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opinión

 

La gran deuda es la exclusión

Atilio Rosso Movimiento Los sin Techo

La exclusión social en Santa Fe no disminuye. Hoy, cuatro de cada diez menores de 18 años vive en la pobreza y la indigencia. En nuestra ciudad hay 8.000 jóvenes entre 14 y 25 años que no trabajan ni estudian. Santa Fe está en deuda con estos jóvenes. Ellos crecieron en democracia y en el seno de familias y de barrios excluidos. Como sociedad no hemos podido cortar en ellos el círculo perverso de la pobreza y la exclusión, hoy ellos son más pobres que sus padres y tienen más dificultades para su inserción laboral.

La exclusión no se ha convertido a lo largo de estas últimas décadas en un parámetro para fijar políticas de Estado, para evaluar gestiones o para colocarla como desafíos comunes más allá de los partidos políticos, los sectores sociales o las creencias religiosas.

¿Cómo revertir esta situación? Primero, reconociendo nuestras deudas para con los excluidos y, segundo, colocando al excluido en el centro de nuestras preocupaciones, por sobre los legítimos intereses personales o sectoriales a los que aspiramos y por sobre las luchas políticas por cargos y migajas de poder.

Si queremos revertir la exclusión, es necesario aplicar una política sanitaria de Estado que asegure a cada niño que nace en los barrios periféricos, una adecuada atención médica hasta los 12 años. Y se necesita implementar una política educativa de Estado en favor de la niñez excluida, que los beneficie desde los dos años hasta la juventud, con acciones adecuadas, de tal forma de ofrecerles una calidad educativa acorde con nuestros tiempos y no sólo certificados escolares sin capacitaciones habilitantes reales.

La democracia santafesina le debe a los niños que nacen en la exclusión, una estrategia que les asegure su correcto desarrollo intelectual, sanitario y nutricional y que los ayude en la inserción social y laboral en su juventud. En suma, les debe la universalización de los beneficios que hoy les brinda a los niños que nacen en los sectores no excluidos.

No nos debemos resignar a la existencia de santafesinos de primera y santafesinos de segunda, todos los sectores debemos sentirnos parte de una misma ciudad, de una común historia y de un destino que nos relacione mutuamente porque lo que les pase a los excluidos, queramos o no, nos beneficia o nos perjudica a todos.

La exclusión social debilita a la democracia y la hace presa de facciones y minorías. Eliminar la exclusión es fortalecer la democracia y asegurar a las próximas generaciones un mejor lugar donde vivir.