Más anuncios, pocos cambios

Siguen los fuegos artificiales

El Gobierno, que aún no instrumentó la rebaja de cinco puntos en las retenciones al trigo y la maíz, anunciaría el lunes una medida similar para la soja y el girasol. Sin embargo, los productores dudan de sus efectos.

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La soja no escapa al alcance de la sequía. Se esperan auncios para la semana que viene acerca de una reducción de alicuota para las oleagineosas. ¿Alcanzará?

foto: archivo

Alejandro Rollán / CMI contenidos

La intervención comercial que pesa sobre el trigo y el maíz condiciona la mejora. A pesar del poco grado de expectación que genera entre sus destinatarios y de las dilaciones en su implementación, el Gobierno nacional está dispuesto a incorporar más canastas de medidas en su intento por reactivar el consumo y disipar los efectos de la crisis que ya recortó el precio de las commodities agrícolas en más de 30 por ciento. A la baja de cinco puntos en las retenciones del trigo y maíz anunciada hace más de 10 días y que aún no fue instrumentada se sumaría el lunes una reducción similar para las oleaginosas (soja y girasol). En los papeles, el objetivo es lograr que con mejores precios el productor venda sus granos, invierta, y así se mantenga en movimiento la rueda productiva en el interior. Pero en la práctica ocurrirá muy poco de eso.

La plancha

La intervención que el Gobierno mantiene sobre el mercado de trigo hace que el precio siga “planchado” en 400 pesos por tonelada, 100 pesos menos que hace un año. A pesar de la caída en la cotización y de un aumento en los costos de 40 por ciento, muchos productores se ven obligados a vender a ese valor para afrontar los compromisos financieros de fin de año. El grueso no está dispuesto a negociar y retendrá la producción, incluso, ante la posibilidad de que la Oncca decida cerrar las exportaciones para preservar la demanda interna.

El maíz de la nueva campaña es el único que, ante la noticia de la baja de las retenciones, movió la aguja de los precios. Pero la noticia llegó tarde. Para los productores, la rebaja se tendría que haber aplicado dos meses antes, como un incentivo para la siembra que se retrajo a la mínima expresión por la suba de los gastos y las dudas que generan su comercialización. El efecto “anuncio” no tuvo el mismo correlato en el maíz disponible, cuya exportación sigue cerrada por decisión oficial.

El interrogante a dilucidar es saber si en la nueva canasta de anuncios habrá lugar para la soja. Una rebaja del cinco por ciento en las retenciones implicaría, a los valores actuales, un aumento de 80 pesos por tonelada en la capacidad de pago de la exportación. Sin embargo, la cifra podría limitarse a un valor intermedio, debido al gran volumen de soja que aún hay sin comercializar. De todas formas, muy lejos de los 90 pesos por tonelada que admiten tener que recuperar los productores para salvar el incremento que tuvieron los costos de producción. Con este escenario, es muy factible que los granos sigan en los silos.

Se para la rueda

Mientras se aprestan a salir de vacaciones hasta la segunda quincena de enero, muchos obligados por la falta de producción, los fabricantes de la maquinaria agrícola no tienen claro el escenario para 2009. Una ficha fuerte que aspiran jugar a pleno pero que aún no recibieron en la mano, es el convenio de 200 millones de dólares anunciado por el Gobierno para financiar con plata argentina exportaciones de bienes de capital. Para mejorar la performance en comercio exterior, están solicitando la eliminación, o al menos una rebaja, en la retención del ocho por ciento que tienen los equipos exportados.

Para el mercado local, los incentivos aún no tocaron la puerta de las fábricas.


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Prórroga

Lo que ya logró cerrar la industria nacional es la prórroga por tres años del bono fiscal, que puede utilizar a cuenta de impuestos, percibido en compensación por el descuento del 14 por ciento que realizan sobre el precio de venta. El visto bueno de Brasil permitió extender el beneficio, que vencía este año, a cambio de actualizar la nomenclatura de la maquinaria agrícola dentro del Mercosur. “Era importante que se mantuviera, más ahora que Brasil, a partir de la devaluación de casi el 40 por ciento del real en cinco meses, se ha vuelto muy competitivo y es difícil enfrentar a una industria que, además, está promovida por Lula” admitió, con un dejo de envidia, un empresario local.