El 15 de diciembre comienzan los controles

Advierten que el uso de pirotecnia

puede ocasionar lesiones acústicas

Pocos son conscientes del daño que producen bombas y petardos en el oído. Especialistas explican los riesgos que implican. Consejos para que las mascotas no sufran las explosiones de fin de año.

Agustina Mai

[email protected]

“El ruido de la detonación de la pirotecnia puede dañar seriamente el oído. Estos ruidos exceden la capacidad de tolerancia del órgano de la audición porque son muy intensos y actúan rápidamente”, aseguró Alejandra Storni, presidente del Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia de Santa Fe.

Por este motivo, el mecanismo natural de protección del oído, que busca impedir la lesión de las células receptoras, no puede activarse. “Una membrana timpánica perforada y huesecillos del oído medio dislocados son algunas de las secuelas que este tipo de exposición puede provocar”, detalló en la charla “Pirotecnia, ruidos molestos y salud pública”, que organizó el Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat), la Asociación Defensa Derechos del Animal (Addera) y el equipo técnico del concejal Luciano Leiva. También disertaron el consultor ambiental Juan Carlos Doldán, el médico veterinario Carlos Ayala y personal de la Brigada Explosivos de la Policía de la Provincia.

En decibeles

El ruido se mide en decibeles. Para conocer sus consecuencias es necesario tener en cuenta el concepto de dosis, que implica tamaño de la agresión y tiempo de duración. “Si nos exponemos a 110 decibeles por sólo unos minutos y después volvemos al silencio, nuestra salud no se ve afectada. Pero si pasamos varias horas expuestos a este nivel de ruido, por ejemplo dentro de un boliche bailable, lo mínimo que vamos a sufrir es un acúfeno, un zumbido en el oído. Lo mismo sucede cuando escuchamos el discman o mp3 a más de 95 decibeles, que es el límite que recomienda la Comunidad Económica Europea a los fabricantes de estos aparatos”, explicó Doldán.

Peligro para la salud

“Una moto que pasa delante nuestro emite un ruido de hasta 80 decibeles. Como cada vez que duplicamos la energía acústica, los decibles sólo aumentan en 3, si fueran dos motos, el ruido total no sería de 160 decibeles sino de 83. Si hacemos una proyección hasta alcanzar los 140 decibeles que produce un solo petardo, se necesitarían 1.048.576 motos pasando todas al mismo tiempo delante nuestro”, ejemplificó el consultor ambiental.

Si tenemos en cuenta que “130 decibeles constituyen el umbral del dolor, como el caso de una explosión o una turbina de avión muy cerca nuestro”, un artículo de pirotecnia de 140 decibeles supera este límite.

“Como consecuencia se puede producir un traumatismo acústico agudo, que dificulta la percepción de los sonidos agudos. En los casos más graves, se deterioran también las frecuencias medias o conversacionales. Cada célula auditiva dañada es información sonora que el oído no recibe y que la persona deja de escuchar. Entonces quien padece este déficit tiene dificultad para entender unas palabras más que otras, confunde y distorsiona lo que escucha”, señaló Storni.

Festejos sin ruidos

Durante los festejos de fin de año, Doldán realizó un registro de los ruidos producidos por la pirotecnia en el barrio Don Bosco, a 60 metros del lugar de las detonaciones. Durante más de 40 minutos, los ruidos superaron los 120 decibeles con un máximo, en el horario del cambio del año, de 142 decibeles. “Eso fue por sobre el límite de la ruptura de la membrana del tímpano, que puede repararse con una cirugía. ¿Qué pasa cuando uno de estos artefactos estalla cerca de una persona?”, preguntó preocupado.

Es por esto que desde el Colegio de Fonoaudiólogos aspiran a “formar una conciencia para que haya un festejo libre de ruidos innecesarios y disminuir la adquisición de pirotecnia de alto poder y, sobre todo, ilegal”: “Somos defensores del silencio, de generar una nueva cultura, de festejos sin esta clase de ruidos, aunque se puede usar alguna pirotecnia permitida, que tiene un nivel de detonación bastante menor”, concluyó.

///

ADEMÁS

Ante la llegada de las celebraciones por Navidad y fin de año, la Secretaría de Control de la Municipalidad de Santa Fe recordó que sólo pueden vender pirotecnia los negocios habilitados para tal fin y que cumplan los requisitos previstos. Éstos implican límites en la cantidad de mercadería almacenada, la disposición de la misma -alejada y separada del resto de la mercadería-, la cantidad de matafuegos proporcional a la cantidad de kilos de explosivos y otros dispositivos de extinción del fuego. Además, los muestrarios donde se exhibe la mercadería deben ser ignífugos y la mercadería debe ser de marcas aprobadas por los organismos competentes.

Los interesados en inscribir su comercio para la venta de pirotecnia deben retirar el formulario en la oficina 8 de la planta baja del Palacio Municipal y luego dirigirse al Departamento de Control de Habilitaciones, en el primer piso del ala sur de la Terminal de Ómnibus.

A partir del 15 de diciembre, la Dirección de Control municipal y la Brigada de Explosivos de la Policía de la Provincia realizarán operativos en toda la ciudad, verificando la habilitación de los comercios que expendan pirotecnia. Además, se atenderán las denuncias que se efectúen a través de la Línea de Atención Ciudadana del Gobierno de la ciudad (0800-777-5000) y la web oficial (www.santafeciudad.gov.ar).

En caso de encontrar comercios fuera de la norma, la mercadería se decomisa y es trasladada por la Brigada de Explosivos, con la consecuente multa. Se recuerda a los vecinos que está prohibida la venta de pirotecnia en la vía pública y a menores de edad, y que deben comprar sólo en comercios habilitados.

Controles y requisitos

Cuidar las mascotas

Consejos para evitar que sufran los ruidos.

Todos los animales son sensibles a los ruidos fuertes, pero perros y gatos son los que más los sufren.

Para las fiestas de fin de año es cuando los perros más se pierden. Se recomienda colocarles en el collar una identificación con la dirección o teléfono de su dueño.

Con los petardos y bombas, los animales se ponen nerviosos, buscan resguardarse y pueden romper algún objeto. Por eso, hay que dejarlos esconderse debajo de un mueble o lugar donde se sientan seguros. Tampoco hay que arrojar pirotecnia cerca de ellos.

Si se quedan solos, se recomienda dejarlos en una habitación sin superficies vidriadas o con las persianas bajas, con agua, la puerta cerrada y con música para disimular los estruendos.

En caso de utilizar sedantes, consultar con un veterinario la medicación y dosificación correspondientes.

1.jpg

La detonación de un artículo de pirotecnia de 140 decibeles supera el “umbral del dolor”, que es de 130.

Foto: Archivo