Hace casi cuatro años la medida quedó sin efecto
Trasladan a Alta Gracia a la Hermana Juliana del Huerto
A pesar de haber estado 42 años al servicio del colegio Nuestra Señora del Huerto, la religiosa será trasladada a Córdoba. La decisión de sus superiores no conforma a los santafesinos.

Ayer se rezó una misa para despedir a la Hermana Juliana, en la Catedral Metropolitana.
Foto: Pablo Aguirre
Mariana Rivera
Sentada en un banco sombreado, con su hábito blanco inmaculado, sus manos cruzadas en la falda y la mirada perdida en los mosaicos de la galería del patio del colegio, Juliana esperaba nuestra visita, charlando con una ex alumna.
Costó convencerla telefónicamente para que nos diera la entrevista porque -según dijo- no estaba de ánimos. Era obvio: después de haber vivido 42 años en el colegio Nuestra Señora del Huerto de nuestra ciudad y haberse dedicado plenamente a la enseñanza, la dirección y el asesoramiento en esa institución educativa, su congregación había decidido trasladarla a Alta Gracia, Córdoba.
Al parecer, sus casi 91 años hacen que pesen más que su lucidez, buena salud y su derecho a permanecer en “su casa”, con su comunidad, que en marzo de 2005 ya demostró -con un abrazo simbólico- el cariño que le tiene, cuando también se había decidido que sería trasladada a Córdoba, para residir en una casa de la congregación donde se alojan las Hermanas de más edad.
“Me voy porque me manda la Superiora y yo hice votos de obediencia”, contó, pero Margarita, una ex alumna de la promoción 1955 que estaba sentada a su lado, aseguró que “Santa Fe está muy triste por esta decisión, porque estuvo 42 años en esta ciudad con nosotros”.
Margarita opinó que “para dar una orden y estar seguros, tendría que opinar la comunidad y después decidir. Si estoy en una institución que dice que debo respetar al niño y al anciano, y a éste último además porque está cargado de sabiduría y trayectoria de la vida, tiene muchas experiencias para contar que nos sirven como una brújula para distinguir lo que es correcto y lo que no lo es. La hermana no está discapacitada mental sino que es una persona mayor. No entiendo dónde está el respeto al ser humano. Allá están las Hermanas ancianas de la congregación, pero la Hermana Juliana no está mal de la cabeza para compartir 24 horas con esas personas”.
Vocación religiosa
La Hermana Juliana nació en Mogliano, provincia de Macerata, en la región de Le Marche, Italia, el 27 de abril de 1918. “Nací en una familia de nueve hermanos y las que quedamos somos una hermana que vive en Italia y yo, que soy la octava. Ni sé cómo surgió mi vocación religiosa. Me gustaba ser religiosa y me buscaron una casa: la Congregación Religiosa de las Hermanas de la Caridad Hijas de María Santísima del Huerto, y me llevaron a Roma, por medio de un sacerdote que conocía mi papá”, contó a El Litoral.
Ingresó a la congregación religiosa fundada por San Antonio María Gianelli, Hermanas de la Caridad Hijas de María Santísima del Huerto, y fue invitada a realizar su acción misionera como novicia en Argentina, a los 19 años.
Tomó sus votos perpetuos en 1943 y egresó con el título de maestra normal nacional en el Colegio Nuestra Señora del Huerto, desempeñándose como docente en Bell Ville, Esperanza, Córdoba, Rosario, Jesús María y Santa Fe. Pero no se limitó a la docencia. Su inquieta vocación de servicio la llevó a barrios humildes en busca de los necesitados de bienes materiales y espirituales. Allí también estuvo presente durante la inundación de 2003, llegando en tractor para llevar la ayuda esperada.
Educación cristiana
Por más de 30 años estuvo al frente del colegio Nuestra Señora del Huerto de Santa Fe. La suya es una vida dedicada a la educación y formación cristiana de niñas y adolescentes, con el testimonio vivo de la virtud y los valores que dignifican al hombre.
Su meritoria e intachable trayectoria en el ámbito educativo, cultural, religioso, social y comunitario la hizo merecedora de una distinción que le entregó la Asociación Marchigiana de Santa Fe y la Asociación de Ex Alumnas del Colegio Nuestra Señora del Huerto. Pero también fue distinguida porque su vida pública, profesional y privada puede señalarse como un ejemplo para las generaciones presentes y futuras. Se trató de la Distinción Giacomo Leopardi en el máximo nivel de Marchigiana Ilustre.
También recibió una venera del Servicio Provincial de Enseñanza Privada, por su destacada labor en esa institución religiosa perteneciente a la diócesis local. El año pasado recibió un reconocimiento de la Comisión Pari Opportunitá del Com.It.Es (Comitato degli Italiani all’Estero) por ser una de las 100 mujeres italianas distinguidas. Fue propuesta por la Asociación Marchigiana de Santa Fe para ser homenajeada en la categoría de mujeres profesionales.
Un emblema
Anoche, en la Catedral Metropolitana se rezó una misa para despedir a la Hermana Juliana, ya que mañana al mediodía estará viajando a Córdoba. Gran cantidad de alumnas, docentes, personal del colegio y amigos de la comunidad huertana, además de ex alumnas y ex docentes, acompañaron a la Hermana Juliana.
La ex alumna remarcó que “ayer el padre Gustavo Appendino dijo que los tres más destacables de la ciudad fueron el general Brigadier López, el Padre Rincón y la Hermana Juliana. Me pregunto, si el Padre Rincón puede seguir en Santa Fe ¿ por qué la Hermana Juliana no ? En Santo Domingo están juntando firmas para que no se traslade a un padre, Fray Tomás Olazábal, cuya congregación dispuso que tiene que dejar la ciudad. Los superiores deben informarse de cómo trabaja la gente”.
Juliana teje al crochet carpetitas y bolsos y hace limpieza con un delantal que se coloca sobre el hábito. “Las chicas me piden -cuando se van a casar- que les teja las carpetitas para las mesitas de luz. Muchas lo piden para tener un recuerdo mío pero ahora que me voy nadie me va a pedir más”, dijo preocupada, aunque cuando le sugerimos que si publicábamos su teléfono celular podían mantenerse en contacto con ella para pedirle sus prolijas manualidades, su rostro se iluminó esperanzado.
“Lo único que sé es que yo mañana me voy a Alta Gracia y si Dios me devuelve, enhorabuena”, concluyó diciendo Juliana con una sonrisa, mientras miraba pensativa su gastado anillo decenario, con el que reza el Santo Rosario.




