Leyendas de flores navideñas

Zunilda Ceresole de Espinaco

Las flores constituyen un adorno delicado y hermoso en la celebración de Navidad. A algunas de ellas se las relaciona específicamente con esta festividad, y en torno a las mismas han surgido tiernas leyendas que les dan una importancia especial.

Como la de la Poinsettia, que cuenta la materialización de un milagro.

La flor que en Argentina se conoce con el nombre de Estrella Federal se llama Poinsettia y es oriunda de México. Los mexicanos la relacionan con la Navidad, festividad que es muy importante para este pueblo tan creyente.

Cuenta una leyenda que Diego, un niño muy pobre, asistió a la misa de Navidad. Sus ojitos recorrieron el templo y quedaron admirados por la profusión de flores bellas que, como homenaje al Niños Jesús, los fieles iban depositando al pie del pesebre.

Lo invadió un deseo vehemente de poseer una para entregar él también. Un sueño inútil, ya que su extrema pobreza le impedía adquirir siquiera una flor.

Rezó con fervor y se acercó con las manos vacías y pena en su corazoncito inocente hasta el pesebre. Una vez allí se arrodilló y pidió disculpas.

Imprevistamente surgió en sus manos una flor desconocida con forma de estrella. Era muy hermosa. Temblando de emoción el niño la depositó y en ese preciso momento comenzaron a repicar campanas aportando alegría metálica al milagro acaecido.

No son pocos los que asocian esta flor a la Estrella de Belén y es por esto que adornan sus hogares con ella en época de Navidad.

Las rosas de Navidad

Una modesta pastora estaba poniendo una ovejita al resguardo de la nieve en una fría noche invernal cuando vio que pasaban por los desiertos lugares que la rodeaban tres hombres. Llevaban en sus manos extraños recipientes de metal que brillaban como el sol. El aire se había impregnado de perfumes, mirra e incienso.

Volvió a asombrarse cuando vio pasar pastores llevando frutos secos: nueces, avellanas, castañas y almendras como así también sabrosa miel.

Les preguntó adónde se dirigían a esa hora de la noche y ellos respondieron que llevaban regalos para el Niño Dios, que acababa de nacer.

La pastora que no tenía qué ofrecer al Divino Niño, se sintió triste por ello y comenzó a llorar desconsoladamente al pensar que ni siquiera tenía aunque más no fuera una flor para él.

Acertó a pasar por allí un ángel y al verla llorando, descendió a la tierra y le preguntó cuál era el motivo de su pena. Con voz entrecortada por el llanto, ella le relató lo que le sucedía. Entonces el angel, compadecido, apartó con sus pies la nieve y milagrosamente surgió una bellísima rosa blanca con tintes rosados.

Loca de alegría la pastora le manifestó su agradecimiento, tomó la flor y corrió a entregársela al recién nacido.

Esta rosa florece en invierno en las montañas de Europa Central y se la conoce popularmente como “rosa de Navidad”.

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Nuestra Estrella Federal es una de las flores que dieron origen a leyendas relacionadas con la celebración del nacimiento de Jesús.

Foto: archivo