Alrededor de cien países

Prohibirán el uso de las llamadas “bombas racimo”

AFP

Un centenar de países firmarán esta semana un tratado en Oslo que pondrá fuera de la ley a las bombas de racimo, aunque los principales fabricantes y usuarios de esas armas -EEUU, Rusia, China e Israel- no figurarán entre los signatarios.

El tratado que se consiguió alcanzar en Dublín en mayo pasado prohibirá la producción, uso, almacenamiento, comercio y traslado de esas armas, particularmente mortíferas para la población civil.

“Es una de las escasas ocasiones en la Historia para que una categoría íntegra de armas sea prohibida”, se congratuló Thomas Nash, coordinador internacional de la Coalición contra las Submuniciones (CMC), organización que reagrupa a unas 300 ONG’s.

“A partir de ahora, será improbable que se usen bombas de racimo a gran escala”, afirmó.

Las bombas de racimo (BASM) pueden contener varios cientos de “bombitas” que se dispersan en un vasto perímetro pero no estallan al mismo tiempo, convirtiéndose así en minas antipersona, prohibidas por la Convención de Ottawa de 1997. Según Handicap International, unas 100.000 personas, el 98% de las cuales eran civiles, murieron o quedaron mutiladas por la explosión de esas bombas en todo el mundo desde 1965. Más de un cuarto son niños, que las confunden con juguetes o latas de conserva.

“No es una cuestión de desarme, es un asunto humanitario”, afirmó Annette Abelsen, una responsable del ministerio noruego de Relaciones Exteriores, que desempeñó un papel destacado en el proceso de prohibición.

En Laos, el país más afectado por las bombas de racimo, la aviación estadounidense lanzó 260 millones de submuniciones entre 1964 y 1973, el equivalente a la carga de un bombardero B52 cada ocho minutos durante nueve años.

Dispersas en los campos, estas armas hacen peligroso el cultivo de productos alimentarios indispensables y siguen provocando muchas muertes décadas después de que terminen los conflictos.

El miércoles próximo, Francia y Gran Bretaña estarán representadas por sus ministros de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner y David Miliban. Japón, Canadá, Alemania y Australia, estarán entre los firmantes.

Pero, como ha ocurrido con la Convención de Ottawa sobre las minas antipersona, otros países, que paradójicamente son los principales fabricantes y utilizadores de las bombas racimo, brillarán por su ausencia: Estados Unidos, Rusia, China e Israel.