, directamente la rentabilidad es negativa; en campo propio la rentabilidad es marginal, porque el 80% se la lleva el gobierno”.
En cuanto al objetivo expresado por el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, de llegar a 150 millones de toneladas en la cosecha, el periodista dijo que este año el país estaba para llegar a los 100 millones, pero la sequía incidió negativamente. “La burbuja hizo que se sembrara menos maíz y más soja, que rinde menos, pero también afecta el desconcierto del productor. Los pools de siembra y los fideicomisos están levantando el pie del acelerador y llevando a Brasil o a Uruguay sus cultivos”.
También señaló que el escalafón arancelario castiga a los productores de carne y de leche. “El gobierno decidió colocar en el mercado interno toda la carne, deprimió el precio y evita que el negocio crezca. Hay síntomas de achicamiento de stocks de vientres, es un milagro que no haya caído más. En lechería también es un milagro estar en estos niveles de producción. Estamos castigando a los productos de mayor valor agregado. El gobierno le pone un techo a la posibilidad de crecer, por retenciones de niveles incompatibles”.
“La lucha contra la resolución 125 dejó en la ciudadanía la constancia de que el sector agropecuario es importante, que tiene fuerza, que es capaz de plantarse, de ponerle la mano en el pecho al gobierno”.
Héctor A. Huergo,
periodista.
Huergo: “El telón de fondo sigue siendo positivo”, le dijo a El Litoral, durante su paso por Santa Fe para disertar en la Bolsa de Comercio.
Foto: Flavio Raina
Biocombustibles y valor agregado
El Ing. Huergo no duda en afirmar que el mundo “va a seguir adelante con la sustitución de petróleo por biocombustibles por razones ambientales, geopolíticas y económicas. En cuanto a los precios de mercado la cosa es más ajustada porque la caída del petróleo arrastra a los granos. Desde 2006, los precios de las mieses van a la par del petróleo, por la política de los norteamericanos de sustituir oro negro importado, por etanol de maíz. Esto determina las fluctuaciones de los precios del maíz, y el maíz arrastra a la soja. Más etanol, más maíz. Los farmers siembran más maíz y menos soja, la soja sube. Esto es lo que pasó en estos años. El productor agropecuario debe mirar diariamente el precio del petróleo porque incide en el precio de su producto”.
Pero además, defiende el valor agregado que tiene la producción agropecuaria. “Es enorme. Con mucha habilidad, el chacarero organiza la producción de modo que le saca el máximo de potencial a su suelo, su sol, su lluvia y el dióxido de carbono del aire. Con esto, obtenemos cosechas superiores a los de cualquier otro país agrícola, tenemos los rendimientos más altos del mundo en términos de milímetro de agua caída durante el ciclo de cultivo, gracias a la siembra directa, control de maleza, tecnología RR, glifosato. Esto es valor agregado: ponemos un dólar y sacamos tres. Pero podemos agregar más valor a ese maíz y a esa soja. La soja tiene una etapa de valor agregado adicional, que es separarla en sus componentes. La Argentina ya no exporta tanta soja como poroto, sino que la mayor parte la hace procesada, porque la harina de soja puede ser insumo de la industria avícola o de porcinos o lechera. Cuanto más leche, cerdos o aves hagamos en la Argentina más valor agregado le ponemos a la harina de soja, que es sólo el 30% de una ración, ya que el 70% es maíz o granos forrajeros. De los 20 millones de toneladas de maíz, la Argentina usa 6, estamos exportando el resto sin ningún valor agregado, podríamos hacer plantas de etanol; más carne”.
“El gobierno se está vengando. Todo el mundo sabe que esto es de corto plazo, porque está logrando enervar más al sector y profundizando la parálisis del interior. Es un milagro que todavía siga, con cierta inercia, comprando algo de bienes de capital”.
Héctor A. Huergo,
periodista.