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Estancias santafesinas (*)

Arquitectura Rural, historia, patrimonio, turismo. Ejes de este trabajo de la arquitecta Galetti que compartimos con nuestros lectores en sucesivas entregas.

TEXTOS. ARQ. CRISTINA S. GALETTI. (*) segunda entrega

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Estanzuela de Echagüe, en el camino de Ascochingas.

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Estancia Las Mercedes, próxima a Manucho. Foto: Alicia Falchini

Después de 1810, la estrecha vinculación comercial que ligaba a hacendados santafesinos como Francisco Antonio Candioti con el Alto Perú, a partir de la cría y venta de mulas con destino a las explotaciones mineras, y que habían colocado a los estancieros santafesinos entre los más ricos del Virreynato del Río de la Plata, entró en declinación y la actividad rural en franco retroceso.

Por otra parte, luego de la Independencia, el territorio provincial se vio involucrado en luchas civiles, que distrajeron la atención respecto de los avances de los indígenas que, aprovechando esta situación, cargaron con más fuerza sobre estancias y ganados.

Otro de los aspectos que influyó negativamente en la economía santafesina fue la restricción impuesta por Buenos Aires y Entre Ríos respecto de la navegación del río Paraná, que afectó la comunicación con Asunción y con el exterior en general.

De esta primera época posterior a la independencia, poco queda respecto de la arquitectura rural. Según el Arq. Luis Ma. Calvo, la estancia de Colastiné, constituye una de las varias propiedades rurales que el Brigadier Estanislao López adquirió en la última década de su vida, que fueron inventariadas al momento de su muerte en 1838 y que comprendían, además de la nombrada, el Puesto de Resquín, la Chacra de Vera y tierras para estancias en la banda oeste del Salado y en el Pago de Ascochingas.

La estancia de Colastiné, principal establecimiento de campo de López, fue adquirida en 1832 a Nicolás Osuna. A la muerte del Brigadier, fue fraccionada y adjudicada en herencia a sus hijas, correspondiéndole a Da. Inés López de Fraga la fracción que incluía el casco de la estancia.

Tras sucesivas ventas, en 1878, es adquirida por la firma Ledesma Hnos., que también adquiere la propiedad que le correspondiera a la otra hija de López, Da. Mercedes López de Comas, reuniéndose, nuevamente, las tierras en una sola propiedad.

La casa que, se presume, fue construida alrededor de 1830, se encuentra en el distrito de Arocena en estado ruinoso, a pesar de lo cual constituye un ejemplo representativo y significativo en la historia de la ocupación rural y de la colonización agrícola en nuestra provincia.

El repoblamiento

En la década de 1840, las luchas civiles fueron disminuyendo y se aprecia un leve progreso en la provincia, y comienzan a repoblarse las estancias aunque, se evidencia ahora la subdivisión de las tierras que, originalmente, componían las estancias en el período hispánico y las primeras décadas del siglo XIX.

Es en esta época que el Brig. Pascual Echagüe, adquiere una quinta de 23 “cuerdas sobre la laguna, con su fondo hacia el camino de Ascochingas”, mencionándose en la escritura de compra una construcción descripta como “casa en estado ruinoso”. Se trata de la propiedad actualmente conocida como la “Estanzuela de Echagüe” cuyo origen data del siglo anterior (1750 aproximadamente), pero a la cual Echagüe introduciría reformas según usos y costumbres más actuales del momento de su adquisición. Poseía un conjunto de ranchos próximos a la casa principal que persistieron hasta la década de 1940, y en sus inmediaciones se ubicaron dos fortines para defensa de la ciudad y un largo foso construido para obstaculizar las incursiones indígenas.

Años más tarde, en 1856, sirvió de alojamiento provisorio para los inmigrantes que llegaron a esta zona para fundar la primera colonia agrícola argentina: Esperanza. En 1857 la propiedad fue restituida a Pascual Echagüe y a su muerte la heredaron sus descendientes de apellido Funes. En 1943 las tierras de la estanzuela fueron expropiadas por el Ministerio de Guerra y se instaló en el sitio el Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea 121.

Después de ser declarada Monumento Histórico Nacional en 1942, fue objeto de una importante restauración conducida por el Arq. Ernesto Pastrana de la Dirección Nacional de Arquitectura entre 1947 y 1948; quien efectuó un serio trabajo de investigación previo que permite conocer las características originales de la casa.

Establecimientos rurales

Sería, sin embargo, a partir de 1850, en que se apreciaría un ritmo de crecimiento económico más sostenido para la provincia de Santa Fe. A partir de la supresión de restricciones portuarias y de aduanas interiores, comienza a tomar importancia, también, el Pago de Rosario como puerto y nexo con las provincias interiores.

En las proximidades de la ciudad capital de la provincia, no son pocos los personajes ligados a la esfera del poder político provincial, que compran tierras que pertenecieran a las antiguas estancias.

Así podemos ver que durante las décadas de 1850, 1860 y 1870, se construyen varios establecimientos rurales que, desde el punto de vista arquitectónico, guardan ciertas semejanzas entre sí respecto de sus características formales y, sobre todo con el factor defensivo que expresa su construcción, por temor a los malones que, intermitentemente, hacían su incursión en las zonas que se iban poblando. La presencia, en casi todos los casos de un mirador, reemplaza a la antigua atalaya de los fortines de las líneas de frontera, sirviendo, además para el disfrute visual del paisaje que ofrecía, por entonces, la inmensidad de los campos casi vírgenes.

Respecto de los lenguajes formales utilizados podemos encontrar una síntesis entre elementos heredados del período hispánico y una incipiente “italianización” de las arquitecturas propias de la época confederal.

Bibliografía:

Sáenz Quesada, María. Los Estancieros. Buenos Aires, Sudamericana, 1991.

Gallo, Ezequiel. La pampa gringa. Buenos Aires, Sudamericana, 1984.

Informe Arq. Luis María Calvo a la Junta Provincial de Estudios Históricos 4 de diciembre de 1987

Inventario de Monumentos Históricos Nacionales, Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos. “Ficha: Estanzuela de Echagüe”, elaborada por Arq. Adriana Collado.

López Rosas, Rafael. Santa Fe, la perenne memoria. Tomo I. Santa Fe, 1993. Tomo II. Santa Fe, 1999.

www.tesoroseneltiempo.com.ar/

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Santa Catalina, Santa Rosa de Calchines. Foto: Arq. Adriana Collado

Otros solares

Estancia Los Naranjos.

Rueda, Dpto. Constitución. Hacia 1851 las tierras pertenecían a Domingo Palacio, quien con posterioridad las vende al Dr. Pedro Rueda. En 1861 tiene lugar en el campo de “Los Naranjos”, entre los Arroyos Pavón y del Medio, la Batalla de Pavón, entre los ejércitos de Urquiza y Mitre. Por Decreto del P.E. Nº 7893 del 08/09/1961, fue declarado Lugar Histórico Nacional.

Santa Catalina.

Ubicada en el paraje Los Cerrillos, próximo a Santa Rosa de Calchines, data de principios del siglo XX, aunque persiste el planteo constructivo de otras estancias citadas en esta nota.

Estancia Santa Rosa.

Próxima a Santa Clara de Buena Vista. Fundada el 4 de setiembre de 1854 por el coronel José Rodríguez, casado con Rosa Galisteo, nacido en Coronda en 1813 y participante de numerosas batallas libradas en suelo santafesino durante la época de la Organización Nacional.Hoy pertenece a uno de sus descendientes, Juan Carlos Pujato.

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Estancia Santo Domingo, en Laguna Paiva. Foto: archivo el litoral.

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Estancia Los Naranjos, en Rueda, Dpto. Constitución. Foto: www.primaverasobrerueda.com.ar

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Estancia de colastiné.

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Estancia Santa Rosa, próxima a Santa Clara de Buena Vista. Foto: archivo El Litoral

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Estancia El Rosario, en Candioti. Foto: gentileza Arq. Alicia Falchini

En sitios fundacionales

La Estancia Santo Domingo, ubicada próxima a la ciudad de Laguna Paiva, perteneció a Domingo Cullen (h). Está asentada sobre tierras que fueran propiedad de Juan de Garay. Al morir el fundador, su hermano la vende a Melchor Echagüe y Andía, quien posteriormente la vende a Francisco Antonio Candioti. Con posterioridad pasa a Cullen, familia propietaria hasta 1940, aproximadamente. Fue construida en la década de 1860.

La Estancia Las Mercedes, ubicada próxima a Manucho, está asentada sobre tierras que pertenecieran a Francisco Antonio Candioti, la recibe en herencia su hija Petrona, casada con Urbano de Iriondo. Finalmente, hacia 1876, Simón de Iriondo comienza a construir el casco que recibe en herencia su hijo Manuel. A su muerte, su esposa María Salomé Freyre, dona la estancia a la Orden Salesiana.

Finalmente, la Estancia El Rosario, ubicada próxima a la localidad de Candioti, se sitúa en tierras que pertenecieran, por herencia, en 1861, a Apolinario Cisterna, quien comienza a construirla en 1867. Al no haber tenido descendencia, la recibe en herencia su sobrino Marcos Rodolfo Candioti, quien funda en parte de las tierras heredadas el pueblo cercano, en 1903. En la actualidad sigue en manos de sus descendientes.