Paulo Rosales y su autocrítica antes de irse a Grecia
“No hace falta que nadie me diga que no le rendí a Unión”
El volante de creación se va al Olimpiakos Volos de la Segunda División de Grecia, donde será compañero de otro ex tatengue: Cristian Rami.
El gesto paternal de Fernando Quiroz a Paulo Rosales, en uno de los cambios en medio del partido. Lamentablemente, quedó lejos de lo que todos esperaban.
Foto: Pablo Aguirre
Darío Pignata
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—¿Hablaste con Quiroz o con los dirigentes?
—No hace falta que hable con nadie. En realidad, yo me doy cuenta cuando juego bien y cuando juego mal. No hace falta que nadie me diga que no le rendí a Unión.
Así, sin vueltas, se despide Paulo Rosales. No sabe si será sólo un “hasta luego” a cambio de 70.000 euros por el préstamo al Olimpiakos Volos o si bien será un adiós definitivo cuando en junio el club griego tenga la posibilidad de quedarse con el ciento por ciento de los derechos económicos del volante cordobés que nació en Cosquín y se inició en Newell’s Old Boys de Rosario antes de recalar en Unión.
Se tejieron varias historias en torno de su llegada. Como aquella recomendación del “Burrito” Ariel Ortega, en su momento, para que Unión le generara un lugar al “Pichi”. O como cuando Eduardo López dijo, por aquellos tiempos, algo así como “se lo doy a préstamo a Unión pero la opción va a costar 2 millones de dólares”.
Llegó, jugó, se fue a Talleres de Córdoba y volvió. Justo cuando Unión generó la mejor performance en la “B”, llegando a jugar los dos cruces de Promoción con los jujeños, él peleaba el descenso con los cordobeses en el Barrio Jardín.
Cambiar de aire
Los dirigentes de Unión no tienen la bola de cristal para saber si, en definitiva, el Olimpiakos Volos comprará el pase del cordobés en junio del año que viene en 350.000 euros. De todos modos, más allá del ingreso de 70.000 euros limpios por un préstamo de un puñado de meses, el trasfondo de esta salida esconde una decisión política-deportiva: Paulo Rosales no estaba rindiendo (tres goles, dos de penal, y muy pocas asistencias) y era un jugador resistido por la gente.
Sin ir más lejos, el día que le marcó a Los Andes, le dedicó el gol a algunos plateístas de la Techada. En este contexto, aunque nadie lo diga, más allá de la idea de los dirigentes, la opinión de Fernando Quiroz fue clave: “Luis Ojeda, Martín Zapata, César Pereyra y Claudio Guerra son los pilares del equipo”. Al toque, agregó el DT: “No me gustaría que se vaya ninguno de ellos para el 2009”.
Esa opinión de “Teté” fue el empujoncito que los dirigentes necesitaban para el famoso cambio de aire de Rosales. Surgió el Olimpiakos Volos y allá se irá el “Pichi” cordobés.
—¿Qué sabés del club, Paulo?
—Que es un club que necesita ascender y quedó en una posición expectante. A mí me llamó un señor uruguayo que apareció en la intermediación y me dio algunos datos. Sé que está el “Pelado” Leandro Alvarez, con quien jugamos juntos en Córdoba.
—También están allá el “Flaco” Cristian Rami y Martín Madrid.
—La verdad, me entero por ustedes. Sólo sabía que estaba el “Pela”, pero rápidamente me voy a acomodar.
—¿Viajás solo?
—Sí, creo que con algún dirigente de Unión y mi representante. Ahora tengo que arreglar un problemita con el pasaporte y creo que el lunes salimos para allá.
—¿Qué significa este paso al fútbol de Grecia?
—Lo tomo como un avance en mi carrera. Siempre jugué en clubes grandes en Argentina: Newell’s, Unión, Talleres. Ahora, el Olimpiakos Volos me lleva para ascender. Espero estar a la altura de las circunstancias.
Nada de revancha
“Pasé un tiempo confundido, nada que ver con el Rosales jugador de fútbol sino con la persona. Ahora, me di cuenta de que lo importante es estar bien con mi hijo y disfrutarlo. Por eso aprovecho con todo los días de vacaciones en Rosario. Hay cosas más importantes que el fútbol o que un resultado”, reflexiona Rosales.
—¿Qué imagen pensás que dejás en Unión?
—La que más me interesa: el respeto y el cariño en mis compañeros de plantel, el cuerpo médico, de los utileros. Me emocionaron algunos llamados en Navidad para desearme suerte en Grecia. Dejo la imagen que me preocupa: de un buen tipo que trata de jugar bien al fútbol aunque a veces las cosas no le salen.
—¿Te vas soñando con volver para tomarte una revancha?
—Me voy pensando en que es un progreso para mí, un ingreso para Unión y la posibilidad de una linda transferencia para todos. No pienso en revancha, porque siempre puse lo mejor de mí. Salieran o no las cosas, pero siempre dejé todo y no me escondí nunca.
—¿Y con la gente, Paulo?
—Yo entiendo la bronca, porque Unión es un club grande que necesita volver a Primera. Y hasta entiendo que no le pudimos regalar una buena campaña. Sólo digo que no se puede insultar a un jugador sistemáticamente a los 5 minutos de un partido, porque eso no ayuda a nadie. Tampoco lo digo por toda la gente de Unión, sino por algunos que se sientan en la platea y te agarran de punto. Sólo eso. Después, uno acepta las reglas del juego: ellos pagan para ver ganar y cuando no se gana, tienen todo el derecho a quejarse.