Premiada novela de Accame

Soldaduras

4.jpg

Por Rita Marseile

“Forastero”, de Jorge Accame. Sudamericana, Buenos Aires, 2008.

El forastero del título llega a una ciudad (perdida, aislada, se adivina, entre selvas) con dos propósitos manifiestos y uno oculto. Declara querer investigar el asesinato de una muchacha y querer escribir, para lo cual publica un anuncio en el diario local ofreciendo comprar historias. El propósito oculto es huir, escapar del sentimiento de culpa que lo acosa por no haber estado junto a su mujer y a su hijo en el momento en que un incendio (accidental) acabó con ellos.

Hay ya un hombre encarcelado por el asesinato de la muchacha, que confiesa su culpa también delante del forastero. Pero lo desmienten las historias que la gente del pueblo concurre a venderle al forastero y el descubrimiento progresivo de que el lugar es una caldera de violencia (que por momentos resulta forzada, inverosímil) cuyo epicentro es una familia poderosa del lugar.

El forastero padece de sinestesia, un “fenómeno de la percepción... Significa que las sensaciones están juntas, que se ha dejado de percibir la realidad a través de la discriminación de los sentidos. Los sinestésicos ven olores, saborean formas y sonidos, huelen colores y texturas. Todo el mundo tiende a unirse en sus cabezas. Se calcula que padece sinestesia uno de cada dos mil individuos. Yo soy uno de ellos”. El fenómeno hace, en efecto, que el personaje oiga gritos rojos o huela música podrida. En esta especial sensibilidad del narrador radica uno de los principales encantos de esta novela, si bien el efecto no redunda en la conformación intrínseca de la anécdota ni en su resolución.

“Desde chico, me han perturbado lo alejadas que se hallan las cosas entre sí. No puedo dejar de pensar en que una vez estuvieron todas juntas antes de la explosión”, declara el forastero-narrador. Y antes había sugerido una relación entre esta unidad perdida y su dedicación a la escritura: “Ésta es una etapa de expansión. Todas las historias la tienen, como cuando explotó el universo y se dividió en miles de cuerpos arrojados al espacio que buscaban su nuevo lugar. Así van también los personajes recién nacidos hasta que encuentran una mano que los fije, los precise, los calibre”. A lo largo de la narración se insiste con esta exposición programática: “Pienso en la historia que estoy escribiendo. Las partes buscan naturalmente conformar un todo. Por el solo hecho de encontrarse en un mismo cuerpo funcionan solidariamente, aunque no tengan nada que ver entre sí.

“¿Qué tienen las partes de un libro para que el todo las acepte? ¿son la misma cosa? Si lo son, ¿el libro no avanza? Si las palabras avanzan, entonces las partes son distintas. Y si son distintas, ¿por qué están juntas?”.

Sin la fuerza emocional y sutileza de los libros anteriores de Accame (los cuentos de “Cumbia” y sus obras de teatro, por ejemplo), “Forastero” es sin embargo de fluida lectura. Obtuvo el Premio Novela 2008 La Nación - Sudamericana.

5.jpg

Jorge Accame.

Foto: Aníbal Greco/ Diario La Nación