Causa ESMA

La Corte deberá resolver sobre la libertad para los represores

La medida dispuesta por la Cámara de Casación despertó la polémica, de la que participaron altos funcionarios de Justicia y Gobierno. Generalizado repudio de los organismos de de derechos humanos.

 

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Carlos Fayt salió ayer a confrontar con el gobierno y cuestionó la falta de leyes para los juicios de lesa humanidad.

Foto: DyN

DyN - Télam

La liberación de un grupo de represores, entre ellos Alfredo Astiz y Jorge “Tigre” Acosta, quedó suspendida por la Cámara Nacional de Casación Penal, luego de que ese tribunal aceptara la apelación fiscal para que el caso sea definido por la Corte Suprema de Justicia.

El fiscal de Casación Raúl Pleé interpuso el pedido de suspensión de la medida y los argumentos iniciales de la apelación ante la Sala II del tribunal, la misma que el jueves ordenó las excarcelaciones al considerar que estaban excedidos los plazos para el mantenimiento de las prisiones preventivas de los acusados sin juicio.

Si bien Casación debe formalmente notificar a los acusados y preguntarles qué opinan al respecto, lo cierto es que con este recurso el caso sobre las excarcelaciones en la megacausa ESMA pasa a manos de la Corte, que debe rechazar o avalar la medida.

Polémica

Fue precisamente el integrante más antiguo de la Corte, Carlos Fayt, quien ayer, sin pronunciarse sobre el fondo de la cuestión, se despegó de la críticas que llegaron del gobierno a los hombres de la Justicia. “No es culpa nuestra, es culpa del Congreso, que no ha dictado las normas procesales necesarias que permitan avanzar con los 800 juicios que hay parados”, dijo Fayt al abrir la polémica con hombres del gobierno y la oposición.

El ministro de Justicia, Aníbal Fernández, rechazó esa excusa y se quejó de los jueces que permiten “chicanas” que convierten los procesos judiciales en “chicle”. Y aseguró que aunque el fallo parezca garantista, “es del peor conservadurismo”.

Mientras tanto, en el Consejo de la Magistratura no había ingresado hasta última hora del viernes ninguna de las anunciadas denuncias contra los jueces Gustavo Yacobucci y Luis García, de Casación, que -con la disidencia de su colega Gustavo Mitchell- dieron visto bueno a la excarcelación de los represores.

El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, en una conferencia de prensa que se concretó mientras Pleé presentaba la apelación, anunció que impulsaría el juicio político para los dos camaristas de Casación y un jury a integrantes del Tribunal Oral Federal 5 de esta ciudad por mal desempeño en sus funciones.

En suspenso

Los organismos de derechos humanos se vieron sacudidos con la resolución de Casación, que aceptó excarcelar, por el tiempo que ya han pasado detenidos sin juicio ni condena, a los ex marinos Alfredo Astiz, Jorge “Tigre” Acosta, Antonio Pernías, Manuel García Tallada y a los ex prefectos Juan Antonio Azic y Raúl Scheller. También se había dispuesto la excarcelación del ex general Ramón Genaro Díaz Bessone y el ex juez Víctor Brusa, entre otros, detenidos por delitos de lesa humanidad cometidos en Santa Fe.

El fiscal Pleé consiguió congelar ayer las eventuales salidas de la cárcel de esos represores: señaló que las libertades ordenadas por Casación suenan a “sentencia definitiva” y plantean “el riesgo de que se frustre el juicio oral y público por un hecho de la trascendencia del que se trata”. “Nos encontramos ante una cuestión federal compleja, ya que con la interpretación de Casación se ha hecho una aplicación inadecuada de la ley, motivo que la desvirtúa y torna inoperante -dijo Pleé-. En esas condiciones, corresponde dejar sin efecto el fallo” hasta que la Corte lo resuelva.

En el dictamen al que accedió DyN, Pleé sostuvo que “la resolución en crisis pone en serio riesgo a la Nación Argentina de ser sancionada internacionalmente por arriesgar innecesariamente la concreción del debido proceso en causas en las que se ventilan graves violaciones a los derechos humanos; circunstancia esta que evidencia la gravedad institucional”.

El fiscal tildó la medida de “arbitraria”, sostuvo que “incide en el menoscabo de la administración de justicia” y cree que el fallo dispone “sin fundamentación lógica -dada la escasez de argumentos habilitantes- la libertad provisoria” de procesados a los que se les imputa “su intervención dolosa en delitos de lesa humanidad cometidos durante los años 1976-1983, ignorando al instituto de la prisión preventiva”. Ahora, habrá que esperar que la Corte Suprema de Justicia analice la cuestión.

SE RESISTIERON

Elisa Carrió

La titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, acusó al kirchnerismo de negarse “siempre” a cambiar los pasos procesales para agilizar las causas contra los represores. “El kirchnerismo siempre se negó a cambiar el procedimiento”, afirmó Carrió.

La dirigente consideró que “el fallo es legal” y “aplicó los tratados internacionales”. A su vez, Carrió criticó a la presidenta Cristina Fernández en referencia a su papel durante su paso por el Senado. La titular de la Coalición Cívica aseguró que la UCR había presentado un proyecto para acelerar los procesos contra los responsables de violaciones a los derechos humanos y, en ese sentido, se preguntó “¿dónde estaba la senadora?”, para contestarse con sorna: “seguramente haciendo fotos en el exterior”.

“Nunca lo impulsaron, se resistieron siempre”, insistió Carrió en referencia a la iniciativa impulsada por los radicales, a partir de un texto elaborado por Ricardo Gil Lavedra.

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FALTA SERIEDAD

Ricardo Gil Lavedra

El ex camarista Ricardo Gil Lavedra, que condenó a las juntas militares en 1985, advirtió que en materia de derechos humanos el gobierno “no se ha tomado en serio la realización” de los juicios por delitos de lesa humanidad y recordó que el proyecto de ley que elaboró para agilizar los procesos “el oficialismo se negó a considerarlo”.

También consideró que fue correcta la decisión de la Cámara Nacional de Casación Penal de ordenar la excarcelación de represores por haberse excedido el plazo de la prisión preventiva sin juicio -que quedó suspendida por la apelación fiscal-, ya que resaltó que está ajustada a derecho y en sintonía con las convenciones internacionales en la materia.

“El gobierno no se ha tomado en serio la realización de estos juicios. Lo ha tratado con gran ligereza. Ha creado comisiones y programas, se ha enojado, ha declamado pero no ha dictado ninguna política eficiente”, dijo a DyN Gil Lavedra.

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ES UN RIESGO

Carlos Rozansky

El juez federal Carlos Rozanski, que presidio el Tribunal que condenó a Miguel Etchecolatz y al sacerdote Von Wernich por delitos de lesa humanidad, dijo que la excarcelaciones de ex represores constituyen un “riesgo y un retroceso en materia de derechos humanos”. “No se puede comparar a los delitos de lesa humanidad con delitos comunes”, dijo el magistrado.

Rozanski también señaló que la decisión de la Cámara de Casación Penal de excarcelar a represores acusados de violaciones a los derechos humanos en la ESMA constituye “un retroceso” para la sociedad. “Los juicios han costado un esfuerzo enorme a la sociedad argentina y es riesgoso retroceder en estos temas”, indicó.

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ADEMÁS

Preocupación por la demora

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, manifestó su preocupación ante el fallo de público conocimiento de la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal, específicamente en lo referido a algunas causas radicadas en el territorio santafesino.

El organismo público hizo hincapié en las “dilataciones y situaciones fácticas que obstaculizan alcanzar la etapa de juicio oral en las causas judiciales por delitos de lesa humanidad que tramitan ante tribunales federales con asiento en la provincia”.

En tal sentido, destacaron la situación que atraviesa el Juzgado Federal de Reconquista, que “no cuenta con la designación de un juez definitivo, a pesar de haberse llevado adelante el procedimiento de selección”.

Ante este cuadro de situación, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos reclama a las autoridades políticas y judiciales competentes que arbitren las acciones y los medios necesarios a los fines de otorgar celeridad a las causas donde se investigan delitos de lesa humanidad, lo cual permita alcanzar en el corto y mediano plazo la instancia de juicio oral y público.