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Con aires románticos

Con aires románticos

Llegó el verano y los aires nuevos piden renovar nuestra casa. El romanticismo es una buena opción para crear ambientes delicados y relajantes.TEXTOS. INMACULADA TAPIA. FOTOS. EFE

Una vez que se descarta la idea de que la casa va a quedar cursi a los ojos de los demás, es momento de permitirse un generoso toque de romanticismo, que nada tiene que ver con lo clásico.

Los tonos pastel, rosados y grises, junto con los vainilla, son los más propicios para conseguir una atmósfera como la que se sugiere. No hay razón para impregnar cada tejido con el color total: bastarán ligeras pinceladas para conseguir una atmósfera delicada.

Los textiles con dibujos campestres ayudan a consolidar el ambiente.

Los motivos florales con escenas bucólicas también. Un color como base puede servir para ir combinando con otros de gama neutra y marcar una dinámica que no distorsione.

Grises y platas

Así, para aquellas personas que quieran dar a su dormitorio un toque romántico, pero neutro, elegante y sin estridencias, nada mejor que jugar con los negros, blancos, grises y platas.

Las colchas destacan por sus motivos geométricos que se alejan de la tradición sentimental, pero que al mismo tiempo la reinventan.

Los suaves tostados y crudos dan a la habitación un toque más cálido. En los complementos se puede añadir un guiño dorado que, lejos de recargar el ambiente, ofrece al conjunto un aire armónico muy agradable. Las alfombras de pelo y pequeños detalles en raso en la colcha también ayudan.

La gasa, el lino y el terciopelo son también texturas comprometidas con el romanticismo.

Telas y muebles

Los visillos de tela vaporosa y que cuelguen más allá del suelo son ideales para propiciar un ambiente romántico. Lisos o con dibujos expuestos sobre la propia tela son una solución ideal para dejar pasar la luz. Algunas firmas apuestan a los tonos ligeramente brillantes para crear un ambiente romántico. Se puede recurrir también a telas en tono damasco, que consiguen que el interior de una casa -incluso si es de campo- sea refinado, alejado de la tierra con la que se puede encontrar en el jardín.

La forma de los sofás y sillones pueden adaptarse a estilos de decoración de siglos anteriores, sin que por ello se deban incorporar maderas nobles.

A los sillones estilo Luis XVI se les puede adosar una tapicería que combine con los muebles más actuales de la vivienda.

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